El nuevo poder de Sacyr no tardó ni 24 horas en afrontar el primero de los mandatos encomendado por el consejo de administración de la constructora en su convulsa reunión del jueves. En la cita, que se saldó con la salida de la presidencia y del consejo de administración de Luis del Rivero, se mandató al nuevo presidente, Manuel Manrique, para reconducir las relaciones con Repsol por la senda de la cordialidad. Y Manrique, acompañado por Demetrio Carceller, vicepresidente primero, y Pedro del Corro, también consejero y hombre de la máxima confianza del vicepresidente segundo, Juan Abelló, rindió ayer visita a Antonio Brufau, presidente de la petrolera española. El encuentro, según confirmaron a Efe fuentes próximas a Repsol, resultó "provechoso y cordial".

No fueron las fisuras sobre la representación que la constructora mantiene en la petrolera española (20%) las que hicieron saltar por los aires el orden de cosas que mantenía en el sillón principal de Sacyr a Luis del Rivero. Tampoco la sindicación de las acciones con la estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) para hacerse prácticamente con el control de Repsol (29,8%) sin alcanzar el 30% que obligaría a lanzar una opa sobre el total de las acciones.

El problema, según fuentes cercanas a la constructora, "es de actitud". Todo el consejo coincide en valorar como importantísima la presencia de Sacyr-Vallehermoso, segunda constructora de España, en Repsol. También se cierran filas al considerar el acuerdo con Pemex como altamente ventajoso para Sacyr, Pemex e, incluso, Repsol, pero Del Rivero cometió el error de no saber ocultar su intención última: presidir Repsol.

Desde que la constructora adquiriera el 20% de la petrolera en el año 2006, el hasta el jueves presidente de Sacyr se ha enfrentado abiertamente con Brufau, quien ha sabido atrincherarse hasta que se ha evidenciado que el empecinamiento de Del Rivero causaba problema en Sacyr. El mes pasado, el consejo de Repsol propinaba una sonora derrota a Del Rivero y Pemex. Sus principales críticos en la constructora -Carceller, Abelló y Sanjuán- le conminaron a reconducir las relaciones con Repsol. Sin embargo, se enrocó y optó por fórmulas que le garantizaran continuar controlando el consejo de Sacyr. De ahí su sindicación de acciones con Loureda y Gayo.

La solución

Sin embargo, las cajas representadas en la constructora empezaron a entender que la salida de Del Rivero abría un horizonte para la solución a los problemas de Sacyr. La puntilla de la traición de su íntimo Manuel Manrique la desencadenó.

El nuevo presidente y los dos vicepresidentes tienen también la encomienda de hacer ver a Repsol que el acuerdo con Pemex no supone una amenaza. Además, deberán calentar las relaciones con Caixabank (La Caixa), principal accionista de la petrolera española hasta el desembarco de Sacyr en 2006.

La nueva mayoría que controla el consejo de Sacyr entiende que el relevo de Del Rivero allana el camino para una salida al problema de la deuda, generada precisamente por la compra de la quinta parte de las acciones de Repsol. Antes del 21 de diciembre deberán pagarse 4.900 millones de esa deuda o convencer a los bancos para obtener una prórroga. Vender parte de Repsol no está en los planes iniciales, pero a nadie se le oculta que podría ser la solución.