282 años después de la fundación de San Antonio de Texas Canarias vuelve a escribir un renglón de su historia. La planta de montaje de Toyota en esa ciudad ensambló la madrugada del miércoles su pickup un millón. Un Tundra de color bronce al que se ha bautizado con el nombre de 1794, un homenaje al dueño de la finca sobre la que desde hace diez años se levanta la fábrica: Juan Ignacio Pérez de Casanova.

Pérez de Casanova formó parte de la expedición de 10 familias -unas 50 personas- que emigraron con salvoconducto de Felipe V para colonizar las tierras del otro lado del Atlántico. Como otros tantos que durante el siglo XVIII dejaron atrás las Islas, la aventura de estos estaba motivaba por la sequía perenne, la caída del monocultivo de la vid, sucesivas hambrunas y epidemias, malas cosechas y la amenaza constante de los ataques piráticos de británicos y holandeses. Eso amen del interés de la corona por mantener lejos de las ansias de la Luisiana francesa un tierra considerada de las más fértiles y rica de América. En un real despacho de 1729 dirigido al juez de Comercio de Indias en Canarias Felipe V pide hombres (con sus mujeres) que le defendieran la provincia.

Una parte zarpó desde Lanzarote hasta el puerto de Santa Cruz de Tenerife desde ahí, el 27 de Marzo de 1730, a Veracruz (México) con escala en La Habana y en caravana hasta San Antonio sorteando inclemencias climáticas, paisajes abruptos y ataques de los nativos. Un duro recorrido de un año -llegan el 9 de marzo de 1731- que les fue recompensado con tierras y el rango de hijosdalgo para ellos y sus descendientes.

La organización de la nueva ciudad prácticamente calcó la canaria: al primer gobierno local (el primero de Texas) lo llamaron cabildo y construyen también (1738) la primera iglesia dedicada a la Virgen de la Candelaria.

La concesión de Juan Ignacio se localizó entre el arroyo León y el río Medina. Sobre esas tierras levantó en 1794 el Rancho de la Purísima Concepción al que posteriormente añadiría 24.000 acres más (menos de 12.000 hectáreas).

Leal a la corona -incluso tras la invasión de los ingleses-, Pérez de Casanova falleció en octubre de 1823. Seis años antes ocupó durante unos meses el sillón del gobernador tras Cristóbal Domínguez y antes de Manuel Pardo, todos canarios. Su hijo, José Ignacio Pérez, mantuvo la posesión del rancho pero tras la separación de Texas de México (1836) el nuevo gobierno sólo reconoció los 4.000 acres de tierra original del rancho. Este, con el nombre de Rancho JLC, se mantuvo en posesión de los descendientes hasta que en 2003 Toyota lo compra.

Ese es el primer vínculo de Toyota con Canarias. La marca, no obstante, no toca tierras isleñas hasta 1973 en la primera operación expansión hacia Europa de la automovilística nipona. Tardarían dos decenios más en fundar la central de Bruselas. El Tundra un millón -sólo se fabrica para el mercado americano- casa ahora con los 100.000 toyotas vendidos en las Islas.