- ¿La virulencia de la crisis está permitiendo que la construcción de la Unión Europea vaya por buen camino para conseguir los objetivos sociales previstos para el año 2020?

- Partimos de la base de que venimos de la Estrategia de Lisboa, que ha fracasado en la última década. Se marcaron unos objetivos ambiciosos en una etapa de inestabilidad propiciada por la ampliación y ahora nos encontramos con la tesitura de la crisis financiera, que ha hecho tambalear los cimientos de los Estados. A esto hay que añadir una situación inédita en la historia de Europa, como es la obligación de tener que competir en el marco de la globalización con una serie de países con los que no estábamos habituados a tener problemas de competitividad. En este escenario Europa tiene que defender un modelo socioeconómico propio que nada tiene que ver con los que pueden tener Rusia, China, India o Brasil.

- ¿Y no puede pasar que al final estas potencias emergentes dejen atrás a Europa por no tener precisamente modelo social?

- Tal y como están transcurriendo los acontecimientos históricos no se puede predecir a ciencia cierta qué va a pasar en la próxima década. Lo que sí está claro es que la Unión Europea tiene que reconvertirse, seguir creciendo con más países como Croacia o Serbia. Yo estoy entre los partidarios de que la integración de Turquía sería un elemento a tener en cuenta para demostrar que la construcción europea no impide la entrada de otro tipo de sociedad. Ahora bien, estamos condicionados por la crisis y lo que prevalece es el miedo.

- ¿Cree que la ciudadanía desconfía cada vez más de Europa porque ve que se imponen los criterios de los mercados y del sector financiero y no los derechos sociales?

- Creo que esa no es la realidad de la Unión Europea, esa es la realidad que nos llega a los ciudadanos de a pie. En Bruselas se producen todos los días decisiones que nos afectan directamente pero que se desconocen.

- ¿Se trata entonces de un problema de comunicación?

- Más bien es un problema de pedagogía inicial desde la propia construcción europea por culpa de los gobiernos de los Estados, que cada vez que tienen un problema lo único que hacen es con el dedo índice señalar a Bruselas como responsable de todo lo negativo que sucede. Este va a ser el leit motiv permanente de los próximos años porque hemos perdido el largo plazo en política y la capacidad de ver más allá del cortoplacismo. Esta situación es muy peligrosa para construir los cimientos de futuro porque la gente lo que quiere es lo inmediato.

- ¿Cómo analiza el descontento social surgido el 15-M? ¿Incidirá en la imagen que tiene la ciudadanía de Europa?

- Los ciudadanos europeos nos hemos convertido en tenedores de derechos pero no de obligaciones. Cuesta mucho mantener una democracia porque no sólo se trata de ir a votar cada cuatro años, sino que debemos ser más corresponsables con las decisiones que se adoptan en la sociedad. Si no participamos más activamente en los recursos que nos ofrece la democracia difícilmente podemos hacer frente a los retos que tenemos por delante en Europa.

- Pero con un 50% de paro juvenil en España es difícil pedirle a los jóvenes que participen más.

- Tenemos que cambiar muchas cosas porque no solo deben evolucionar los Estados sino también la sociedad civil. En España está muy arraigado que después de la Universidad lo que hay que hacer es convertirse en funcionario. Aquí lo que hacen falta son emprendedores, gente que se tire al río y aprenda. Los casos de éxito inmediato son muy contados, tenemos que quitarnos estos complejos porque los europeos deben ser más lanzados.

- ¿La Unión Europea tiene claras sus prioridades para los próximos años?

- Hay situaciones frustrantes pero que nos deben servir de acicate para seguir evolucionando. Un ejemplo es la Política Agraria Común (PAC) ya que no es normal que sigamos produciendo en los mismos cánones de producción agrícola de hace 35 años y que en esta Europa nuestra una vaca tenga mayor capacidad de subvención que un joven europeo, eso no debería seguir siendo así. Si nos quedamos esperando a que la política en abstracto solucione los problemas nos estancaremos, la política la hacemos entre todos y parece que se nos ha olvidado.

- En vista de la situación, ¿la Agenda para el año 2020 es flexible en función de cómo transcurran los acontecimientos?

- Recientemente se presentó el informe Garriga donde plantea que el presupuesto europeo crezca al menos un 5% para cumplir los objetivos de la Estrategia 2020. Si esto no se produce el Parlamento Europeo estará en la tesitura de entrar en un debate sobre cómo se gastan los fondos europeos de cara al periodo financiero 2014-2020. Hay un grupo de países que defiende dejar el presupuesto como está ahora, ya que el 5% es la subida de la inflación. Ahora es cuando el Parlamento Europeo tiene instrumentos suficientes en sus manos para hacer oír la voz de la ciudadanía.