Las dos plantas de generación eléctrica a través de biomasa que Ence -la antigua empresa Nacional de Celulosa- proyecta construir en Gran Canaria servirán para abaratar el coste del sistema eléctrico del Archipiélago. En qué medida lo harán dependerá de la retribución que el Ministerio de Industria, Energía y Medio Ambiente fije para la energía gestada en sus turbinas, pero el precio siempre se situará muy por debajo de los alrededor de 220 euros que cuesta obtener cada megavatio hora a través de la combustión de petróleo, tecnología de la que nace más del 90% de la electricidad en las Islas. La inversión para la construcción de estas dos plantas grancanarias y una, a más largo plazo, en Tenerife rondará los 500 millones de euros.

El precio medio de generación con biomasa se sitúa en unos 110 euros por megavatio hora en la parte baja de la horquilla y en casos se ha elevado hasta los 140 euros. Entre esas dos cantidades habrán de buscar una intersección para sus intereses la empresa y el equipo del ministro José Manuel Soria. Los segundos intentarán que el precio final se sitúe lo más abajo posible con el fin de que el abaratamiento sea el mayor, mientras que los directivos de Ence pelearán por obtener la máxima rentabilidad para una inversión cienmillonaria que se concretará en el Puerto de La Luz y de Las Palmas y en el de Arinaga.

Impulso político

La voluntad política para impulsar el proyecto se da por descontada. La entrada de la biomasa dará al ministerio un argumento más para rebajar los extracostes que suponen los sistemas eléctricos insulares y extrapeninsulares (SEIE); alrededor de 1.800 millones de euros anuales de los que casi 1.000 corresponden exclusivamente a Canarias. Además, la entrada de otra tecnología en el Archipiélago permitirá rebajar la factura energética exterior al caer el consumo de petróleo. Por último, será un paso más para acercarse al objetivo de generar mediante fuentes renovables el 20% de la demanda energética en el año 2020, como marca Bruselas.

Otra posibilidad es que Madrid defienda pagar en las Islas lo mismo que en la Península, si bien este punto de inicio para la negociación generaría tensión. Las plantas de biomasa de la Península se nutren de explotaciones agrarias y forestales situadas en lugares próximos a los centros de generación de energía y, en el caso de Ence, además, de la propia celulosa que genera con su actividad original.

Esos dos factores quedan eliminados en Canarias, donde según el director de Comunicación de la empresa, Luis Carlos Martínez, el aprovechamiento de los residuos agrícolas, forestales, animales y urbanos existentes no será suficiente para que sus dos plantas funcionen a pleno rendimiento, por lo que el resto del combustible orgánico habrá de traerse del exterior por vía marítima.

El secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, ya ha trasladado a Soria la idoneidad del desembarco de Ence en las Islas. No obstante, el decreto impulsado por el propio ministro el pasado año tenía por objeto introducir competencia en los SEIE y este es un buen ejemplo. Además, la empresa maneja planes a futuro que pasan por tener presencia también en Tenerife. El subsecretario de Industria, Energía y Turismo, Enrique Hernández Bento, señaló ayer que la generación con biomasa en el Archipiélago "tiene todo el sentido del mundo".

El ahorro económico no se ciñe tan solo a la mera cuantificación del abaratamiento que supone la utilización del combustible de origen vegetal y animal. La directora general de Industria y Energía del Gobierno de Canarias, María Antonia Moreno, incidió en la rebaja que también se obtendrá en la "emisión de gases de efecto invernadero" y la aportación que supondrá en el objetivo de diversificar el mix energético de las Islas.

Tras la constatación de que, al menos en principio, no van a existir obstáculos políticos para iniciar su andadura en el Archipiélago, los responsables de Ence han iniciado la tramitación administrativa con el Gobierno de Canarias e, incluso, el Boletín Oficial del Estado ha publicado ya su solicitud de 48.000 metros cuadrados de suelo en el recinto portuario capitalino.

Cada una de las centrales de Gran Canaria contará con una potencia instalada de 70 megavatios. Sirva como dato que en el concurso eólico de 2007 se adjudicaron en toda Gran Canaria 192 megavatios repartidos entre quince parques. Es decir, con solo dos plantas de biomasa se cubre el 72% de la potencia eólica de dicha convocatoria en lo que concierne a esta Isla.

Al respecto, el presidente de la Asociación Canaria de Energías Renovables (ACER), Enrique Rodríguez de Azero, que puso por delante su escaso conocimiento de los planes de Ence, sí estimó "preocupante" implantar de golpe "tanta potencia" en una sola isla.

La puesta en funcionamiento no es un suceso a tener en cuenta para el corto plazo. Para comenzar, los proyectos de Ence habrán de cubrir el preceptivo trámite medioambiental, que no bajará de los tres años si se toma como referencia que los parques eólicos pasan ese tiempo, e incluso más, esperando por una declaración de impacto ambiental positiva.

De manera simultánea, habrán de negociar con Red Eléctrica de España (REE) los puntos de conexión en los que verter la energía. En Arinaga, la construcción de una subestación para dar cabida a la eólica de los nuevos parques es una gran noticia para las aspiraciones de Ence, mientras que existen más dudas sobre si será necesario tramitar una nueva subestación cerca del Puerto de Las Palmas.