La repentina quiebra de Spanair ha dejado a cerca de 4.000 clientes tirados en todo el mundo. Entre ellos, a un grupo de casi un centenar de viajeros que se encontraba a punto de embarcar en el aeropuerto de Madrid-Bajaras con destino a Gran Canaria. Era el vuelo 5042, y debía partir a las 21.45 horas, para hacer su llegada poco antes de la medianoche a Gando. Sin embargo, una comunicación por el altavoz truncó todos sus planes. Era la comunicación oficial de la suspensión de todas las operaciones.

"Esto es un drama. Por un lado estamos los pasajeros que no hemos podido volar y, por otro, están los trabajadores abrazados, llorando mucho y recogiendo porque les dicen que se vayan para sus casas". El joven cantautor Diego Ojeda había comprado el jueves un billete para presentar hoy sábado en una rueda de prensa su actuación del día 4 en la capital. Reside en estos momentos en Madrid, y tenía una gran ilusión, aunque ahora esta planificación ha saltado por los aires, ya que su intención también era volver mañana.

"Llegué con bastante antelación, y ya me empecé a preocupar cuando vi a los policías y a las televisiones enfocando a la zona de Spanair. Cuando pregunté me dijeron que creían que iban a suspender las operaciones porque la compañía había quebrado", señala el cantante, que reconoce que desde el lamentable accidente aéreo apenas había volado con ella. Y eso que cada año realiza decenas de vuelos entre la Península y su tierra.

En cualquier caso, quiso dejar claro que la compañía no les ha dado ninguna alternativa de vuelo, y solo un teléfono para llamar hoy, dejando a muchas familias indefensas.

El presidente de la Confederación Nacional de Agencias de Viajes, Rafael Gallego, también se vio obligado a recurrir a un hotel para pasar la noche, después de que el mismo vuelo le dejara en tierra en Madrid. "Hubo personas que reaccionaron muy nerviosas, y otros como yo nos lo tomamos con filosofía, porque esta es una situación de mayor calado, y ya tienen bastante los trabajadores como para echarles la culpa".