Desde el comienzo de agosto del pasado año, el barril de petróleo Brent, el que se extrae de los mares del norte y se usa como referencia en Europa, se ha abaratado en 56,8 dólares, lo que en términos relativos supone un desplome del 56%. Sin embargo, llenar un depósito de 50 litros con gasolina de 98 octanos costaba entonces 59,50 euros y hoy en día solo tres euros menos. Es decir, los surtidores tan solo han reflejado el 5% de la caída sufrida por la materia prima.
Los productores de petróleo se niegan a recortar sus producciones en espera de que, al calor de la mejora económica de los países occidentales, la demanda despierte de su letargo y les sea posible empezar a recuperar el terreno perdido. Por el momento, parece que el precio tiende a estabilizarse, pero los expertos no descartan que el largo episodio de volatilidad a la baja escriba nuevos capítulos.
Las reservas mundiales de petróleo actuales son las más grandes conocidas hasta la fecha. En eso influyen varios factores. Por un lado, la economía china, "la fábrica del mundo", como la calificó días atrás el socio director de Pharum Capital, José Ignacio González, ha pisado el freno, lo que se traduce en un menor consumo de combustibles. Por otro, la continua apertura de pozos en Estados Unidos y la negativa de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a reducir el bombeo.
Mientras todo eso sucede, las grandes petroleras se resisten a reflejar la contracción de los precios en el producto final. Según el aserto, con amplia demostración práctica en el transcurso de los últimos cuarenta años, las subidas del precio del petróleo en el mercado de futuros se transmiten con celeridad a las gasolineras, mientras que las reducciones recorren un camino mucho más complicado. Según los vendedores, porque en las cantidades que tienen que abonar los consumidores para llenar los depósitos de sus vehículos el mayor peso corresponde a los impuestos.
Esa afirmación la contradice, en buena parte, el informe publicado hace unos días por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), organismo que atribuye a la escasa rivalidad entre empresas la desproporción en las caídas de precio de la materia prima -el petróleo- y el producto final que se produce en España.
Mientras eso ocurre, el margen de beneficio, la diferencia entre costes e ingresos, de las gasolineras españolas y siempre según la CNMC, se incrementó en el mes de julio en un 2,7%. Este escenario se produce además en uno de los momentos de mayor tránsito del año por la época vacacional, lo que multiplica ese aumento del beneficio para el sector.
La Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos de España (Cores), que publica de forma periódica estadísticas, verifica una recuperación de las ventas cada vez más vigorosa. Según uno de sus últimos boletines, la demanda de combustible de automoción acumula doce meses consecutivos de crecimiento en el conjunto de España, de manera especial durante los últimos. Es un signo más de la recuperación económica que empiezan a mostrar los diferentes grupos de previsión económica.
Esto provoca que en el mercado se den situaciones tan extrañas como que los combustibles cuesten ahora en Canarias más que en enero, cuando el barril de petróleo es en estos momentos algo más barato que a comienzos del año. Según los datos de la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias, el litro de gasolina de 98 octanos cuesta ahora nueve céntimos más que en el arranque del año. Esto supone que el "lleno, por favor" en los surtidores isleños es cuatro euros y medio más caro que por aquel entonces.
