- Europa se ha marcado objetivos ambiciosos para el año 2020 de más empleo, mejor educación o menos exclusión social. ¿Cree que son viables en las actuales circunstancias de crisis y recortes?

- Creo que será muy difícil que se consigan estos objetivos para 2020 porque ahora lo primero es salir de la crisis. Quizá nos vayamos hasta 2025 o 2030 para lograr estos objetivos, hay que ser realistas porque no solo no hemos avanzado, sino que hemos retrocedido.

- ¿Entonces Europa va camino de poner retos que después no se consiguen como sucedió con la Cumbre de Río o la Cumbre del Milenio?

- Pero es que cuando se organizaron esas cumbres no había crisis. Es ahora en este periodo de recesión cuando el problema europeo es conservar el modelo social y, al mismo tiempo, volver a crecer. Este problema no lo tienen otros países porque salen de muchos más abajo y han subordinado todo a crecer. Un ejemplo es China, que no tiene ningún problema de modelo social, su objetivo es crecer al máximo por encima de los derechos políticos y de la ciudadanía.

- ¿No se corre el riesgo de crecer a dos velocidades y que se dejen atrás los objetivos sociales en favor de la estabilidad presupuestaria o el déficit?

- Pero es que Europa parte con más ventaja. Hay que ser conscientes de que Europa y Estados Unidos tienen más ventajas en esta carrera y nos podemos permitir el lujo de centrar los esfuerzos en restablecer la economía. Nuestro modelo social y los objetivos de la Estrategia 2020 también requieren estabilidad financiera, industrial y económica para poder crecer. Riesgos siempre van a existir pero Europa parte de la base de que hay que conseguir unos cimientos sólidos para poder crecer en todos los pilares, tanto sociales como económicos, y no solo en unos sí y en otros no, como sucede con las potencias emergentes.

- Pero la población no entiende que se construya una Europa basada en los mercados y en los poderes financieros y no en los problemas reales que afectan a la ciudadanía.

- Hace poco se hizo una encuesta en Grecia para saber si la población quería salirse del euro. La conclusión fue que el 80 % de los encuestados querían quedarse en la Unión Europea y en el euro. Es decir, una cosa es protestar y quemar contenedores en la calle y otra desconocer que ya no nos podemos marchar del euro ni desengancharte. Es verdad que las medidas fastidian mucho en Grecia, en Portugal y en los países que están pasando por esta situación pero también las han pasado en otros países anteriormente.

- ¿En cuánto tiempo cree que se pueden solventar los graves problemas financieros de los países para poder crear empleo?

- Es posible que en unos cinco años los países europeos de la periferia y del sur estén estabilizados. A partir de entonces es cuando se puede retornar a la senda del crecimiento del empleo y de los salarios para que se active el consumo. Europa se tiene que marcar unos objetivos que pueden conseguirse si de aquí a 2016 se van solucionando los problemas generados por la deuda, no se alcanzarán en 2020 pero se debe aspirar a conseguirlos.

- ¿Para cuándo una reforma financiera de verdad?

- Desde hace un año Europa está haciendo la reforma económica porque no queda más remedio. Hay una regla general que se vuelve a aplicar ahora y es que en política no se hacen las cosas cuando son necesarias, sino cuando ya no hay más remedio, generalmente tarde.

- ¿Cree que el descontento social del 15-M irá a más y afectará a la Unión Europea?

- Creo que esta situación no afecta a la UE si en un plazo razonable se ve que vuelve a crecer el empleo. El movimiento del 15-M terminará debilitándose pero las protestas y los desórdenes sí empeorarán.