El economista y filósofo austríaco Christian Felber, impulsor de la llamada Economía del Bien Común, cuenta en Canarias con seis empresas que aplican su modelo alternativo frente al afán de lucro y la "competitividad caníbal" de la economía de mercado que ha generado la crisis actual.

Felber, que ha ofrecido este viernes una conferencia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), ha afirmado que la economía del bien común no es algo "nuevo", pues ya Aristóteles decía que este debía ser el objetivo de la actividad económica.

El economista ha dicho que es necesario "reescribir las reglas de la democracia para que el pueblo sea el verdadero soberano" y que "el cambio hay que hacerlo de abajo arriba", mediante referendos o asambleas democráticas, de manera que los ciudadanos en sus municipios decidan el orden económico y el sistema financiero que quieren, pues si se deja las decisiones a los representantes del pueblo las cosas no cambiarán".

Ha explicado que en su último libro, "Salvemos el Euro", expone que no son necesarios los recortes en los servicios públicos para combatir la crisis, pues hay una riqueza privada enorme gracias a la Unión Europea y la globalización, y, solo utilizando una pequeña parte, se podrían aumentar los servicios públicos para alcanzar el nivel medio de la Unión Europea.

Según Felber, Austria recauda en impuestos y cotizaciones sociales un diez por ciento mas que España en relación a sus respectivos PIB, y "no para mal sino para bien", porque sus servicios sociales son mucho mejores.

Así mismo, ha citado los casos de Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia, que son estados que están en mejores condiciones, tanto en lo referente a sus indicadores económicos como sociales, y las desigualdades son menores.

El economista ha explicado que ya cuenta con 1.200 empresas de 15 países que se han sumado a su modelo, que pone límites a las diferencias de ingresos y patrimonios, y que en sus balances introduce nuevos valores a medir, como la dignidad, la solidaridad, la justicia social, la democracia y la ecología.

Entre ellas figura Oceanográfica, empresa de comunicación radicada en Gran Canaria y dedicada a la promoción del patrimonio natural y de los recursos naturales.

Su director, Arturo Boyra, ha expresado su deseo de ser un ejemplo empresarial porque está convencido de que es necesario un cambio, al tiempo que ha subrayado que "está encantado" pese a que la crisis también les ha afectado y han tenido que reducir a la mitad la plantilla, de manera que de los diez trabajadores que llegaron a ser ahora son cinco, aunque está convencido de que los recuperarán.

Oceanográfica es la primera empresa canaria que se sumó al modelo de bien común, pero no es la única que cree en el cambio, pues también le han seguido Limoniun, dedicada al turismo activo, Envía Verde, Redes, Plántate Jardinería, Diego Delgado y Huerta el Farmero, ha señalado Boyra.

Además, tanto Oceanográfica como Limoniun están siendo auditadas como empresas pioneras para conocer todo el proceso y poder animar a otras a que lo apliquen.

Felber ha informado de que desde que inició su movimiento hace dos años y medio cada vez son más las empresas, universidades, municipios, mancomunidades y otro tipo de instituciones de enseñanzas las que se adhieren, porque existe una "añoranza muy profunda" sobre el bien común.

El economista ha señalado que en el orden económico legal vigente, las empresas antisociales son las que más éxito tienen", se "machacan entre ellas y ponen en peligro las relaciones sociales y humanas".

En la economía del bien común, sin embargo, impera la confianza, la cooperación, el aprecio, la democracia y la solidaridad, y las empresas que practican la cooperación son recompensadas.

Además, el éxito económico no es medido por indicadores monetarios como el beneficio financiero o el PIB, pues el balance del bien común se convierte en el balance principal de todas las empresas, de manera que cuanto más social, ecológica, democrática y solidaria sea la actividad, mejores serán los resultados del bien común alcanzados.

De este modo, se mejora el balance del bien común de las empresas en una economía nacional y el producto del bien común, según la teoría de Felber.

Además, propone que las empresas con buenos balances del bien común disfruten de ventajas legales como tasas de impuestos reducidas, aranceles ventajosos, créditos baratos, privilegios en compra pública y en el reparto de programas de investigación, de manera que para operar en el mercado tengan más dificultades las "indecentes y no ecológicas".