La vida les iba bien mientras tenían trabajo. Como empleado de ambulancias, albañil, limpiadora, encargado de obra o ingeniera no tenían queja. Un día les despidieron y todo cambió de color. Ahora esperan la ayuda de 420 euros que acaba de prometer Zapatero, mientras otros agotan un subsidio de la misma cantidad llamado renta de inserción.

Roberto Field trabajaba en la capital grancanaria como conductor de ambulancias. Como las cosas iban bien hasta pidió un crédito para arreglar su vivienda del barrio de Las Chumberas. Con 45 años, divorciado y con dos hijos menores a los que mantener -su ex esposa no tiene trabajo-, Field agotó la prestación por desempleo. Desde hace un mes afronta la vida con un subsidio de 420 euros. "Nunca pensé que llegaría a esta situación y menos que pudiera valorar tanto un trabajo". Confiesa que ha prescindido hasta del coche y, además, se ha visto obligado a comprar lo justo para comer -papas, arroz, huevos- porque la ayuda no le da para más. Explica que podría buscar trabajo en el taxi, pero está pendiente de que le operen del intestino. Aun así, sueña con recuperarse para buscar empleo y no descarta trasladarse a Escocia donde un amigo le ha propuesto un puesto de trabajo.

"Lo que tenga para comer yo o mi hija me da igual, pero sí me preocupa que mi nieto pase hambre". Blanca Cadavid llora mientras relata cómo ha sido su vida en España desde que llegó hace ocho años de Colombia. Esta auxiliar de enfermería, de 47 años, perdió hace un año su empleo como limpiadora de oficinas. Cuenta que su marido la abandonó, pero no tiene papeles del divorcio como le piden en las oficinas del Servicio de Empleo para tramitar un subsidio, por lo que no percibe ninguna prestación. En ocasiones ha recurrido al empleo doméstico "para poder comer". Para hacer frente al alquiler del piso, donde vive con su hija de 19 años y su nieto de 3, ha recurrido a los Servicios Sociales. Más de una vez los paquetes de comida de Cruz Roja han sido el poco sustento de esta familia. El pasado viernes acudió a solicitar la ayuda de 421 euros, pero le dijeron que para acceder a esa renta de inserción debe demostrar que realmente está separada.

"Me gustaría preguntarle a Zapatero si él cree que con 421 euros al mes puede vivir una familia con dos hijos". Ángel Uceda, albañil de profesión, también ha agotado su prestación por desempleo. A sus 54 años, y como tiene a dos hijos menores en casa, ha logrado que le concedan la renta de inserción, que también es de 420 euros. Explica que paga 400 euros de alquiler y que "las cuentas con agua y luz no le salen". Su mujer tampoco percibe un salario, aunque trabaja por horas en el servicio doméstico y con eso van tirando. Declara que hacer chapuzas "es cada vez más complicado". "Cualquier día tengo que ir a Cáritas para comer porque hasta comprando lo más básico para comer el dinero no nos llega". Este albañil ve su futuro muy complicado tanto para él como para sus hijos y reclama al Gobierno que haga todo lo posible para que los jóvenes puedan tener un trabajo. Opina que si hay que ayudar a los mayores que por lo menos perciban una "prestación digna".

Los parados de la construcción lo tienen más complicado para volver al mercado de trabajo. La mayoría agota la prestación y si no tienen hijos menores a su cargo no logran un subsidio.

Francisca García, ingeniera de obras públicas, ya sabe con 30 años lo que es estar en paro y no percibir ni una ayuda. Agotó el desempleo en julio y aún no sabe si es de las que se beneficiarán del nuevo programa del Gobierno que contempla 420 euros para casos como el suyo. Esta grancanaria se trasladó junto a su pareja, Francisco Javier del Pino Martín, encargado de obra, a Almería, para trabajar en una constructora. Ahora, una vez que su marido también perdió su empleo, volvieron a Gran Canaria. "Vivimos en casa de mis padres en Vegueta y es duro después de vivir solos, porque ahora hasta nos dan la comida", dice Francisca. Con todo, añade que su madre le anima mucho y, además, tiene esperanzas de que le llamen de una empresa de El Hierro para trabajar en una obra energética. Francisco Javier del Pino va a empezar a cobrar la prestación por desempleo, pero ya tiene claro que "no va a buscar trabajo en la construcción porque es algo casi imposible ". "No sirvo para estar parado, te acostumbras a un ritmo de trabajo y no es fácil saber que no tienes nada que hacer, pero debes buscar algo porque el tiempo pasa y un día ese dinero se acaba", dice Francisco.