La prima de riesgo española subió hasta 385 puntos básicos, desde los 373 del cierre del pasado viernes, al verse muy afectada por el alza sin freno del riesgo país de Italia, que terminó en un nuevo máximo histórico al cierre de 488 puntos básicos.

El rendimiento de los bonos italianos a diez años llegó a superar el 6,6 %, muy cerca del 7 %, un nivel que los analistas predicen como un punto de no retorno y que probablemente llevaría a Italia a necesitar ayuda financiera exterior.

El rendimiento del bono español terminó la sesión en el 5,608 %, frente al 1,778 % que registró el "bund" alemán.

La inestabilidad política en Italia, con rumores de dimisión del primer ministro Silvio Berlusconi incluidos, llevaron al alza el diferencial italiano desde el comienzo de la sesión.

Los inversores no mostraban mayor confianza en el país transalpino, pese a que se conoció el pasado viernes que el FMI y la UE supervisarán la correcta aplicación de los planes de ajuste impuestos por Bruselas.

La inestabilidad política es un escenario al que los griegos ya se han habituado. No obstante, la dimisión del primer ministro, Yorgos Papandreu ha instalado un mayor clima de incertidumbre que perdurará hasta que se resuelva el nuevo gobierno de unidad.

Durante la jornada de hoy los bonos griegos a diez años alcanzaron un rendimiento del 26,326 %, con su prima de riesgo en 2.588 puntos básicos.

Los resultados de la cumbre del Eurogrupo, que ha comenzado al cierre del mercado europeo, tendrán su efecto en la jornada de mañana.

En ella, los ministros de economía de la zona euro estudiarán los detalles técnicos para potenciar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), al que se quiere dotar con un billón de dólares para que pueda actuar como cortafuegos y evitar que países como Italia y España puedan necesitar ayuda.

El presidente del Eurogrupo, Jean Claude Juncker, advirtió que no hay que esperar "soluciones definitivas" de la reunión de hoy.

La aportación de los países emergentes al fondo de rescate era una de las pretensiones de los miembros de la eurozona, una posibilidad que la canciller alemana, Angela Merkel, se encargó de reducir durante las conclusiones del G20 el pasado fin de semana.

Merkel confirmó que ninguno de estos países había mostrado su voluntad de dar un paso al frente y anunciar ningún tipo de inversión en el nuevo fondo.

Un extremo que confirmó el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, que aseguró que las economías emergentes del grupo BRICS (Brasil, la India, China, Rusia y Sudáfrica) están dispuestas a ayudar a Europa, pero sólo a través de su aportación ordinaria al Fondo Monetario Internacional (FMI) y no mediante nuevas inversiones.