- ¿Cómo cree que saldremos de la crisis?

- Yo ya no sé si se puede hablar de la crisis de 2007 o de 2008. Será en el futuro cuando se le ponga el año exacto. Yo siempre pensé que estábamos en un mal momento; esta situación se veía venir y había síntomas que hacían prever lo que pasó, aunque no una crisis de la magnitud que ahora conocemos, eso es verdad. Se veía que nuestras economías no podían seguir en ese mundo de alegría en el gasto en el que estábamos. Pero también pensaba que, aunque íbamos a darnos un encontronazo con la realidad, al final saldríamos adelante. El ser humano tiene una gran capacidad de reacción y reacciona favorablemente ante las dificultades, busca caminos y es verdad que a lo peor tendremos que vivir con menos comodidades, con menos gasto, pero saldremos adelante.

- ¿Qué plazos maneja para superar esta situación?

- Las regiones españolas saldrán de forma distinta y los sectores económicos también. Dentro de España Canarias tiene posibilidades de salir mucho antes por nuestra conexión con Europa, con mercados turísticos en países que afortunadamente van saliendo de la crisis. Por tanto, será el empujón exterior el que hará que los canarios salgamos antes de la crisis. Canarias está bien situada para superarla. Es cierto que estamos peor que nadie, lo que significa que nos costará igualarnos con otras regiones de España que tardarán más en salir pero que están mejor o mucho mejor. ¿Cuándo vamos a tener nosotros una cifra de paro comparable a la catalana o a la vasca? Tardaremos en llegar a eso, pero que vamos a tener unos crecimientos mayores que otras autonomías es seguro.

- ¿Y los sectores económicos?

- En cuanto a sectores, sería estúpido no reconocer que el turístico está ya saliendo de la crisis. Primero porque hemos tenido la buena suerte, y la mala para otras zonas, de las revueltas árabes que han cerrado mercados como el egipcio o el tunecino. Me alegro en todo caso por esas revueltas que intentan acabar con dictaduras y sean bienvenidas si acaban en buen término, aunque yo hubiese preferido que fueran movimientos pacíficos. Es bueno que eso se haya producido. Para nosotros ha tenido un efecto positivo, pero hay que cuidar otros datos, como el precio del barril de petróleo, que para nosotros tiene siempre efectos negativos cuando sube. También puede resultar peligrosa para Canarias una extensión de los conflictos árabes en zonas próximas a las Islas. Por eso digo que en relación con la evolución turística, soy muy optimista siempre y cuando se dé una condición: cambiar la mentalidad, la perspectiva de este negocio. Hay que rehabilitar, reformar e innovar. No podemos encandilarnos por el momento de recuperación turística con los hoteles llenos, una recuperación que está llenando incluso apartamentos que deberían estar vacíos por su poca calidad de servicios al cliente.

- El presidente Rivero y el resto de los partidos parecen tener muy claro ese objetivo.

- Si nos olvidamos de que hay que arreglar las cosas, rehabilitar, pues tendremos un lleno este año y el año que viene, pero volveremos a caer otra vez en problemas de ocupación. Estamos teniendo un turismo que es fantástico, nuevo, como es el francés, el italiano, que iba mucho a Egipto o a Túnez y nos conocía poco; ése es un turismo que tenemos que fidelizar, pero claro, si les damos malos servicios, los perderemos. Por lo tanto, hay que insistir con nuestros dirigentes políticos en que las medidas de rehabilitación hay que seguirlas con lleno y sin lleno de camas y eso es fundamental.

- ¿Por qué no ha funcionado hasta ahora la rehabilitación?

- ¿Cuándo interesa rehabilitar? Pues cuando hay condiciones y leyes que lo permitan, pero también cuando la empresa vea que esa rehabilitación será negocio. Hasta ahora no era negocio puesto que no había una demanda de ocupación. Ahora estamos empezando a poder hablar de rehabilitación. Nosotros, en Satocan, estamos viendo ya proyectos y oportunidades de hacer rehabilitación. Hasta hace unos años, con una demanda en caída, eso no permitía pensar en rehabilitación. Y tampoco nos fiábamos mucho, los empresarios, de que esa rehabilitación pudiéramos hacerla todo lo rápido que queríamos, por la maraña de leyes y normas alrededor de los proyectos. La experiencia me indica que la burocracia, el papeleo, es tan extenso que nos da miedo aún.

