¿Detectó irregularidades al frente de la Comisión de Control de La Caja?

Las cuentas no respondían a la realidad, se alteraba el resultado, se modificaban activos, se compensaban activos y pasivos de forma que no figurara lo que no interesaba. Y se hacía en contra de las normas internacionales de contabilidad y de los principios básicos del Plan General Español de Contabilidad.

¿Y ante esto qué decía el Consejo de Administración?

El Consejo de Administración ha hecho dejación de sus responsabilidades. En ese órgano había varios niveles: el de casi analfabetos, el de analfabetos financieros y el de los políticos, que estaban a otra cosa. No tenían idea de lo que eran las cuentas. ¿Cómo un miembro del Consejo de Administración puede aprobar o desaprobar unas cuentas cuando ni siquiera las ha visto? Ni el más experto en la materia puede pronunciarse sobre la marcha. Las reuniones se convertían en una especie de tertulia de amiguitos.

¿Nadie discutía nada de lo que se presentaba en esas reuniones?

Eran sesiones insípidas, inodoras e incoloras. No servían para nada. Después estaban los impositores, muy contentos de que viniera el director general y tuviera alguna deferencia con ellos o el presidente les diera una palmadita en la espalda. Creían que su labor era avalar todo lo que dijera el consejo.

¿Qué papel jugaba el exdirector general García Falcón?

Es sumamente brillante e inteligente. El amo de La Caja a través de los años por su conocimiento, por el control que tenía para lo bueno y para lo malo.

¿Y el presidente?

Siempre se buscó un presidente que no fuera incómodo. A Suárez del Toro se la han jugado, pero desde dentro y desde fuera. Si la consejería le dice que todo está bien y el Banco de España, en mi presencia, que no pasa nada y el Consejo de Administración, por unanimidad, también, poco le quedaba por decir a él. Cómo me iba a dar la razón a mí. Se ha encontrado entre la espada y la pared, acorralado. Siento lo que pueda ocurrirle, porque no es el culpable. Le enseñaron 8.000 millones de patrimonio, 40 millones de Obra Social, lo engañaron como a un chino y después lo dejaron solo. Y todavía alguno que estaba ahí dice que todo es culpa suya. Eso es una indecencia. Es curioso que el único que salga en su defensa sea yo, que he estado enfrentado a él permanentemente.

¿Eran correctas las cuentas aportadas por La Caja en el proceso de creación de Bankia?

Desde 2008 hasta diciembre de 2010 se decía que el patrimonio neto de la entidad era de 400 millones de euros en números redondos. El Banco de España hizo una inspección y detectó una sobrevaloración de los activos, por lo que obligó a rebajarlos en un 45%. Primero envié un escrito diciendo que el balance de La Caja estaba desestructurado y que tenía graves problemas y el Banco de España contestó con otro dirigido al Consejo de Administración, con instrucciones de transmitirnos copia a la Comisión de Control que yo presidía. No nos la dieron y eso es algo muy grave. Cuando lo conseguimos pusimos el grito en el cielo y se reajustó el balance con esa disminución del 45%. Probablemente cuando se constituyó el SIP (Sistema Institucional de Protección) todas las cajas se pusieron de acuerdo y Bankia salió con unos activos de 320.000 millones de euros, cuando en realidad era inferior.

¿Entiende que el procesamiento de los consejeros del BFA y Bankia es por tanto lógico?

He leído el auto y tiene bastante fundamento. Va a ser fácil demostrar que Bankia no valía eso.

¿Cuándo detectó que se esfumaba el patrimonio de La Caja?

A través de cuentas oficiales llegué a la conclusión de que el BFA tenía un patrimonio neto declarado a la CNMV en junio de más de 8.000 millones. Por la misma vía, en diciembre dijeron que eran 1.000 millones y cuando yo hice las cuentas me di cuenta de que eran muchos menos. El patrimonio estaba por debajo de cero y si era así, las cajas ya habían desaparecido, es decir, habían perdido su patrimonio. Ahora se determina que el agujero es de 13.000 millones.

