Veintitrés kilómetros son los que tendrán que recorrer los vecinos de Artenara cada vez que quieran sacar dinero o hacer alguna gestión con Bankia, una vez se lleve a cabo el cierre que la entidad tiene previsto para su oficina en ese municipio grancanario. Los habitantes de la localidad, que no cuenta con ninguna sucursal de otro banco, se verán obligados a desplazarse hasta San Mateo para encontrar la sede de Bankia más próxima.

Desde el martes Bankia estudia diferentes fórmulas para evitar "desbancarizar" a este municipio que, al igual que Tejeda y la isla de La Graciosa, se quedaría sin servicios bancarios de ningún tipo si la entidad cierra sus delegaciones. Una de las medidas barajadas hasta el momento consiste en la puesta en marcha una ofiguagua que visite las localidades cada quince días, "como se hace en los pueblos pequeños de la Península". Para La Graciosa la solución pasa por el mantenimiento de un cajero automático.

En total son 54 las sucursales que Bankia cerrará en Canarias entre octubre y noviembre. La noticia sorprendió ayer a más de un cliente y no gustó nada a los diez alcaldes de la Mancomunidad del Norte de Gran Canaria que ayer amenazaron con retirar los fondos de la entidad si ésta mantiene su plan de reestructuración.

Los regidores entienden que el cierre propuesto por Bankia perjudicará gravemente a las medianías y al corredor costero de la autopista GC-2, y provocará un grave perjuicio a especialmente a sectores más sensibles de la sociedad como los jubilados, que tradicionalmente han mantenido sus cuentas en la extinta Caja Insular de Ahorros de Canarias, así como al sector del comercio.

"Es algo bastante chocante que nos tiene a todos hablando solos porque nos afecta de lleno", señalaba ayer Carlos Díaz, de 45 años. Díaz es natural de Artenara y lleva 30 años como cliente de La Caja de Canarias (Bankia desde 2011). "Lo que más me preocupa es la lejanía porque como mínimo tendré que ir a San Mateo, Valleseco o Teror para tener servicios", apunta.

Asegura que si Bankia cierra su oficina en Artenara "me cambio de banco". Además de tener domiciliada su nómina "me encargo de los pagos de mis padres que ya tienen 90 años y no pueden valerse por sí mismos". La cercanía en el trato con el personal es otro de los aspectos "que se va a perder" al tomarse esta decisión.