Las dificultades financieras y económicas de Thomas Cook no son nuevas, pero este año se han desencadenado los acontecimientos negativos para el segundo turoperador turístico europeo. Según los datos que han salido en las últimas semanas, Cook acumula una deuda neta superior a los 1.000 millones de euros y unas pérdidas de 253 millones de euros entre enero y septiembre de este año.

Thomas Cook tiene pendiente la amortización de un crédito de 150 millones de libras (172,2 millones de euros), y otro crédito renovable de 850 millones de libras (976,2 millones de euros). Además, el mes pasado solicitó 100 millones de libras adicionales que parecen no ser suficientes. A finales de septiembre, la deuda neta del grupo ascendía a 900 millones de libras (unos 1.044 millones de euros).

El pasado mes de agosto fue destituido el consejero-delegado de Thomas Cook, Manny Fontenla-Novoa, debido a la acumulación de las pérdidas de la compañía. El hecho de que no se haya nombrado su sustituto definitivo ha arrojado más incertidumbre a los mercados, que han castigado duramente las acciones de Cook en la Bolsa de Londres. Fontenla-Novoa es también de triste recuerdo para el sector turístico canario, ya que tras la crisis de la nube de ceniza del volcán islandés en 2010 quiso imponer una subida de los paquetes vacacionales del 5% para sufragar las pérdidas ocasionadas por la misma.

Tras la debacle del martes, ayer los títulos de Thomas Cook se revalorizaron un 24%, lo que da ciertas esperanzas al sector canario de que la situación se reconducirá una vez que el operador británico alcance un acuerdo con los bancos para refinanciar su abultada deuda. Entre los motivos de la misma figura la debilidad del mercado británico y los problemas ocasionados por los conflictos en el norte de África.