El flujo comercial entre las Islas y el vecino marroquí se desinfla a velocidad de vértigo desde que la crisis acabara con el negocio de la construcción. A eso se le suma el calentamiento de las aguas de los caladeros de la costa noroccidental africana, que impulsa los bancos pesqueros hacia Mauritania, más al sur.

Yeso, cemento y pescado suponen el grueso de las importaciones de Canarias en Marruecos, que han pasado de los 21,4 millones de euros del año 2005 a los 12 millones de 2010; prácticamente la mitad.

Al mismo tiempo que la reducción en las compras tomaba forma, las exportaciones de Canarias con rumbo al reino alauí caían en picado. Alcanzaron los 172,8 millones de euros en 2008 y pasaron a ser de unos exiguos 17,6 millones de euros, la décima parte, en 2010.

Marruecos ha centrado sus preferencias en otros proveedores de refinados de petróleo y ese es el principal producto que se exporta desde Canarias. En concreto por valor de 165 millones de euros en 2008, que se convirtieron en solo 12,1 millones el pasado año. Con todo, los derivados del petróleo continuaron suponiendo en 2010 el 68,81% de las ventas. Al modo que se hace para el cálculo de la inflación real o subyacente, habría que prescindir de los combustibles fósiles para que el descenso relativo de la factura exportadora fuera de tan solo el 11,6% entre los dos pasados años. Incluso resulta positiva (7,57%) en los últimos cinco, según datos aportados por Africainfomarket.org.

En la actualidad, Marruecos es el tercer país africano destinatario de las exportaciones canarias. Mauritania (30,2 millones) y Benin (18,3) ya le han superado. Y por detrás amenazan con relegarle aún más Guinea Ecuatorial (17 millones) y Cabo Verde (16,8).

Eso sí, la pura práctica comercial no presenta graves problemas. Mas al contrario, los empresarios canarios consultados coinciden en afirmar que la situación está incluso mejorando en los últimos años. La modernización del país es un hecho. Lo afirma Antonio Hormiga, empresario majorero que mantiene abierta en suelo marroquí la empresa Arte y Diseño Hormiga, dedicada a la instalación de cocinas. "Están evolucionando, pero aún les falta", señala.

El propio Hormiga promovió la construcción de una urbanización de viviendas en Agadir, pero antes de terminar el proyecto lo vendió a un empresario local. Marruecos presenta "una realidad que no es fácil", asegura y avisa que cuando desembarcas en dicho país "tienes que pagar". Se refiere con ello al peaje que supone el desconocimiento de la idiosincrasia del vecino africano, sus costumbres y las puertas en las que hay que tocar para que los proyectos no sufran parones.

Infraestructuras

En cuanto a si lo de pagar tiene algún otro sentido más literal, no se pronuncia abiertamente, simplemente insiste en que "todo está mejorando". Empezando por las infraestructuras. "El otro día estuve en Agadir y se nota que avanzan", explica.

En el otro lado del comercio, se encuentra la empresa Aframar. Importa pescado marroquí desde que los barcos del país africano venían al puerto de la Luz y de Las Palmas a descargar ante la inexistencia de infraestructuras portuarias en su propio país.

"Las relaciones son muy buenas", afirma Antonio Martín, director comercial en Canarias. En el último año esta empresa ha dado salida a 6.000 toneladas de pescado marroquí con destino a la Península. Desde allí lo reparten a otros puntos de Europa, "Grecia e Italia principalmente", e incluso Japón. También las ciudades españoles son receptoras de este producto. Otras 3.000 toneladas se quedaron en las Islas.

Aun valorando globalmente como positivas las relaciones comerciales que mantiene con sus proveedores marroquíes, Martín reconoce que ha habido "diferentes periodos de crisis, más bien política". Así describe los cierres puntuales de los caladeros decretados por Marruecos. Parones que coinciden en el tiempo con las negociaciones para lograr la entrada de sus frutas y verduras en el mercado de la Unión Europea en las condiciones más beneficiosas.

Lo cierto es que en la actualidad el reino alauí, sin olvidar las tradicionales relaciones comerciales que desde hace decenios mantiene con Canarias, está más implicado en grandes estrategias tendentes a lograr la instalación en su suelo de las grandes industrias de Occidente. Para ello no repara en incentivos. El turismo de costa no termina de arrancar, pero la causa no hay que buscarla en la ausencia de facilidades fiscales. "El negocio turístico está libre de impuestos durante cinco años", señala Hormiga. ¿Cuál es entonces el problema que hace que Marruecos no aparezca, al menos de momento como un gran competidor de Canarias? "El problema son ellos mismos", señala Hormiga, que estima que aún les queda mucho recorrido para llegar a la modernización en el sentido más amplio que se pueda dar al término.

Más preocupados deben estar quienes trabajan en fábricas de la Península. El Pacto Nacional para el Desarrollo Industrial diseñado por Marruecos ya ha atraído la atención de Renault. La costa norte marroquí, especialmente Tánger, se presenta como un lugar muy apetecible para el desembarco de las grandes multinacionales que fabrican en serie.

Las mejoras en el puerto de Tánger han dejado la infraestructura a un nivel muy alto. Tanto como para mover ocho millones de contenedores cada año. El suelo es muy barato, subvencionado en un 20% cuando la compra supera los 1.800 millones de euros.

Los beneficios obtenidos de la actividad industrial desarrollada en esta zona están además libres de impuestos durante los cinco primeros años. Y más aún, en los siguientes veinte, el gravamen es de tan solo el 8,75%. El impuesto sobre la renta se rige por los mismo parámetros: cinco años de exención y un 80% de rebaja durante los veinte siguientes.

Pero el mayor acicate para las empresas, y en este caso no circunscrito tan solo a la costa norte, son los costes laborales. Un trabajador de Marruecos cobra, por término medio, ocho veces menos que uno español. De entre los países de amplia presencia en el espectro comercial mundial, solo China empeora los sueldos de nuestro vecino africano.

Para dar salida a su producción tampoco presenta grandes problemas. Los acuerdos que mantiene con la Unión Europea y Estados Unidos le garantizan las exportaciones.