Durante más de tres horas el consejo de administración de La Caja de Canarias analizó ayer el nuevo escenario al que se enfrenta la institución isleña tras la nacionalización del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia. El órgano, que se estrenaba tras la renovación acometida a finales del pasado mes de abril, aprobó la reformulación de las cuentas y se conjuró para el mantenimiento de la Obra Social. El 13 de septiembre se celebrará la asamblea general de la entidad. Hasta entonces se estudiará la reconversión de La Caja en una fundación y los puntos de encuentro que aún puedan mantenerse con Bankia a pesar de la ruptura de las relaciones.

El consejo asumió que la participación de La Caja de Canarias en el BFA hoy no vale nada. Esa reformulación de las cuentas es un imperativo legal y, decidido el desembarco del Estado en la matriz de Bankia la semana pasada, no ofrecía lugar a maniobra de ningún tipo que pudiera evitarlo.

También se decidió un reajuste en el presupuesto con que contará la Obra Social en el presente ejercicio. En la reunión del 26 de abril se fijó en 2,8 millones de euros, cantidad que debería haber bendecido la asamblea en una reunión inicialmente prevista para el mes pasado. Sin embargo, la precipitación de hechos obligó a retrasar la reunión hasta el mes de septiembre y a volver a revisar las partidas. En definitiva, el brazo social de La Caja contará con 2,5 millones de euros. Eso sí, en lugar de provenir del BFA, saldrán de los fondos propios que mantiene la entidad isleña y que ascienden a unos 10 millones de euros en la actualidad.

El divorcio irá lento

La separación o "divorcio", tal como denominó un miembro del consejo a la desvinculación de La Caja y Bankia, será un proceso minucioso. El presidente de La Caja, Juan Manuel Suárez del Toro, explicó al término de la reunión que existe una gran cantidad de lazos que habrá que desatar o mantener unidos según convenga o se pueda.

"Vamos a ver cómo lo hacemos", expresó Suárez del Toro, porque "había muchos vínculos de empleados de una marca en común, productos ligados a colaboraciones entre Obra Social y cuestiones comerciales", enumeró. Yendo más al detalle, el presidente de La Caja señaló "una tarjeta que se daba a los estudiantes de la ULPGC porque también la Obra Social colaboraba".

Todos esos pequeños detalles son los que los departamentos jurídicos de la entidad isleña tendrán que ir limando para definir el nuevo marco de relaciones.

Incluso, llegado el caso, buscar fórmulas de acuerdo que den continuidad a esos lazos. "Que hayamos perdido la participación en el BFA no quiere decir que queramos perder del todo la relación con Bankia", expresó Suárez del Toro.

Una de las opciones para mantener esa colaboración, que podría paliar en parte la ausencia de ingresos vía BFA, sería la de la responsabilidad social corporativa de Bankia. "Son solo posibilidades, de momento todo está en veremos", señaló el presidente de La Caja. Los objetivos principales a día de hoy son: la tranquilidad de los clientes y mantener viva la Obra Social.