La economía española se desaceleró en el tercer trimestre del año al crecer un 0,7% frente al 1% anterior y la creación de empleo disminuyó "notablemente", según el observatorio económico que realiza el servicio de estudios del BBVA (BBVA Research).

Este incremento trimestral implica que la economía habría crecido entre un 2,5% y un 3%, menos que la cifra registrada entre abril y junio, lo que confirmaría la ralentización económica. Además, el menor crecimiento de la actividad se habría visto acompañado por una "notable disminución" en el ritmo de creación de empleo lo que, previsiblemente, habría dado lugar a un aumento de la productividad del factor trabajo.

Según BBVA, la desaceleración de la demanda se puede explicar en parte por el agotamiento del impulso de factores como el tipo de cambio o la política fiscal, así como por un entorno exterior "menos favorable", con una moderación del crecimiento global --principalmente en China--, el retraso en la normalización de la política monetaria en EE.UU. y otras economías y el aumento de la volatilidad en los mercados financieros y de materias primas.

Sin embargo, el banco cree que sigue habiendo elementos que favorecen el crecimiento, como la política monetaria expansiva del Banco Central Europeo (BCE) y el bajo precio del petróleo. A nivel doméstico, destaca el avance en la corrección de los desequilibrios internos y las reformas llevadas a cabo, que continuarán estimulando la recuperación en el medio y largo plazo.

En este contexto, mantiene que el PIB crecerá un 3,2% este año y un 2,7% en 2016, previsiones más pesimistas que las del Gobierno, que apuntan a un crecimiento del 3,3% en 2015 del 3% en 2016. Además, indica que el sesgo sobre sus previsiones es "a la baja".

Las cifras del tercer trimestre

BBVA recuerda que el segundo trimestre se caracterizó por una expansión "robusta" de la demanda doméstica y un "retroceso marginal" de la demanda externa a pesar del repunte de las exportaciones. La información disponible para el tercer trimestre sugiere que, aunque la mayor parte de los componentes de la demanda habrían registrado un menor crecimiento, la composición del gasto podría haber sido "relativamente similar".

Así, los indicadores apuntan a que el consumo privado y la inversión en maquinaria y equipo podrían haberse mantenido a la cabeza del crecimiento, si bien con tasas inferiores a las observadas en el primer semestre del año. Por su parte, la mejora de los determinantes sigue afianzando el cambio de ciclo tanto de la oferta como de la demanda residencial, de forma que la inversión en construcción y en vivienda habría continuado creciendo.

Por el lado de la demanda externa, las variables de gasto y expectativas indican que las exportaciones no turísticas continuaron expandiéndose, a pesar de que el deterioro del entorno global apunta a una pérdida gradual de dinamismo a lo largo del trimestre. Por el contrario, la tendencia de los indicadores vinculados al consumo de no residentes en el territorio nacional confirma un comportamiento "positivo" durante el verano.

Duda de los objetivos de déficit

Por su parte, los datos corroboran la desaceleración de la demanda pública en un contexto todavía "ligeramente expansivo" de la política fiscal. Así, la reducción del déficit público sigue basándose en la mejora de los ingresos y de algunas partidas del gasto, pero "parece escasa" de cara al cumplimiento de los objetivos presupuestarios de no intensificarse en los próximos meses.

En cuanto al mercado laboral, BBVA admite que los registros sorprendieron "positivamente" en septiembre lo que, sin embargo, no compensó el arranque "decepcionante" del trimestre. Según sus estimaciones, el número de afiliados a la Seguridad Social creció un 0,3%, lo que supone una desaceleración de ocho décimas respecto a lo observado en el segundo trimestre. Además, la contratación se atenuó en seis décimas y la reducción del paro se ralentizó en hasta el -1,7%.

Capacidad de financiación de la ecnomía

En este contexto, los precios retrocedieron el -0,9% en septiembre, aunque BBVA cree que la estabilización de la inflación tendencial en la economía sigue produciéndose en un entorno de recuperación de la competitividad-precio, en el que el diferencial de inflación respecto a la zona euro se mantiene favorable a España. Así, las medidas de inflación tendencial muestran repuntes en los precios que se acercan al 0,8% en Europa y el 0,4% España.

Por su parte, la capacidad de financiación de la economía, que se situó en el 2% del PIB en el segundo trimestre, debería mantenerse durante el bienio 2015-2016, apoyada en el ajuste estructural, la consolidación fiscal, la mejora gradual de las exportaciones, las expectativas de reducción de los tipos de interés y el ahorro resultante de la caída del precio del petróleo.