El caso de Octavio H. Q. es justo el contrario al de Juan de Dios. Dice que arrastra una invalidez permanente y cobra una pensión de 375 euros, razón por la que el juez estableció que su expareja pagara la totalidad de la hipoteca.

El magistrado le concedió el uso de la vivienda, según él, porque su antigua esposa posee otra propiedad, y también contribuye al cuidado de su hija con 100 euros. De ahí que sus problemas sean otros. Sostiene que vive agobiado por los avisos de embargo, pues se han dejado de pagar algunas cuotas y el banco amagó con "empaquetarlo todo".

Sin embargo, Octavio, de 45 años, no teme que su situación pueda variar tras la sentencia del TS. Y es que, con el criterio de ese fallo en la mano, ambas partes tendrían que sufragar el préstamo al 50%. "No me importaría pagar la mitad de la hipoteca si así me ahorro estos problemas", asegura, quizá porque la mensualidad del crédito es sólo de 375 euros. "Tras el divorcio lo he pasado muy mal porque el dinero no me alcanza. Como en casa de mis padres y he tenido que poner dinero para evitar el embargo", añade.

Octavio aspira a quedarse con la vivienda pese a que la está pagando su expareja, aunque por ahora no parece que haya esperanzas para el acuerdo. En principio descarta venderla como posible solución.