No todas las empresas tienen el privilegio de soplar 135 velas. Es más, en Canarias, solo una ha logrado tal hazaña. Litografía A. Romero, un negocio isleño dedicado a la impresión y las artes gráficas, es la única empresa del Archipiélago fundada antes de 1900 que aún se mantiene pie. Así lo recoge un informe elaborado por D&B, compañía perteneciente a Cesce, que ha concluido que la vida media de las sociedades españolas es de 11,69 años. Lo de Litografía Romero es, por tanto, algo casi de otro mundo. Según su gerente, Manuel Fernández del Pino, "una enorme satisfacción" que no es fruto de la suerte. Todo lo contrario. "Estoy seguro de que se trata del resultado del esfuerzo y la cooperación entre la empresa, los trabajadores y los clientes", destaca Fernández.

Los orígenes de Litografía Romero parecen sacados de una novela. El fundador de la empresa, un andaluz especialista en artes gráficas llamado Ángel Romero Tardido, recaló en Tenerife en 1880. Pero lo cierto es que ese no era su verdadero destino. "Romero quería instalar en Cuba su sociedad. Sin embargo, en la isla del Caribe estalló una epidemia de fiebre amarilla y el barco en que tenía previsto viajar no pudo partir", explica Fernández. El andaluz se quedó por tanto en el Archipiélago y decidió cambiar la aventura americana por la canaria. "Creyó que aquí también había oportunidades de negocio", detalla el gerente.

Litografía Romero se estableció en la capital tinerfeña para iniciar un período de intensa productividad en la impresión de libros para Latinoamérica. Una producción que se acentuó en los años 70. "Fueros muy buenos años. Exportamos por todo el mundo. Desde el Norte de EEUU y Canadá hasta Australia. Era otra época", recuerda Fernández, quien por entonces ya trabajaba en la empresa.

El auge en la elaboración de cigarrillos en Canarias lanzó el trabajo de la compañía de Romero hasta el continente africano. Allí, incluso, Litografía Romero llegó a instalar una empresa. "Cuando la sociedad atravesaba un momento muy dulce, se pusieron en contacto con nosotros desde Mauritania. Querían albergar una empresa como la nuestra allí", relata el gerente. Les dijeron que sí y hasta Tenerife llegaron más de 25 mauritanos dispuestos a aprender todo lo necesario para poner en marcha su propia Litografía Romero. "Estuvieron en la isla durante meses. Tengo muy buen recuerdo de ese tiempo y de todo lo que compartimos", confiesa Fernández.

En 1975, como consecuencia de la crisis del petróleo, la familia Romero, propietaria de la compañía, se vio imposibilitada para atender los problemas de financiación. Entonces, accionistas institucionales como Sodican, la Caja General de Ahorros de Canarias y el Cabildo de Tenerife, además de otros pequeños inversores, clientes y amigos salieron en su ayuda y se hicieron con la totalidad del capital.

En ese momento, compañías de todo el mundo empezaron a instalarse en Asia en busca de paraísos fiscales y a encargar sus trabajos de impresión a empresas radicadas en lugares mucho más cercanos a sus nuevos domicilios. "Nuestra exportación cayó", relata el gerente, que viajó "varias veces hasta lugares como Singapur en busca de soluciones", pero solo para comprobar que resultaba imposibles competir en precios.

La plantilla de Litografía Romero pasó de 525 empleados a 275 en menos de 15 años. "Ahora contamos con 125 trabajadores y estamos volviendo a poder contratar a personal", detalla Fernández. La compañía, que ha conseguido desarrollar su actividad de manera ininterrumpida hasta la actualidad, "está estabilizada" y se mantiene como líder del sector en Canarias. Más de un siglo después de su nacimiento, la empresa ha alcanzando un nivel tecnológico y profesional de primer orden.

No piensan parar. Esperan cumplir, por lo menos, otros 135 años más. "Nos veo saludables y pienso que podemos seguir creciendo", apuesta su gerente. El reto: resolver la venta de las participaciones del Cabildo, valoradas en tres millones de euros -la Corporación insular ha anunciado su intención de venta en varias ocasiones- y adaptarse al futuro. "El cambio tecnológico ya está aquí. Tenemos que sumarnos al carro con el objetivo de satisfacer siempre a nuestros clientes", concluye Fernández.