Bajo nuestros pies, en la trayectoria que siguieron Lidenbrock, su sobrino Axel y el guía Hans en el Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne, existe un petróleo infinito. Un oro incoloro llamado calor, capaz de aportar de manera continua cuanta energía se requiera. La única hipérbole que encierra la aseveración es temporal, pero cuando, pasados unos años, la técnica sea capaz de horadar el terreno con un bajo coste, a la geotermia ya no habrá quien la pare.

Así lo piensa también Elías Casañas, uno de los participantes ayer en la jornada Geotermia de baja entalpía: una mirada al futuro, organizada por el clúster canario de energías renovables Ricam. Para este ingeniero industrial, artífice de que dos centros comerciales de Fuerteventura se provean de este tipo de energía, "con el tiempo la energía geotérmica de alta temperatura será la que sustituya al petróleo".

Para alcanzar esas altas temperaturas, "de más de 200 grados" centígrados, apuntó Casañas, hay que profundizar muchos metros. Ese es el principal escollo que hasta el momento encuentra la energía geotérmica. Las brocas de perforación son caras y se deterioran enormemente por la fricción con el terreno. Claro que "en Francia ya están utilizando mecheros de hidrógeno capaces de fundir la roca", relató Elías Casañas.

Sin embargo, para aprovechar la energía geotérmica no hay que esperar. Las empresas hoteleras han descubierto en ella un filón para su autoabastecimiento. "El aire acondicionado, la climatización de las piscinas y el agua caliente suponen casi el 75 % del gasto energético" de los establecimientos turísticos, según apuntó el ingeniero industrial. Casañas estima que ese gasto pasa a suponer solo la mitad con el aprovechamiento del calor intraterrestre. Teniendo en cuenta que la instalación específica para incorporarse al consumo de este tipo de energía es un 10 % más cara que la eléctrica convencional, calcula que en casos "la inversión se recupera en tres o cuatro meses".

¿Y de qué depende que el plazo de amortización del gasto sea mayor o menor? Beatriz Medina, economista medioambiental e integrante de Sumamos Consultora, desvela que los costes para adherirse a la energía geotérmica no son idénticos en todos los casos. Para empezar depende de "la dureza del terreno, porque no es lo mismo perforar en arena que hacerlo en roca", señaló la también responsable del Estudio de la energía geotérmica en Canarias y de la viabilidad de la geotermia de baja entalpía y somera.

Hay más variables de sencilla comprensión: la distancia a la fuente de energía o la profundidad a la que haya de llegarse para encontrar temperaturas que garanticen un rendimiento aceptable son otras de ellas. En el mapa de Gran Canaria, la zona Sur, la de mayor concentración hotelera, y la capital, la de población más concentrada, aparecen como las más propicias para comenzar a utilizar esta gasolina.

En cuanto a cuáles son los clientes que parten con ventaja, Medina traza el siguiente perfil: "Hay un gran potencial en instalaciones hoteleras, centros comerciales, toda construcción grande en zona costera parece estar en muy buena posición de partida para que salgan los números muy bien", relató.

Y hay más nicho de mercado por explorar. Por ejemplo, "las pequeñas instalaciones de alta montaña; las casas en la cumbre podrían salir muy beneficiadas por este tipo de instalaciones", señaló la economista, que también reconoció que, al menos "de momento, no se conoce experiencia alguna en Canarias".

No aplicando técnicas modernas, porque como ella sabe los aborígenes canarios aprovechaban esta geotermia estableciendo sus hábitats en cuevas, cálidas en invierno y frescas en verano.

La viceconsejera de Industria y Energía del Gobierno de Canarias, Francisca Luengo, definió este tipo de energía como una "fuente renovable constante", más cómoda de manejar porque no presenta la discontinuidad de la eólica -depende de que haya viento- o la fotovoltaica -depende de que haya luz- ni tampoco requiere almacenamiento. "Está ahí, cuando la necesitamos la cogemos", señaló.

Además, Luengo aseguró tener constancia de la existencia de empresas en Tenerife y Gran Canaria que, con concesiones mineras, están buscando puntos de alta temperatura a la menor profundidad posible. El origen volcánico del Archipiélago juega a su favor.