Bankia obtuvo un beneficio de 295 millones de enero a septiembre, con lo que se acerca un poco más a su objetivo de ganar 400 millones este año, a pesar de que su morosidad ya supera el 7% y teme que pueda pasar al 8% a finales de 2012.

Además, la entidad está convencida de que BFA, el grupo del que forma parte, cumplirá las nuevas exigencias de solvencia europeas sin necesidad de ayudas públicas, ya que prevé cubrir por sí misma su déficit de capital, cifrado inicialmente en 1.140 millones, de los que 650 millones corresponden a riesgo soberano.

La propia generación de resultados, la venta de edificios o de carteras de negocio que no sean estratégicas y que reduzcan activos de riesgo son las opciones en las que piensa el grupo, según explicó en rueda de prensa el consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú.

Por eso, el banco ni se plantea ampliar capital ni desprenderse de participaciones industriales significativas, entre las que se encuentran sus acciones en Mapfre, Iberdrola, IAG, NH Hoteles o Indra, entre otras.

El grupo que preside Rodrigo Rato tampoco baraja llevar a cabo "ninguna operación corporativa" con la que ganar tamaño, una afirmación con la que Verdú trató de zanjar cualquiera de los rumores del mercado que especulan con una posible fusión de Bankia con BBVA e incluso con CaixaBank.

El "número dos" del banco lo dejó claro: Bankia tiene suficiente tamaño, es líder en España con más de 11 millones de clientes y está fuertemente presente en las regiones de mayor dinamismo económico.

Y en cuanto al futuro, a pesar de la incertidumbre económica y la alta tasa de paro en España, Verdú se mostró razonablemente optimista al asegurar que a Bankia le queda mucho recorrido para reducir gastos por unas sinergias que cifró en 500 millones anuales.

Asimismo, el banco, que subió hoy en bolsa el 0,68 %, prevé mejorar su operativa comercial, lo que podría implicar nuevos ajustes de plantilla y de sucursales.

Por el momento, el consejero delegado mostró su satisfacción por la mejora de la eficiencia del grupo, a la que ha ayudado que se hayan cerrado ya 700 oficinas, más de todas las previstas para 2011, y la marcha de casi 3.500 empleados, principalmente con prejubilaciones.

En cuanto a la propia gestión del negocio en los nueve primeros meses del año, que no puede ser comparada con 2010 ya que Bankia no existía, Verdú destacó que la entidad sigue manteniendo su "prudente política de dotaciones acorde con el entorno económico actual".

Sólo durante el tercer trimestre, periodo en el que ganó 90 millones, el banco destinó 638 millones a dotaciones recurrentes, que unidas a otras por la optimización de la red elevan la cifra total hasta los 719 millones.

De los principales márgenes de la cuenta, el de intereses se situó en 1.981 millones mientras el bruto alcanzó los 3.122 millones.

A 30 de septiembre, la morosidad superaba el 7 % (7,09 %) frente al 6,35 % del cierre de junio para una cartera de crédito bruto que ascendía a 197.000 millones.

De ella, el 16,3 % correspondía a préstamos al sector promotor e inmobiliario, con una tasa de morosidad del 22 %, por debajo de la media del sector.

Por el contrario, el porcentaje de impagos de hipotecas por parte de clientes minoristas se elevó al 4,1 %, ligeramente por encima de sus competidores.

Bankia destacó que sigue gestionando activamente la venta de activos adjudicados, y que entre enero y septiembre ha vendido 2.916 inmuebles por unos 381 millones.

Así, el saldo de inmuebles adjudicados y adquiridos en balance ascendía a 4.891 millones al término del tercer trimestre.