- ¿Podemos hacer frente al actual crecimiento turístico con la oferta actual de camas?

- Necesitamos más hoteles de calidad. Hoteles, residencias, villas. Tenemos los índices de ocupación muy altos en los hoteles. Ahora mismo hacer un hotel no es imposible si se hace bajo determinadas condiciones. Pero los procedimientos para construirlo siguen siendo largos y los empresarios queremos más agilidad y claridad. No queremos en absoluto la ley de la selva, sino agilidad y claridad, y una burocracia lo más reducida posible. Satocan tiene proyectos y hasta licencias para construir, pero estamos esperando al momento adecuado para invertir.

- ¿Ve usted peligro de que España o la eurozona recaigan, que se estanquen o entren de nuevo en recesión?

- Yo no creo que se produzca una recaída, pero puede efectivamente que eso ocurra si no se hacen las reformas necesarias o también porque cometamos nuevos errores que nos hagan dar marcha atrás. Yo creo, en todo caso, que no se va a producir. Los empresarios, los dirigentes políticos, la misma sociedad civil están empujando todos en una misma dirección, que es la de que España gane en credibilidad internacional y vuelva a colocarse entre las grandes potencias económicas del mundo. Creo que no cometeremos más errores. Otro problema es cómo afrontarán estos retos las empresas y ahí le digo que hay muchas que están preparadas para afrontarlos y hay otras que no porque, desgraciadamente, no tienen liquidez.

- ¿También usted echa la culpa a los bancos de limitar ese flujo hacia las empresas?

- La falta de liquidez de las empresas tiene que ver también con la falta de liquidez de los propios bancos. Yo no soy de los que dicen que el banco no presta porque no quiere prestar. Recuerde que el negocio de un banco es prestar. Si no presta es porque no tiene.

- ¿El caso de Portugal puede llegar a contaminar la situación española?

- España tiene dos ventajas: no estamos tan mal como Portugal y somos más grandes, con mayor capacidad de reacción. Meterse a rescatar a España afectaría a lo más profundo de la UE y del euro. Ese supuesto sería muy duro para la UE. Yo no preveo que eso se produzca.

- ¿Cree que el presidente Zapatero debió retirarse antes y anticipar las elecciones?

- Sin meterme a hacer política, que no es mi ámbito, más allá de ejercer mi derecho al voto cuando soy llamado a las urnas, sí creo que cuando estamos ante una situación de desánimo como hay en España, cualquier cambio hacia adelante siempre es bueno y crea ilusiones. En ese sentido sí creo que debió irse antes y haber adelantado la resolución de los problemas.

- ¿Cuándo prevé que lleguen a disfrutar el resto de sectores económicos los buenos datos turísticos?

- La bonanza turística se da por dos circunstancias: porque Europa va mucho mejor, Europa, digo, menos la Península; fíjese que los incrementos de turismo extranjeros no se dan con los turistas peninsulares y esos clientes son muy importantes para nosotros porque gastan. Es un sector que da mucha vida a los negocios complementarios del alojativo. Dígame usted qué empresario turístico se lanza a contratar empleos si no sabe cómo los mantendrá en el caso de que la situación se dé la vuelta y lo que ahora son grandes crecimientos de clientes se conviertan en crecimientos muy leves o incluso descensos. La bonanza turística es evidente que acabará por llegar al resto de sectores pero no será tan rápida como quisiéramos. No es una cosa automática y será un proceso paulatino si efectivamente el turismo sigue registrando tan buenos datos.

- ¿Volveremos a aquellos espectaculares crecimientos económicos del 6 % que se dieron a mediados de los ochenta del siglo pasado?

- Vamos a un ciclo de crecimiento, eso es lo que creo y en eso confío. La sociedad española es muy dinámica y receptiva a los cambios internacionales, a la globalización. Llegaremos a crecer, pero hay que hacer las cosas con sentido común, porque, si no, nos quedaremos cortos con crecimientos del uno por ciento, que son crecimientos negativos que no nos sirven para crear empleo. En todo caso, esos crecimientos muy fuertes de los que usted habla producen mucha distorsión en las sociedades. Recuerde que en esos años de fuerte crecimiento económico en Canarias se dio también una importante inmigración que obligó a multiplicar el gasto en infraestructuras de todo tipo. Yo prefiero más diez años creciendo a un 3 % que tres años a un 7 o un 8 %.

