El plan de negocio que la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Restructuración Bancaria (Sareb) ha comenzado a presentar a potenciales inversores no concede un lugar preferente a las ventas de pisos en Canarias. Al contrario, el denominado banco malo, creado por el Gobierno para aglutinar los activos tóxicos que lastran a las entidades financieras, contempla que sus viviendas en el Archipiélago, que son más de 22.000, se venderán, si lo hacen, en un plazo superior a 60 meses. La entidad considera al Archipiélago como un mercado "sin liquidez", calificación que también dedica a la Comunidad Valenciana o a La Rioja, en donde será igual de difícil colocar el producto.

Precisamente fueron las nacionalizadas Bankia (en la que quedó integrada La Caja de Canarias) y el Banco de Valencia las primeras firmas en formalizar el traspaso de su cartera más conflictiva: la de los pisos, locales o terrenos procedentes de impagos y de dudosa rentabilidad para la entidades. La Sareb prevé desprenderse primero de más de 3.000 millones de euros en activos inmobiliarios en las comunidades de Madrid, Cantabria, País Vasco, Navarra y Extremadura, zonas a las que atribuye una mayor liquidez en el mercado.

Eso sí, en principio, "sin tirar los precios", según ha advertido la presidenta de la sociedad Belén Romana, quien anuncia que se emplearán "todas las vías de desinversión disponibles en cada momento". El plan de negocio de la entidad, que ya se ha dado a conocer en círculos reducidos -los que se frecuentan en el proceso de búsqueda de nuevos capitalistas- evalúa las capacidades de cada mercado regional en función de la renta per cápita, la tasa de paro, el crecimiento demográfico, el número de ciudadanos entre los 20 y los 50 años (en edad de comprar casa) el stock de vivienda disponible y la evolución de los precios.

Malos indicadores

Con estos indicadores, Canarias se coloca ineludiblemente en la cola de la programación diseñada para las ventas. Las Islas acumulan una tasa del 33,6% de desempleo, los sueldos más bajos del Estado (con un salario anual medio de unos 19.300 euros brutos al año por trabajador) y mantiene congelado un volumen importante de pisos, según baraja el propio banco malo. Factores que tampoco compensa el ligero y progresivo incremento de la población en el Archipiélago, que ha pasado de 1,9 millones de habitantes en 2006 a los 2,1 millones estimados en el pasado mes de octubre.

La Sareb maneja, en concreto, un total de 22.522 pisos en el territorio canario, un 2,8% del conjunto de propiedades que prevé tener en cartera en toda España. El parque de viviendas disponibles en la región alcanzan un montante estimado de 798 millones de euros: 513 millones son de activos que proceden de Bankia; 230 tienen su origen en Catalunya Bank y otras cantidades menores vienen de Novacaixa Galicia Banco (49 millones) y Banco de Valencia (cinco millones).

Estas viviendas no tendrán salida hasta dentro de un lustro, cuando menos. La sociedad tiene, no obstante, margen para sacar partido de su amplio catálogo inmobiliario. Su actividad está programada a 15 años vista, en los que espera obtener unos beneficios de unos 6.000 millones de euros. Mientras tanto, el sector aguarda expectante cómo afrontará la Sareb su aparición como la inmobiliaria más importante del país.

En estas fechas, la sociedad ha consolidado un capital de 3.818 millones de euros, tras la aportación de 1.590 millones por parte de nuevos accionistas privados (fundamentalmente, bancos y aseguradoras). La Sareb ya cumple con el imperativo legal de tener mayoría de participaciones particulares. Hoy se cuentan entre ellos a seis compañías aseguradoras y hasta 15 entidades financieras, entre las que se no se cuenta el BBVA -la única que se resiste- además del el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).