La guerra por las retribuciones de los integrantes de los órganos de La Caja de Canarias no ha escrito su capítulo final. Las cifras volverán a ponerse sobre la mesa el jueves, día en que La Caja de Canarias celebra su asamblea general. En valores absolutos, las citas de la Comisión de Control, que presidía José Ramón Durán Alday, y sus correspondientes subcomisiones ascendieron a 40 durante el pasado año, mientras que las del Consejo de Administración y órganos dependientes llegaron a 27. En el lado contrario, las cuentas de Durán ponen el acento en el coste por hora y ahí la tortilla vira. Las del máximo órgano supusieron un desembolso de 4.833 euros, mientras que las de la Comisión de Control se quedaron en 1.716 euros.

El pasado año, el Consejo de Administración de la entidad isleña decidió limitar las dietas a los miembros de la Comisión de Control a doce, una por mes. Según explicó el órgano rector de la entidad isleña en su momento, actuó de ese modo al entender que se estaba haciendo un uso abusivo de los recursos de la entidad o, en otras palabras, que el órgano fiscalizador se estaba reuniendo en demasiadas ocasiones al solo objeto de engordar los emolumentos que percibían sus miembros.

La polémica salió a la luz en septiembre de 2011, escasos días después de que Durán Alday solicitara la convocatoria de una asamblea general por entender que la valoración que se hacía de la participación de la entidad en el Banco Financiero y de Ahorros (BFA) -matriz de Bankia- no era la correcta. Esa reunión, según los estatutos, debería haberse producido. Como no se convocó, el propio presidente de la Comisión de Control puso el hecho en conocimiento de la Consejería de Economía y Hacienda del Gobierno de Canarias y el Banco de España.

El departamento del Ejecutivo canario tenía potestad para obligar a la celebración de esa reunión, pero decidió inhibirse al ser informado de que el asunto había llegado hasta el regulador, que entonces presidía Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y que este ya había cursado una citación para escuchar en Madrid a Durán, al presidente de La Caja, Juan Manuel Suárez del Toro, y al director general, cargo que por entonces continuaba ejerciendo Juan Manuel García Falcón.

El orden del día de la asamblea general que se celebra el próximo jueves incluye como punto séptimo el "informe anual sobre remuneraciones de los miembros del Consejo de Administración y de la Comisión de Control" durante el pasado año. Hasta el mes de septiembre de 2011, cuando las diferencias se hicieron públicas, el máximo órgano había celebrado diez reuniones, la Comisión de Control, 26. Era el primer año tras la entrada en el BFA junto a Caja Madrid, Bancaja, Caixa Laietana, Caja Ávila, Caja Segovia y Caja Rioja, lo que anunciaba un elevado número de encuentros. Sumando en esas fechas las citas que habían tenido las subcomisiones dependientes de ambos órganos, los encuentros del consejo ascendían a 23, los de la comisión, a 34.

Desde la parte oficial se estima que las reuniones convocadas por Durán Alday eran excesivas y en algunos casos incluían puntos en el orden del día que ni siquiera eran potestad de ese órgano. Sin embargo, el expresidente de la Comisión de Control siempre defendió la necesidad de esos encuentros y más en el primer año en que la entidad isleña caminaba de la mano con las otras seis cajas en Bankia.

La ausencia de Durán en la asamblea del jueves restará calor a la disputa. Desde la oficialidad se resta importancia a los números que se expondrán, pero lo cierto es que no dejarán bien parado al expresidente del órgano fiscalizador de La Caja.