- ¿Y el empleo? ¿Cuándo y cómo cree usted que empezará a recuperarse?

- De entrada quisiera hacerle una reflexión. No me atrevo a decir cuál es el nivel de paro real que tiene la economía canaria. ¿Es del 29 % como dicen las estadísticas del Ministerio de Trabajo? No lo sé. Fíjese que hay en Canarias una tremenda economía sumergida que hace presión sobre las empresas legalizadas, que pagan sus impuestos y cumplen la ley. Ese control que existe sobre las empresas legalizadas no lo hay sobre las que operan en la ilegalidad. Por eso le digo que no sé hasta qué punto ese 29 % de paro es real. Si ésa es la tasa de paro, eso supondría que estamos hablando de que más de un 40 % de nuestros jóvenes está en desempleo, es decir, casi la mitad de los jóvenes. Cuesta creerlo por lo dramático que sería. Así que si usted me pregunta de qué forma bajará el paro y de qué manera, le diré que bajará cuando nuestra economía crezca a unos niveles que lo permitan, desde luego no al 1 %, y también cuando se combata la ilegalidad. Una sociedad no puede progresar si una parte de su economía opera en la ilegalidad.

- Algunos expertos han hablado hasta de un 30 % de PIB en economía sumergida en Canarias.

- Eso es terrible porque genera una competencia desleal. Por ejemplo, en el sector turístico, ¿cuántos apartamentos están en esa situación de ilegalidad que no pueden ni dan a los turistas que vienen los servicios adecuados? Se perjudican ellos mismos, pero también perjudican al resto de hoteleros. Me extraña el miedo que siempre han tenido los poderes públicos de meterse en ese ámbito para combatir la ilegalidad, sobre todo en la clandestinidad turística.

- Por su optimismo en relación con el turismo, da la impresión de que no contempla otra hipótesis que no sea un largo ciclo de crecimiento.

- Yo creo que Canarias es un sitio magnífico para venir de vacaciones, por innumerables razones que han acreditado la larga experiencia turística del Archipiélago. Yo viajo mucho por trabajo o afición y le puedo decir que no hay un lugar que tenga las condiciones objetivas que disfrutamos aquí. Le digo todo esto porque mi confianza en Canarias como destino turístico es absoluta y eso me lleva a pensar que vamos a seguir incrementando nuestros clientes en todos los mercados. Canarias no es un punto de destino exótico que se viene a ver y no se vuelve, no. Es un destino experimentado y acreditado por su estabilidad, por su seguridad, por la oferta de servicios, por su red sanitaria, además de por las condiciones ambientales.

- ¿Ocurrirá lo mismo con el resto de sectores económicos?

- Sí. Estando como estamos en una crisis parece un poco tonto decir que saldremos y que, si se hacen las cosas bien, estamos ante un largo ciclo de crecimiento económico, también por supuesto en esos mercados que son origen de nuestros clientes turísticos. Yo espero en consecuencia un crecimiento largo en Europa, pero insisto, hay que hacer las cosas bien. Y también le adelanto que saldremos de la crisis y viviremos mejor si trabajamos más, sin innovamos y si somos competitivos, y hablo de Canarias. Acabo de llegar de China y me quedo asombrado de ver aquello, aunque ya sé que es a base de trabajar con unos costes y unos sueldos bajísimos. La presencia de los chinos y sus productos hace que nuestras mercancías y servicios sean menos competitivos.

- Los constructores han tenido siempre mala prensa. ¿Cree que su sector tiene papel que jugar después de tanto desmán?

- Yo distinguiría dos cosas. Una es la construcción y otra la promoción. El sector constructor construye lo que se le encarga, una obra pública, un colegio o un hotel de iniciativa privada. A lo peor el sector constructor se está llevando una parte de la mala prensa que tiene el sector promotor y no quiero apartarme de uno u otro sector, porque yo pertenezco a los dos: soy constructor y soy promotor, de tal forma que el constructor tiene poca culpa en esa mala prensa de la que usted habla. El promotor quizá sí.

- ¿Puede explicarme por qué?