Entonces era usted presidente de la Comisión de Control, ¿no hizo nada al respecto?

Dije que había que convocar una asamblea general extraordinaria porque estábamos engañando a la gente.

¿Se refiere a que se mantuvo la valoración hasta salir a Bolsa?

Claro.

¿Por qué no lo hizo público?

No podía, porque iba a ser peor el remedio que la enfermedad. Podía decirlo dentro de los órganos de gobierno. Ahora que ha estallado, poco importa. En aquel momento, hacerlo público podía afectar incluso al mercado financiero y eso es lo que me dijeron en el Banco de España, que mejor no levantara las piedras porque podían salir los escorpiones. No estaban por la labor.

¿El Banco de España se sumaba a la ocultación de los datos verdaderos sobre la situación?

La ley dice que el Consejo debe convocar a la Asamblea cuando lo solicita una mayoría cualificada de la Comisión de Control. Al no hacerlo, tuvimos que ponerlo en conocimiento de la Consejería de Economía. El consejero no es que tenga potestad, sino obligación de convocarla directamente, pero tampoco lo hizo. Se lo comuniqué al Banco de España y nos llamaron al presidente, al director general y a mí. Allí les dije claramente que yo no estaba en la línea de ocultar datos. Continuó sin convocarse la asamblea y cuando se cerraron las cuentas correspondientes al primer semestre de 2011, la Comisión de Control no las avaló. Eso tiene que estar reflejado en el Registro Mercantil.

Antes de ser presidente de la Comisión de Control fue vocal. ¿Cómo funcionaba entonces?

Lo único que hacían ahí era decir que todo estaba muy bien y aplaudir. Yo les decía que usaran las manos para trabajar, que vieran las cuentas y escucharan lo que les estaba diciendo, que estaba documentado por escrito. No es que yo tuviera desconfianza, partía de la misma confianza que el resto de miembros tenía en el Consejo de Administración, pero no estaba para manifestar permanentemente mi confianza sino para hacer mi trabajo de fiscalización.

Usted tiene formación contable. ¿El resto de miembros de los órganos de La Caja podían darse cuenta de lo que ocurría?

Para lo que yo he hecho no hace falta tener una formación como la mía. Se lo decía al exdirector general de La Caja [Juan Manuel García Falcón], que es catedrático de Economía y un gran especialista en Economía Financiera en la ULPGC, que si tuviera un alumno de primero que no dijera lo que yo sería para suspenderlo.

¿Quién es el gran beneficiado por la desaparición de las cajas?

Al sistema financiero le ha venido muy bien. En mi primera intervención en la Asamblea General dije que había que intentar evitar lo que querían el FMI, la Comisión Europea y el Gobierno de España, entonces socialista, que era liquidar las cajas para convertirlas en empresas privadas. Las cajas son de la sociedad, los dividendos van a la Obra Social y en los bancos solo para los accionistas. En Alemania hay 70 cajas y no pasa esto. La operación de Rato ha sido genial, liquida las cajas, da a un banco la parte magra de ellas y a vivir que son dos días.

Mete usted en el saco al anterior gobierno socialista, pero usted es militante del PSOE.

No lo niego y muchas veces lo han utilizado en La Caja para echar por tierra mis pronunciamientos. Sin embargo, quienes más apoyo me han brindado, sobre todo durante mi presidencia de la Comisión de Control [diciembre de 2010 hasta abril de 2012], han sido militantes e impositores de otros partidos, en particular del PP.

¿Por qué han prácticamente muerto las cajas?

Las entidades financieras habían invertido mucho en el ladrillo. La inercia era de hacer lo que se ha querido durante años. Para vigilar las gallinas se ha metido a unos zorros, que se han comido buena parte de ellas y a las otras las han dejado tocadas o moribundas.