En 2008 no llegaban a 430 los canarios que renunciaban a sus herencias. Sin embargo, con la irrupción de la crisis, el número de rechazos de testamentos no ha dejado de aumentar año tras año, hasta el punto de que la cifra de quienes renuncian a su herencia se ha duplicado en los últimos seis años. Según los últimos registros estadísticos del Consejo General del Notariado -que recogen las cifras hasta el tercer trimestre del año pasado-, en los nueve primeros meses de 2014 se contabilizaron 879 renuncias de herencias en el Archipiélago, un 39% más que en el mismo periodo de 2013 y a solo dos rechazos para superar las cifras de todo ese año (881). Y la tendencia es que la evolución siga al alza. A falta de contabilizar las renuncias que se hubieran producido en el último trimestre de 2014, las cifras con toda probabilidad duplicarán a las registradas entre 2008 y 2011.

No se trata de un comportamiento exclusivo de Canarias, sino de toda España donde el rechazo al legado familiar se incrementa de igual forma año tras año. Así, en el conjunto del Estado las renuncias aumentaron en 2013 hasta las 28.783, un 21% más con respecto al ejercicio anterior.

La factura fiscal que se paga a la hora de aceptar una herencia es una de las principales causas que están detrás de las renuncias. Pero no es la principal, ni mucho menos. Lo cierto, según fuentes del Consejo General del Notariado, es que el motivo mayoritario de las renuncias obedece a que junto con los activos del donante, los herederos reciben de forma indisoluble sus deudas y, con ello, la obligación de saldarlas. Porque al aceptar una herencia, con los activos y los pasivos, el beneficiario se hace responsable de las deudas del fallecido, no solo con los bienes del donante, sino también con los propios, que pueden ser embargados por los acreedores. De ahí que haya que echar cuentas para comprobar si compensa o no aceptar el legado.

Liquidez

Por ejemplo, si se recibe una vivienda sobre la que pesa una hipoteca, se tiene la obligación de cumplir con las cuotas, pero puede suceder que no haya liquidez para afrontar los pagos o que la propia venta del inmueble, por la desvalorización tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria, no dé fondos suficientes para satisfacer el préstamo. Eso al margen de los impuestos que haya que abonar a la administración, que presenta una fiscalidad muy diferente en función de la comunidad autónoma de residencia.

Con la crisis y la falta de empleos, son muchos los ciudadanos que han tenido que recurrir a préstamos personales para subsistir utilizando como fianza de los mismos sus bienes o avalando con las propiedades a familiares o empresas propias.

Hay fórmulas para evitar que quien reciba el legado tenga que responder con su patrimonio de las deudas del testador, pero es un proceso complejo, por lo que en muchas ocasiones -según afirman los propios notarios- se acude a la vía más sencilla: la renuncia.

Por ello, los rechazos de herencias mantienen una tendencia al alza que aún no ha tocado techo, ni mucho menos. En el Archipiélago canario, en 2008 -el primer año en el que se dejó sentir la crisis- las renuncias ascendieron a 429. Al año siguiente, los rechazos de testamento se elevaron a 496, para subir en 2010 hasta las 518 renuncias; un año más tarde se rechazaron 645 herencias. En 2012 se incrementaron los rechazos a 718 testamentos y en 2013 la cifra se situó en 881. Para el año que acaba de terminar, 2014, el Consejo General del Notariado solo ha publicado los datos cerrados de los nueve primeros meses, en los que las renuncias se incrementaron hasta las 879. De seguir esta progresión, llegarían a final de año a rondar las 1.180 renuncias.

El decano del Colegio de Notarios de Canarias, Alfonso Cavallé Cruz, afirma que "la figura de la renuncia de herencia hasta hace poco era muy anecdótica, pero ha aumentado en los últimos años, porque ha coincidido que justo en un momento en el que las familias están muy endeudadas, hay falta de liquidez y se ha incrementado el impuesto en materia de sucesiones, lo que ha llevado a muchas personas a que renuncien a un patrimonio por la imposibilidad de pagar los impuestos por la transmisión del patrimonio o bien porque la herencia contiene cargas como deudas contraídas por el testador".

Registrar un testamento cuesta algo más de 30 euros y esa cantidad es ridícula para el coste real de custodia. "No hay compañía en la Tierra que se comprometa a guardar un documento durante 500 años con garantías de custodia y con una responsabilidad tremenda en el caso de pérdida por ese precio", señala Cavallé Cruz en cuya notaría hay documentos desde principios del siglo XVI hasta la fecha.