La Comisión Europea abrió este miércoles el debate sobre la posible introducción de bonos de deuda común en la eurozona al proponer tres opciones que, advierte, solo serían factibles si se vinculan a una mayor disciplina presupuestaria.

En un libro verde, la Comisión indica que esos títulos "podrían tener un impacto inmediato en las expectativas de los mercados y por ende reducir el coste medio y marginal de financiación para aquellos Estados miembros que sufren actualmente presión sobre su deuda soberana".

"Si se aplican de manera adecuada, la deuda común podría generar beneficios tremendos: podría llevar a una mayor integración financiera, a la creación de un mercado de deuda más grande y con más liquidez", afirmó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, en rueda de prensa.

Indicó que el libro verde y el periodo de consulta que se abre ahora y concluye el 8 de enero ayudará a estructurar y formar el polémico debate sobre la posible introducción de los eurobonos, un escenario que cuenta con el rechazo frontal de Alemania.

Barroso instó a "todas las partes a participar en el debate con una mente abierta y libre de dogmas".

"Los bonos no solucionarán nuestros problemas inmediatos y no pueden ser un sustituto para las reformas necesarias en países que actualmente están bajo presión" de los mercados, admitió Barroso.

Sostuvo, no obstante, que es importante que la eurozona demuestre a los inversores que "vamos en serio a la hora de forjar una mayor gobernanza, tanto en materia de disciplina como de convergencia y la deuda común es precisamente el ejemplo de ello".

En concreto, de las tres opciones que propone la Comisión Europea, solo una contempla la sustitución completa de los bonos nacionales por bonos de estabilidad en los que los países miembros asumen de manera conjunta el riesgo y las garantías.

Esta versión requeriría un cambio en el Tratado de Lisboa.

La segunda propuesta es un modelo intermedio que prevé bonos con garantías conjuntas pero solo reemplazaría una porción limitada de las emisiones nacionales y por ende tendría dos mercados de deuda: los bonos azules (comunes) y los rojos (el porcentaje nacional).

También este esquema supondría enmendar el Tratado de la UE.

Por último, la tercera opción que plantea la Comisión Europea es la sustitución parcial de bonos nacionales pero sin garantías compartidas por todos los países de la eurozona.

Este modelo proporcionaría menos beneficios para la emisión común de deuda, pero también requeriría menos condiciones previas para implantarlo en la eurozona y no necesitará un cambio en el Tratado.