Inversión cero. Éste es el diagnóstico del sector de la construcción de viviendas libres en Canarias. Las grandes y pequeñas constructoras acumulan ya diez meses consecutivos sin iniciar la construcción de una sola vivienda, algo que no había pasado nunca antes desde la década de los noventa. Y esta situación, que se prolongará durante el último tramo del año y el primer trimestre de 2010, no parece que vaya a cambiar de forma significativa, según apunta la presidenta de la Asociación de Empresarios de la Construcción y Promotores (AECP), María de la Salud Gil. "No se ha iniciado ni un solo proyecto entre mis asociados, que lo están pasando mal", asegura.

El desplome de la compraventa de viviendas (con un descenso superior al 30% hasta agosto) y el stock de pisos sin vender (más de 60.000 unidades) junto a los problemas de financiación, están marcando el parón constructor en el sector. "Los problemas de financiación son acuciantes", continúa Gil, quien confía en que "el grifo del dinero se vaya abriendo porque lo que no puede ser es que haya muchos empresarios que dependen de una pequeña inyección económica para poder subsistir y mantener sus plantillas vivas".

La patronal señala que atrás queda la construcción de hasta 30.000 viviendas anuales de otros tiempos. La imagen en los grandes centros urbanos es la misma: grúas totalmente paradas, obras cerradas y otras que se desmontan, solares en barbecho, esqueletos de edificios abandonados, y alguna que otra invasión de aceras por vallas, acumulación de escombros y ausencia de ruidos. Éste es el nuevo paisaje que ofrece una gran parte del sector que se dedicaba a la construcción de viviendas. El motivo principal: la crisis y la debilidad de la demanda. Aparte, mucho de los constructores no tienen capacidad para seguir adelante o no quieren acabarlas porque la venta está por los suelos.

Además, el número de renuncias presentadas por los arquitectos a proyectos que dirigían, porque las obras se paraban, se ha disparado en los últimos meses de este año. "Es la cruda realidad", se lamenta la presidenta de los constructores, "cada vez hay más obras paradas o trabajando al ralentí". Algo que afecta directamente al empleo del sector en todo el Archipiélago. De hecho, 20 de cada cien trabajadores en desempleo en las Islas corresponden a la actividad del ladrillo.

Así, hasta el pasado mes estaban registrados en las listas del paro casi 49.000 desempleados. El cálculo de cuántas obras pueden estar ahora paralizadas tampoco lo tiene el gremio de constructores, ya que en muchos edificios, sobre todo de viviendas, se acaba la estructura, se cubre y paran. Esto suele ocurrir cuando se ha agotado la financiación para seguir construyendo el inmueble.