El Banco Popular de China dio ayer por concluido el ajuste en el valor del yuan, después de tres devaluaciones consecutivas que han rebajado su cambio en casi un 5% y han generado dudas sobre la marcha de la segunda economía mundial. Las bolsas reaccionaron con subidas y la española creció el 0,62%. Sin embargo, algunos de los valores más expuestos a las exportaciones de China, continuaron ayer desplomándose.

El Banco Popular de China anunció ayer que ya ha concluido los ajustes en el valor del yuan frente al dólar. Fue en una rueda de prensa en Pekín convocada expresamente para explicar su postura sobre la depreciación de la moneda, un hecho poco habitual y que da cuenta de la preocupación que generaron, a escala nacional e internacional, los últimos movimientos del ente regulador.

El asistente del gobernador del Banco Popular, Zhang Xiaohui, señaló que el yuan ha vuelto gradualmente a su valor de mercado, tras las últimas revisiones a la baja, y que a partir de ahora debería permanecer fuerte. "No hay base para una depreciación persistente y sustancial", insistió Zhang.

Alivio para los mercados

Esas palabras supusieron un alivio para los mercados y, tras dos días en vilo y con caídas por el pesimismo sobre la evolución de la divisa china, las bolsas asiáticas cerraron al alza y, más tarde, siguieron idéntico camino la mayoría de las europeas. París ganó el 1,25% y Milán el 1,56%, mientras que Londres bajó únicamente el 0,04%.

Previamente, el banco central chino había vuelto a devaluar, por tercera jornada consecutiva, el tipo de cambio de referencia de su moneda con respecto a la estadounidense, en un 1,11 %, para dejarlo en 6,401 yuanes por dólar. Así, la divisa china vale ahora un 4,66 % menos que el pasado lunes, antes de que el banco central chino iniciara la serie de tres depreciaciones consecutivas.

En China, la cobertura mediática sobre la devaluación del yuan ha trasladado a la propia ciudadanía preocupación, no tanto por las implicaciones directas de la caída en la cotización de la moneda, sino porque ha sido percibida como un signo de que la economía no va tan bien como acostumbraba. Nada se cambia si todo funciona.

La prensa oficial presentó las medidas adoptadas por el banco central como un paso hacia la liberalización económica del gigante asiático, desmarcándose de la interpretación de la mayoría de analistas, que lo ven como un intento de favorecer a las empresas exportadoras y de que el país ha entrado en una guerra de divisas con las naciones vecinas.

Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) advirtió en las actas de su última reunión de política monetaria de que la situación financiera de China "podría tener un impacto adverso mayor de lo esperado" en la economía de la zona del euro, dada su importancia en el comercio global. "Este riesgo podría agravarse por efectos negativos colaterales de los incrementos de los tipos de interés en Estados Unidos sobre el crecimiento de las economías emergentes", según el informe del BCE.