Binter inició las conexiones con África en 2005 a Marrakech y El Aaiún y ahora las amplía a Casablanca y Agadir, ¿es la apuesta definitiva de la compañía aérea por el continente vecino?

Después de estos últimos años volando a Marrakech y El Aaiún decidimos intentar algo más buscando dos opciones que a priori son interesantes. Agadir es el centro de negocios de la zona sur de Marruecos y Casablanca es la capital económica del país y tiene una particularidad que la hace atractiva y es que su aeropuerto es un centro de conexiones para volar a cualquier país del continente y del próximo Oriente. Son destinos con un cierto atractivo turístico y cultural que les hace prácticamente desconocidos para los canarios. También estamos valorando la posibilidad del sur del Sahara, es decir, establecer una conexión con Dakla.

Pero Binter no se va a quedar sólo con Marruecos y la costa del Sahara, ¿no?

Efectivamente. Estamos en intensas negociaciones con el Gobierno de Mauritania para que nos den los permisos necesarios para poder volar a Nuadibú y Nuakchott. En un plazo más largo, que serán meses y no años, estamos explorando dos posibilidades más, que son Dakar, la capital de Senegal, y Cabo Verde. Estos vuelos dependerán de cambios como el modelo de aviones. Se trata de una apuesta decidida por unir Canarias con nuestro entorno y por eso hemos invertido una cantidad importante en publicidad. El objetivo es hacerlo lo mejor que podamos y si no podemos pues lo dejaremos. El mercado está ahí y es cuestión de captarlo.

¿Qué estudios de mercado y de rentabilidad ha realizado la compañía para decidirse a volar a la costa africana?

Es un estudio complicado porque en muchos sitios de estos no hay un histórico de tráfico aéreo que nos dé el número de personas que demandan estas conexiones. Por eso hay que hacer estimaciones y hemos desarrollado un estudio de prospectiva que desemboca en un plano institucional para conseguir los permisos y después se ha realizado un estudio de viabilidad para poder calcular lo que se puede cobrar a los potenciales viajeros.

¿Hay suficientes enlaces para satisfacer la demanda de empresarios e inversores?

La clave de todo este asunto es que cuando no existe una conexión entre dos puntos es que el panorama no está tan claro, digan lo que digan. Las líneas con Madrid desde Gran Canaria o Tenerife tienen su demanda y sus precios pero una ruta como la de Casablanca la hemos iniciado porque intuimos que puede ser útil y ahora sabemos más que hace un mes sobre esta conexión. Binter ha decidido dar un paso adelante, ha puesto el avión y vamos a intentar consolidar este tráfico como ya hemos hecho con Marrakech y El Aaiún. El problema desde la perspectiva de la compañía aérea es que estas rutas se pueden desarrollar con la inversión que se requiere pero no son rutas propias, porque en cualquier momento puede venir otro y quitarte parte de lo que has construido. Por eso las compañías son temerosas en proyectos que no están tan claros. Hay dos cosas positivas con las que nos hemos encontrado: el interés de las autoridades marroquíes y después de un mes de inaugurarse la conexión con Casablanca y Agadir no está mal de ocupación, ronda el 50%, que está bien para una ruta que acaba de empezar.

¿Canarias está bien conectada pese a los problemas planteados en La Gomera y El Hierro?

Creo que Canarias tiene unas buenas conexiones aéreas, aunque hay que diferenciar los casos específicos de La Gomera y El Hierro. Creemos que la conexión de El Hierro con Tenerife es suficiente y está declarada como Obligación de Servicio Público con unos mínimos que Binter cubre. El problema de esa isla es que el horario del aeropuerto impide realizar más vuelos porque sólo es diurno y eso no es culpa de la compañía. Hacemos lo posible y con la mejor voluntad por El Hierro, aunque últimamente el Cabildo se ha quejado por algunos cambios que introdujimos en los horarios. Con respecto a La Gomera, son los clientes los que deben decir si las cosas están bien o mal, pero nosotros no podemos hacer más sin que nos den dinero porque no es rentable, sobre todo después de que el Cabildo decidiera darle fondos a Islas Airways. Nos hemos planteado irnos porque la situación no es óptima. La conexión de El Hierro con Gran Canaria tiene muy poca demanda y es deficitaria, por lo que hemos propuesto servir la ruta a través de Tenerife.

¿Qué ha planteado el Estado ante esta situación?

El Estado lo que ha dicho es que está dispuesto a poner una cantidad de fondos adicionales para subvencionar cuatro rutas (Gran Canaria-El Hierro, Gran Canaria-La Gomera, Tenerife-La Gomera y Gran Canaria-Tenerife Sur) sacando a concurso los trayectos. Es la primera vez que el Gobierno inyecta dinero directamente en el sistema por tres millones de euros. Este concurso consolidará el tráfico aéreo entre las islas.

¿En qué situación están las investigaciones en torno al posible fraude en la subvención del 50% a los pasajeros?

