¿Cómo ha evolucionado en estos años el descuelgue de las empresas de los convenios colectivos?
El descuelgue es la posibilidad que tiene una empresa donde hay vigente un convenio colectivo para que pueda solicitar la no aplicación de parte de las materias que se incluyen en el mismo. Antes de la reforma laboral de 2012 el descuelgue ya existía pero era una medida más excepcional. En la última reforma laboral el régimen jurídico cambió bastante, se establecieron mecanismos de flexiblidad interna y externa como la modificación sustancial de condiciones de trabajo, la movilidad geográfica, la suspensiones de contratos y el descuelgue, además de los despidos y los expedientes de regulación de empleo. Esta reforma amplía las posibilidades de las empresas para descolgarse de los convenios.
¿Cual es el balance que se puede hacer de estos más de tres años de reforma laboral?
Ha sido bastante dura. En la primera fase se utilizaron mucho las suspensiones y extinciones de empleo. Ahora ha llegado el momento de las modificaciones sustanciales y otras medidas como el descuelgue. Realmente no hemos salido de la crisis pero tras los primeros años se aplican cada vez menos medidas extraordinarias porque, de hecho, en 2014 se hicieron unos 2.000 expedientes de descuelgue y en este año han bajado a un millar. Lo importante ahora es que para poder salir de la crisis haya contratación y estímulos a la economía para no seguir destruyendo empleo.
¿Como experto cree que fue necesario adoptar estas duras medidas ante la situación que atravesaba la economía?
Estamos en el debate de siempre de si el mercado laboral español es más o menos rígido. Cuando más empleo se ha creado en España ha sido con un mercado rígido, pero cuando se ha destruido más empleo es con un mercado laboral reformado y flexible. En realidad los estímulos económicos son los que determinan el ciclo y la creación de empleo, la legislación laboral ayuda pero no es determinante para concluir que la reforma laboral es la causante de que haya más empleo que antes. Lo importante es que haya crédito, financiación a las empresas y que aumente el consumo para que se generen puestos de trabajo y aumente la actividad económica. Es evidente que la actual legislación favorece a las empresas y hemos notado que se crea empleo, pero con salarios más bajos y con contratos temporales y a tiempo parcial.
¿España se ha situado al mismo nivel de los países europeos en flexibilidad laboral?
En relación con la legislación anterior el cambio es muy grande. Se han tocado muchas medidas de flexibilidad interna y externa, la negociación colectiva también ha variado mucho porque, de hecho, antes era muy excepcional que se pudiera tocar un convenio y ahora sí se puede hacer. Depende de la óptica empresarial o sindical la reforma es mejor o peor, en realidad la legislación ha mejorado pero si el ciclo económico no ayuda se complica todo porque son muchos los trabajadores con contratos temporales o a tiempo parcial porque no les queda otra opción.
¿Hasta qué punto las medidas de la reforma y el descuelgue debilitan la negociación colectiva?
Uno de los aspectos más importantes de la reforma es que el poder de la negociación colectiva ha decaído y eso se ve claramente en la llamada ultraactividad de los convenios, que implica que las medidas del convenio duren un año y no indefinidamente como antes. La posibilidad que hay de descolgarse por parte de la empresa hace que la posición de los sindicatos sea diferente. Actualmente si no hay acuerdo el empresario puede tomar unas medidas que antes no podía. Desde el punto de vista de los trabajadores ahora hay más empleo precario que antes. Hay un debate equivocado porque el cambio de la legislación laboral no genera empleo por sí misma, lo que puede es ayudar.
¿Cómo analiza la jurisprudencia que se ha generado con la aplicación de la reforma?
Cuando se aprobó la reforma laboral daba la impresión de que el empresariado podía hacer todo sin estar controlado judicialmente. Esta situación generó que las primeras decisiones que se tomaron por las empresas fueron demasiado exageradas con expedientes de regulación de empleo sin justificar. Este tipo de actuaciones ya no se están dando y los asesores y jueces han puesto más sentido común a la aplicación de la reforma. Creo que en la actualidad ya se ha frenado a las empresas que hicieron mal las cosas al principio y porque la jurisprudencia los ha puesto en su sitio y ahora mismo las propias empresas ya no lo harían igual. De todas formas ya el Tribunal Constitucional se ha pronunciado en que esta reforma laboral es constitucional, por lo que el papel de los jueces es dar razonabilidad y equilibrio a las decisiones que se adopten por las empresas.
¿Cree que en la nueva etapa política que se avecina tras las elecciones es necesario volver a reformar el mercado laboral?
Desde el punto de vista técnico hay cosas mejorables, la reforma nos puede gustar o no pero en líneas generales está bien hecha. No sé realmente si hace falta modificar algo, quizá lo que hay que adoptar son otras medidas. En realidad a cada modificación normativa que se realiza en el Derecho del Trabajo se le llama reforma laboral, por lo que creo que no haría falta retocar las grandes figuras aunque sí matizar cuestiones referentes a contratos o descuelgues. Mantener esta reforma laboral tendría que ser a cambio de subir el salario mínimo interprofesional, mejorar el sistema de protección social, generar más empleo entre los colectivos más vulnerables o volver a establecer puentes para los mayores de 55 años con el fin de favorecer su jubilación porque tienen muy difícil su vuelta al mercado laboral, es decir, hay que mejorar los efectos colaterales de la reforma laboral para arreglar estas situaciones.
