El Gobierno español pretende maniobrar "con calma y prudencia" ante la posibilidad de solicitar la intervención del nuevo mecanismo diseñado por el Banco Central Europeo (BCE) para ayudar a los países que, como España, tienen dificultades severas para financiarse. La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría indicó ayer que la decisión no puede tomarse "de la noche a la mañana". En cambio, los empresarios canarios y el resto del Estado pidieron celeridad. A excepción del presidente de la Confederación Canaria de Empresarios (CCE), Sebastián Grisaleña, para quien "la sociedad está al límite y ya no puede soportar más recortes".

"España está casi en suspensión de pagos", llegó a decir el vicepresidente de la CEOE, Arturo Fernández, para expresar la necesidad de que el Gobierno español solicite el rescate. "Me da la impresión de que mi amigo Arturo no se ha dado cuenta de que ya estamos intervenidos", sentenció Grisaleña.

Aprobada la herramienta del BCE para auxiliar a los países mediante la compra de bonos de deuda, la corriente dominante considera que España está abocada a recurrir a esa ayuda. Incluso, a pesar de que el mero anuncio del Eurobanco ha propiciado una clara mejora en la posición de la deuda española, con una caída de la prima de riesgo de 85 puntos en dos días.

Las incógnitas están en cuándo decidirá el Gobierno la solicitud de rescate (preceptiva, según el BCE) y cuáles serán las condiciones que llevará aparejadas. Para el presidente de la CEOE de Tenerife, José Carlos Francisco, las nuevas exigencias afectarán "de alguna manera a las pensiones, a la edad de jubilación" y a las prestaciones "por desempleo".

El de Francisco es un ejercicio de lógica económica, porque lo cierto es que a estas altura "no hay ninguna especificación sobre la condicionalidad", según afirmó Sáenz de Santamaría.

José Sánchez Tinoco, presidente de la Cámara de Comercio de Gran Canaria, se sumó a quienes estiman que el recorte, "cuanto antes, mejor". Entiende que en estos momentos se está produciendo la negociación "con la señora Merkel" y deseó que el proceso se cierre de la manera más positiva para España. Con el presidente cameral coincidió plenamente su homólogo en el Círculo de Empresarios, Germán Suárez.

"Ojalá sea rápido", deseó el también empresario Agustín Manrique de Lara, que, sin embargo, advirtió de que en estos casos Europa marca los plazos, "que no suelen ser muy ágiles".

El programa distingue varias líneas de ayuda. El Gobierno español podría intentar acceder a la más suave de ellas presentando las reformas y los ajustes ya realizados como avales. La última palabra la tendrán los socios europeos y las dificultades para cumplir el objetivo de déficit y la situación de la banca lastran las posibilidades de acceder a ese rescate más blando.