El año pasado Binter presentó una denuncia porque entendimos que se estaba haciendo un uso irregular de la subvención. Hay dos expedientes abiertos, uno exigiendo responsabilidades y otro para que las cantidades que se han defraudado se devuelvan. Hay dos tipos de fraude: el que comete el pasajero diciendo que es residente y no lo es y el que comete la empresa cuando cobra unas cantidades que están por encima de la realidad. Es un asunto complejo porque a consecuencia de ese posible fraude se produjeron graves distorsiones en el mercado, pérdidas importantes y se puso en riesgo el propio sistema. Hasta tal punto que Binter se cuestionó su propio negocio.

¿Había entonces competencia desleal en el mercado?

Le hemos oído a responsables de Islas Airways decir que la denuncia es una estrategia de Binter para quedarse con el monopolio del mercado. Estas afirmaciones no dejan de ser meras opiniones. Binter tiene claro que debe existir competencia sana y no la competencia que hace trampas, que defrauda, que vulnera la ley y que pone en peligro el sistema. Lo que estaba pasando provoca o que tú también hagas fraude o que te acabe matando. Los tribunales tendrán que decidir si tenemos razón o no aunque no íbamos a cometer la temeridad de lanzar acusaciones tan graves como esta para poner en peligro el sistema de las subvenciones aéreas. Ha sido una cuestión muy desafortunada que esperemos que no se vuelva a repetir.

¿Qué opina de la polémica en torno a las tasas aéreas?

Nos afecta en el sentido de que tenemos una bonificación como el resto de compañías que operan en el tráfico interinsular. El debate sobre las tasas es saber si los turistas vienen porque las tasas son más baratas o por otros motivos y este es el objetivo de la polémica. Binter está fuera de este debate pero indirectamente nos afecta en el sentido de que entre más turistas vengan, mejor nos va a ir a todos. Creo que las cosas salen cuando tienen sentido común y debe imponerse la cordura.

La pregunta inevitable en esta época es ¿cómo está influyendo la prolongación de la crisis en el transporte aéreo?

Es evidente que nos afecta. Se han perdido determinados segmentos de población que se trasladaban a hacer negocios desde las islas capitalinas a Lanzarote y Fuerteventura. Se ha perdido también ocupación por motivos de ocio, aunque no han dejado de viajar ahora lo hacen menos veces al año. Para mantener el mercado vivo nos hemos visto obligados a bajar los precios de tal forma que en 2011 fue magnífico para los clientes pero catastrófico para las empresas, hasta el punto de que se puso en peligro la continuidad del sistema. El año pasado fue un año que creció el número de pasajeros pero los ingresos por las rutas cayeron entre un 20% y un 30%. En igualdad de condiciones, hemos retrocedido a las cifras de 2004 tras crecer de forma continua hasta 2008 o 2009.

Las medidas que están adoptando los gobiernos de reducir salarios y subir los impuestos, ¿afecta aún más a la conectividad entre las Islas?

Nosotros sufriremos porque perderemos algo de tráfico pero es evidente que no queda otra alternativa. Aquí no hay más opción que esta, por lo menos yo lo veo así. Nadie se puede gastar lo que no tiene y si no le prestan, que es el caso de España, todos debemos apretarnos el cinturón y sobrevivir sobre otras bases. Personalmente estoy a favor de lo que se está haciendo y ojalá se hubiera actuado hace cuatro años. En el caso del Gobierno canario creo que ha sido bastante prudente en general con sus gastos. En comparación con otras autonomías se ha sido prudente, otra cosa es que haya que recortar más y cambiar el modelo administrativo.

El Gobierno canario lleva años pidiendo las competencias en el transporte aéreo, ¿Binter está cómodo con Fomento o estaría a favor de este traspaso?

Nosotros estamos muy conformes con el Ministerio de Fomento. Cuando las cosas funcionan no hay por qué cambiarlas y como operadores creemos que Fomento lo está haciendo bien. Hay que recordar que quien tiene la competencia también tiene la financiación y vemos los problemas que tienen las compañías marítimas por las dificultades económicas del Gobierno canario, mientras que el Gobierno central sí tiene más posibilidades de poner su parte. Todas las administraciones persiguen los mismos objetivos. Estando enganchados a una bolsa más grande que es la de Fomento estamos más confortables ahí. Tengo que recordar que estando yo en el Gobierno canario como director general de Transportes fui el primero en pedir esas competencias, pero ahora la realidad es distinta a la de 1995.

Usted también fue presidente de CajaCanarias. ¿Cómo analiza lo que ocurre con las cajas?

La realidad es que las cajas canarias han desaparecido absorbidas por grupos más grandes. El modelo de cajas en sí era complicado porque no tenía dueño y eso introdujo un factor de distorsión. Si las cajas se hubieran asentado más en el modelo local que en el global quizá la situación hubiese sido otra.

Entonces la fusión de las dos cajas canarias tampoco habría servido para nada.

Seguramente se tendría que haber cambiado el modelo de las cajas en 2000 o 2002 sobre nuevas bases y no esperar a esta situación. La fusión es irrelevante porque su tamaño hubiese sido mínimo pero es que en Canarias hay que ser realistas y alguien me tiene que decir cómo se tendría que haber hecho la fusión. La realidad política y social del Canarias provoca que un modelo regional como el que se proponía hubiese provocado contestación. En aquel momento no veía la viabilidad institucional para la fusión. Las cajas eran un proyecto muy bonito pero se metieron en proyectos faraónicos.