El Estado alemán es el beneficiario directo de la primera privatización firmada ayer por el Gobierno griego en cumplimiento de las cláusulas del rescate acordado la pasada semana, la de catorce aeropuertos regionales. La privatización de la gestión de esas infraestructuras ha recaído en la empresa germana Fraport y ha sido acometida por el Gobierno de Tsipras cuando el rescate todavía no ha sido refrendado por los parlamentos de Alemania, Finlandia, Austria, Holanda, Estonia y Eslovaquia, instados a hacerlo entre ayer y hoy.

Los aeropuertos habían sido asignados en 2014 a Fraport y su entrega quedó paralizada cuando Syriza llegó al Gobierno en febrero. El precio del conjunto de los catorce aeropuertos es de 1.230 millones de euros, y Fraport se ha comprometido a invertir en ellos 330 millones los primeros cuatro años y 1.400 millones en los siguientes cuarenta.

La que pasará a la historia griega como la primera privatización firmada por el Gobierno de la izquierdista Syriza afecta a los aeropuertos de Tesalónica, Corfú, Chania, Cefalonia, Zante, Aktio, Kavala, Rodas, Kos, Samos, Mitilene, Mikonos, Santorini y Skiathos.

En el accionariado de Fraport, compañía que gestiona el aeropuerto de Fráncfort, uno de los mayores del mundo, la mayoría está en manos de dos instituciones estatales alemanas: el Estado federado de Hesse (31,49%) y el consistorio de la ciudad de Fráncfort del Meno (20,11%), que opera a través de su compañía municipal de servicios técnicos. Un 33,58% está en manos de empleados e instituciones públicas menores, mientras que el 9,92% lo ostenta la aerolínea privada Lufthansa y el 4,90% corresponde a inversores particulares.

En paralelo a la puesta de los aeropuertos públicos griegos en manos de intereses públicos alemanes, el Ejecutivo griego reconoció que no tiene mayoría suficiente para aplicar sus políticas y aseguró que en los próximos diez días establecerá una hoja de ruta para llegar, al menos, hasta la primera evaluación del rescate prevista para octubre.

El Gobierno, sustentado en la coalición entre Syriza y los nacionalistas de derecha (Anel), contaba al iniciar su andadura con 162 de los 300 diputados griegos. La votación del tercer rescate, el pasado viernes, contó con la oposición de 47 diputados de la mayoría gubernamental, aunque el plan pactado con los acreedores salió adelante con el apoyo de amplias franjas de la oposición. De ahí que la prensa helena insista en que el premier Tsipras debe pedir la confianza cuanto antes. Será, en todo caso, después del jueves, día en el que Grecia recibirá el primer tramo del rescate.