La Provincia - Diario de Las Palmas

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El 'banco malo' vende en 2014 la octava parte de sus inmuebles en Canarias

La Sareb colocó en las Islas 495 activos el pasado año

Anuncio de Sareb, en una feria inmobiliaria. LP/DLP

La Sareb (Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria) logró colocar durante el pasado año 15.000 activos inmobiliarios -viviendas, suelo y naves industriales- en toda España. De ellos, el conocido como banco malo vendió 495 activos en el Archipiélago, casi la octava parte de los 3.847 con que contaba en las Islas.

Así se desprende de los datos manejados por la entidad creada para que los bancos -principalmente los gestados a través de la fusión de cajas de ahorro- se sacudieran de sus balances el exceso de activos tóxicos que les condujo a una complicada viabilidad. Las ventas en las Islas suponen el 3,3% del total nacional y se concentraron prácticamente en su totalidad en Las Palmas.

Este desequilibrio entre las dos provincias canarias viene explicado por el hecho de que La Caja tuviera sus raíces en Gran Canaria y fuera una de las siete entidades de ahorro que alumbraron Bankia, el banco que mayor volumen de activos depositó en la Sareb, con 89.814. Sin embargo, la tinerfeña CajaCanarias, tras pasar por la también malograda Banca Cívica, acabó absorbida por Caixabank, que no ha tenido que recurrir a la Sareb.

Ayer, precisamente, el banco malo presentó sus cuentas anuales correspondientes a 2014. Las ventas de la cartera inmobiliaria entre particulares se dividió prácticamente a la mitad entre activos propios y otros vinculados a préstamos propiedad de la entidad. Este capítulo le reportó unos ingresos de 871 millones de euros, según la nota hecha pública. Los números colocan a la entidad que preside desde enero Jaime Echegoyen entre los cinco primeros operadores del mercado, con una actividad que supera los 40 inmuebles vendidos al día, diez más de los previstos.

Prácticamente la mitad de las ventas, residenciales en un 63%, se concentró en solo cuatro provincias. Madrid, donde Caja Madrid tenía una cuantiosa cuota de mercado; Barcelona, en este caso territorio raíz de Catalunya Caixa; Valencia, que soporta el lastre de Bancaja y Banco Valencia, y Málaga, donde fueron a parar parte de los activos tóxicos de Ceiss tras su compra por parte de Unicaja.

El ritmo de ventas pulverizó las previsiones globales de colocar la totalidad de los activos antes de 2027. Eso sí, para incrementarlo no puede abusarse más de los precios de saldo por el riesgo de traspasar el umbral que marca el inicio de los daños contra los contribuyentes.

La Sareb nació como una de las obligaciones recogidas en el Memorando de Entendimiento (MoU) que el Gobierno de Mariano Rajoy firmó en julio de 2012 con la Unión Europea para que esta rescatara parcialmente a la banca española con una línea de crédito de hasta 100.000 millones de euros. Bruselas se garantizaba así que el dinero prestado no fuera a parchear balances de empresas privadas ya heridas de muerte por un empacho de ladrillo. Si bien su accionariado tiene mayoría privada (55%), la presencia del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (45%) significa que todos los españoles tienen invertido ahí parte del dinero de sus impuestos.

De ahí que el banco malo no pueda reventar el mercado o, lo que sería lo mismo, malvender el patrimonio de todos los españoles. Además, tampoco puede hacerlo por el riesgo que corre de incurrir en una competencia desleal frente a las inmobiliarias, que deben afrontar las dificultades del mercado sin ningún tipo de apoyo público.

Sin avales y en mora

A pesar de los buenos datos alcanzados con las ventas, la entidad no pudo evitar que en las segundas cuentas que rinde, las pérdidas doblen a las del ejercicio anterior (261 millones) y lleguen a los 585 millones de euros. El motor de este incremento de los números en negativo es la obligación de llevar a cero los créditos a promotores que no tienen aval y ya han entrado en mora.

Hoy resulta inconcebible, pero lo cierto es que en pleno boom de la construcción, los bancos y, sobre todo, las cajas otorgaban créditos sin garantías a constructores y promotores inmobiliarios en la seguridad de que la finalización de la obra conllevaba la devolución del préstamo. Cuando la rueda de la economía dejó de girar, la demanda de vivienda decayó bruscamente y el dinero nunca volvió a los bancos.

Por ello, el regulador ha tomado esta decisión, que se cuantifica en unas provisiones de 719 millones de euros sin las cuales la Sareb habría presentado también pérdidas, pero de solo 45 millones, según cálculos de la propia entidad.

Desde el pasado año, la Sareb ha recurrido a servicers, empresas que comercializan sus existencias. Entre ellos se encuentra Solvia, que se hizo con una cartera formada por 42.900 activos por un valor cercano a los 7.000 millones. El 8% de estos -3.432- se concentra en el Archipiélago.

Solvia, que es la inmobiliaria del Banco Sabadell, tiene hasta el momento el honor de ser uno de los escasos servicers cuyo capital se mantiene ajeno al desembarco en España de los fondos buitre.

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