Abengoa ha concentrado las funciones ejecutivas en su presidente, José Domínguez Abascal, tras aceptar la renuncia presentada por su consejero delegado, Santiago Seage, que a partir de ahora se dedicará "en exclusiva" a la dirección de la filial estadounidense Abengoa Yield.

Según ha informado hoy la compañía, que ha presentado el preconcurso de acreedores a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Domínguez Abascal, que ocupaba el puesto de presidente no ejecutivo desde septiembre -en sustitución del histórico Felipe Benjumea-, será ahora presidente ejecutivo aglutinando "todas las facultades excepto las indelegables conforme a la ley".

También tendrá función ejecutiva el nuevo consejero y director general de la compañía, Joaquín Fernández de Piérola, hasta ahora presidente de Abengoa México y nombrado hoy para ambos puestos. Fernández de Piérola, que ocupará en el consejo el puesto vacante de Seage, tendrá carácter ejecutivo "con las facultades que expresamente le atribuya el consejo de administración", pero no será consejero delegado.

Mientras tanto, la renuncia de Seage a su puesto de consejero delegado supondrá su salida del consejo y el abandono de los cargos de consejero delegado y vicepresidente primero de la matriz. Seage asumió el liderazgo de la filial hace dos días, después de que el hasta entonces director general de esta, Javier Garoz, abandonara la sociedad.

Precisamente, Seage lideraba Abengoa Yield hasta el pasado mes de mayo, cuando la abandonó para ocupar el puesto de consejero delegado en la matriz en sustitución de Manuel Sánchez Ortega tras su dimisión.

Tras la reorganización anunciada hoy, Abengoa tendrá un único vicepresidente, Antonio Fornieles Melero.

Estos cambios en la dirección llegan dos días después de que la empresa sevillana presentara el preconcurso de acreedores para intentar solucionar su actual situación económica, en la que arrastra una deuda financiera de casi 9.000 millones de euros y unos pagos pendientes a proveedores por 5.000 millones.

Esta situación, que es resultado de un año complejo en el que se han sucedido los planes y estrategias, culminó en preconcurso tras la ruptura del acuerdo alcanzado con Gonvarri para que el conglomerado vasco entrara en el capital de Abengoa.