Las cofradías de pescadores exigen al Gobierno de Canarias que controle las capturas obtenidas con las diferentes licencias de pesca deportiva, y denuncian la actividad irregular reiterada de supuestos aficionados que abusan de su permiso para faenar y vender bajo cuerda su pescado a restaurantes y bares. Los profesionales del sector han exteriorizado de este modo sus temores sobre el creciente impacto de la pesca pirata, pocos días después de que el consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Aguas del Gobierno canario, Juan Ramón Hernández, anunciara futuras restricciones "puntuales y específicas" a la concesión de licencias deportivas. Éstas han alcanzado ya la cifra de 100.000 en el Archipiélago, mientras que los permisos profesionales no llegan a 2.000. Este desequilibrio, y los problemas que genera, se abordaron la semana pasada en el último foro técnico La pesca en Gran Canaria.

Francisco Jiménez, secretario de la Federación de Cofradías de Las Palmas, demandó ayer "que se aplique la Ley de Pesca de Canarias, que ya establece el número de kilos que se pueden capturar con una licencia deportiva", y que la concesión de estos permisos "se controlen, porque aquí no sabemos ni la mitad de lo que estamos sacando del mar". Jiménez subrayó la necesidad de que se inspecciones "todas las licencias", que incluyen las de pesca de caña (desde tierra), las destinadas a los submarinistas y la pesca en el mar.

Son estas últimas, especialmente, las que han sembrado la alarma entre las cofradías. Desde la de Arguineguín, a la que pertenece Jiménez, se denuncia cómo en las últimas semanas varias embarcaciones sin licencia profesional acapararon importantes capturas de calamares que se han dado en las últimas fechas en el sur de Gran Canaria. "Para nosotros fue imposible aprovecharlas, no podemos competir con el precio", explica el portavoz de la Federación, en alusión a la posterior comercialización irregular de ese pescado.

La organización alerta igualmente de la práctica "usual" de barcos con licencias deportivas que parten desde Gran Canaria o incluso Tenerife para faenar en Fuerteventura durante fines de semana enteros. Jiménez pide, "lo primero, organizarnos, y conocer de forma exhaustiva cómo se está faenando en Canarias", además de supervisar "a todas las licencias por igual".

Miguel Ángel Delgado, secretario de la cofradía de Mogán, se queja de las prácticas de "muchos pescadores que se dedican a coger su embarcación de forma habitual. Es esa parte de las licencias, la que se dedica a la venta ilegal, la que nos afecta", por encima de la pesca con caña "que se hace a pie de muelle, con pescados pequeños. Lo nuestro no está ahí".

Desde Fuerteventura, Juan Ramón Roger, presidente de la cofradía de Gran Tarajal, también se lamenta de que "no hay control, si lo hubiera, personalmente creo que todos los pescadores tendríamos cabida". Roger también incidió en que "la pesca con caña llega hasta donde llega", y convino en que un problema mayor se produce con las faenas sin permiso profesional en alta mar.

Según los datos hechos públicos en el foro técnico de la pasada semana por José Juan Castro, doctor del departamento de Biología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, la pesca deportiva concentra el 60% de las capturas que se realizan en Canarias, cuando la media mundial está en un 10%. Las cofradías se quejan de la competencia que generan muchas de estas licencias recreativas, con la venta de su pescado a establecimientos "a pie de muelle", y aluden a la regulación en vigor (la Ley de Pesca de Canarias de 2003 y su reglamento, de 2005) como la herramienta principal con la que atajar el problema. "No queremos que se adopten represalias", se apunta desde la Federación de Las Palmas, "sólo que se aplique la norma".