- Hubo una época en la que se construyó en las zonas costeras, porque no teníamos experiencia ni técnica ni había leyes que protegieran esas zonas. Después fuimos los empresarios mismos los que empezamos a darnos cuenta de que eso no era adecuado y fuimos los mismos empresarios los que revolucionamos el sector con hoteles de calidad integrados en sus entornos y sin invadir los entornos. Recuerde todo lo que supuso el Gran Hotel Bahía del Duque, que permitió que viniesen a Canarias turistas que antes no venían. Ese hotel no fue creado por ninguna ley ni ninguna directriz; fueron los propios empresarios los que lo crearon como modelo de desarrollo turístico. Y en Gran Canaria tiene también usted ejemplos notables en la zona de Meloneras con hoteles como los de Lopesan. Son hoteles de una gran calidad y que se hicieron no porque lo dijera una ley, sino por la apuesta de unos empresarios dispuestos a invertir en centros de calidad integrados en sus entornos. Cuando llegó la primera moratoria, cuyo anuncio fue seguido por una lluvia de licencias de construcción de establecimientos turísticos que se dieron a toda prisa, acabaron muchas de ellas en centros que no tienen calidad. Se dio la sensación a los inversores y promotores de que o se construía ya o no se podría construir.

- ¿Qué dimensión debe tener un sector como la construcción en una autonomía con una gran diversidad de figuras de protección ambiental?

- Yo soy liberal y creo que la vida y la propia economía son las que van conformando el dimensionamiento de cada sector mientras las normas lo que hacen muchas veces es impedir que transcurran las cosas con normalidad porque provocan situaciones de ineficiencia. En el sector de la promoción tenemos en Canarias innumerables empresas: pequeñas, medianas, grandes, nacionales y regionales. Muchas de las pequeñas caerán a todos los niveles porque ya no se darán las condiciones de antes de promover y construir. Respecto de las grandes promotoras nacionales cabe decir que están en un proceso de fusión que reducirá el número de ellas. En cuanto a las regionales, también tendremos que ir a una fusión o a fórmulas que nos permitan incrementar nuestra capacidad. Ese proceso no ha empezado aún si bien se habla, se dice, nos reunimos y todo el mundo está sopesando las ventajas reales y desventajas de esas uniones porque no es sólo unirse y ya está. En el sector de la construcción y la promoción, las fusiones han empezado por lo que es la obra civil, que necesita un nivel y una capacidad mucho mayor.

- ¿Su empresa, Satocan, ha debido salir a mercados exteriores para sobrevivir aquí?

- No, sobrevivir no. Afortunadamente, y puede parecer una vanidad decirlo, en Satocan nos dimos cuenta hace muchos años de que la situación no se iba a mantener y por eso hicimos dos cosas: la primera diversificarnos y la segunda salir al exterior. Tuvimos esas dos previsiones y la crisis nos cogió sin promociones por acabar. Teníamos y tenemos un endeudamiento muy bajo. Hemos capeado bien la crisis. En consecuencia, salimos fuera no por sobrevivir, porque nuestra situación era y es buena aquí, sino por ir manteniendo la actividad de la empresa. Si hubiese habido en Canarias negocio suficiente quizá no habríamos salido fuera.

- ¿Cuáles son sus bases de operaciones preferidas en el exterior?

- Nosotros nos hemos desarrollado bien en la costa occidental africana, en lo que yo llamo el hinterland de Canarias, desde Essaouira [Marruecos] hacia el sur, que es la zona más lógica para la actuación de las empresas canarias. Y no siempre en obra pública. En el caso de Marruecos nos metimos en una promoción turística importante, bien pensada, que ahora está detenida por la crisis, porque los marroquíes también están sufriendo la misma crisis que nosotros.

- Su experiencia en Marruecos fue muy comentada, sobre todo por las posibilidades que abría a otros.

- Es una experiencia muy especial. El Gobierno marroquí creó una serie de polos de desarrollos turísticos a lo largo de la costa, ya le dije que muy preparados e inteligentemente concebidos, y los sacó a concursos internacionales en unas condiciones muy buenas. Todo estaba muy bien hecho, pero lo que no estaba preparado era la irrupción de la crisis. Nos metimos ahí. Había una serie de compromisos firmados con los bancos y con el Gobierno marroquí, pero sobre todo con los bancos, y lo que ha habido después es un incumplimiento. Los bancos españoles no han prestado más dinero pero han cumplido con los compromisos que tenían que prestar. Pero nosotros consideramos que no se cumplieron los compromisos y por eso estamos en discusiones de tipo legal.

