El transporte público por carretera en Gran Canaria es deficitario en el 96 % de sus líneas de guaguas. De las 161 existentes, solo seis son rentables. La pérdida de viajeros (6,5 millones en los últimos cuatro años) y la subida del precio del combustible amenazan con dejar a las operadoras sin liquidez y que la calidad del servicio pueda deteriorarse aún más. El apercibimiento realizado por Global al Cabildo para que le facilite dinero aunque sea con un aval para que los bancos le sigan proporcionando créditos es un efecto de la grave situación por la que pasa el sector.

Los trayectos directos desde la capital a Playa del Inglés, Puerto Rico, Telde y Aeropuerto y la superlínea a Mogán (que carga en todos los municipios) son las únicas líneas rentables y la directa a Gáldar mantiene costes. Todas ellas son de Global. Las 40 líneas de Guaguas son deficitarias. "Nuestro servicio, al ser urbano frente al interurbano, deja más pérdidas ya que la vida media de las guaguas es menor, se gastan antes los neumáticos y se consume más combustible", señala el concejal de Movilidad Ciudadana del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Ángel Sabroso.

Este condicionante determina que Global pueda cubrir con los billetes que pagan los viajeros hasta un 72% de sus 55 millones de presupuesto anual, mientras que el resto lo financia con las ayudas públicas del contrato programa, que gestiona el Cabildo con fondos del Estado y el Gobierno canario. En el caso de Guaguas, la recaudación por venta de billetes está por debajo de la mitad de sus 45 millones de gastos. El Ayuntamiento aporta 20 millones y recibe dinero del contrato programa.

Además de la lógica situación deficitaria de un servicio público esencial como el transporte por carretera, la nueva pérdida de casi 6,5 millones de pasajeros y el aumento del precio del combustible (Global desembolsa un millón de euros por gasoil al mes) han encendido todas las alarmas.

El subdirector general de Global, Francisco Zumaquero, señala que ya han planteado al Cabildo una reducción de líneas ante la bajada de viajeros. Sabroso, por su parte, pone como solución una ley de financiación del transporte público por carreteras que garantice el equilibrio económico de las operadoras.