- ¿Es la diversificación de su negocio lo que ha garantizado también la permanencia de Satocan como proyecto empresarial?

- Ya le comenté que vimos muy pronto en Satocan la necesidad de diversificar nuestras fuentes de negocio. Y lo hicimos en dos direcciones: en una primera en todo aquello que tuviera que ver con la industria auxiliar de la construcción, y así pasamos de la pura construcción a la promoción, y de ahí a la urbanización, a ser hoteleros, y más tarde nos convertimos en industriales en la fabricación de áridos, cementos, aluminio. También nos hemos diversificado en empresas con socios y amigos en múltiples sectores, como es el caso de Binter, Haricana, Vidrieras, también en frigoríficos, y nos fuimos a campos de la innovación participando en creación de software y de hardware.

- Estuvo usted recientemente en Japón, coincidiendo con el terremoto.

- Desde luego mi viaje a Japón se produjo en el momento menos oportuno. Nos desviaron a la isla de Okinawa, al sur, justo en los días del terremoto. He hecho con anterioridad viajes a Japón, pero este Japón de la actualidad, y esto no tiene que ver con los efectos del terremoto, no es el que admirábamos hace años por su innovación, por su situación envidiable, por la forma en que se adaptó a las nuevas tecnologías. Hoy es un país desarrollado, muy ordenado, con una cultura social y cívica enorme, admirable, pero no es aquel Japón. No era un viaje de exploración económica, en todo caso.

- ¿Y en China? También estuvo en el mismo viaje. ¿Está explorando algún tipo de inversión o de actuación para Sacyr?

- China, cada vez que uno va, ve un país nuevo. Así cambia China. La China que yo conocí hace 20 años tiene que ver poco con la actual. Le hablo de las grandes ciudades porque no conozco la China rural. Ve usted que China es ya un sistema capitalista cien por cien, o mejor de libre mercado y desde luego con las virtudes y las desventajas que tiene un libre mercado. Para las constructoras grandes como Sacyr o medianas, China es un mercado complicado porque protege mucho a sus compañías y no da facilidades. Para el nivel de Satocan China es un mercado enorme, no podemos estar allí salvo a través de acuerdos con otras compañías.

- Las cajas se abren a la inversión privada. ¿Metería usted dinero en ellas?

- Es un análisis que hemos hecho, pero hay una incertidumbre aún sobre su solvencia y su futuro y son un riesgo para el inversor. A nivel de inversor no bancario, no creo que sea bueno participar en ellas en este momento.

- Pero José Luis del Rivero y Sacyr dieron en su momento una fuerte batalla por el control del BBVA. Aunque los bancos de cajas parece claro que seguirán durante un tiempo en manos de estas entidades, ¿no convendría ir tomando posiciones?

- En aquellos años el negocio bancario estaba despegando y lo que era en aquel momento una oportunidad se confirmó después. Vea que estamos hoy con unos grandes bancos, BBVA o Santander, sin ser los únicos, que tienen un protagonismo mundial.

- ¿Su pretensión y la de Demetrio Carceller en Sacyr es sólo financiera o quieren ser ustedes socios industriales?

- Nosotros somos socios que participamos en Sacyr desde hace muchos años. Le hablo de Satocan. Yo llevo en Sacyr desde sus orígenes, soy socio fundador. Fuimos unos pocos ingenieros los fundadores pero la compañía ha ido creciendo e incorporando a mucha gente. En Satocan no tenemos la posición de ahí meto un dinero y que me lo administren, no. Queremos participar en la gestión y en la administración de la compañía, y en eso creo que están tanto DISA como Satocan, pero no en plan de pelea o de una lucha por el poder. Queremos solo que se reflejen nuestra participación y nuestras ideas en la dirección de la compañía, más que otra cosa. En todo caso quien le habla lo hace en nombre de Satocan, no de DISA.

- Usted está en la idea de aligerar la Administración pública, ya se lo he oído, pero ese discurso le acerca al PP y al señor Soria.

- Desde luego estoy por aligerar la administración. Todo lo que sea reducir la administración y que ésta funcione con menos gente y gasto tendrá mi apoyo decidido. En cuanto a si estas ideas se parecen a las del señor Soria le diré que el señor Soria dice cosas a veces muy interesantes, aunque también las dice el señor Rivero y las dicen los demás. Lo que yo les pido a todos es que lo hagan cuando accedan al Gobierno.