La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

"Casi siempre hallamos entre los trabajadores las ideas para mejorar"

"La empresa no debe ser solo un centro de ingreso de beneficios sino también de desarrollo social" destaca Javier García Arevalillo, consultor

Javier García Arevalillo, ayer en el Cicca de la capital grancanaria. SANTI BLANCO

Hay muchas definiciones de productividad. ¿Cuál es la suya?

La capacidad de hacer más con menos, entregar mayor valor con menos esfuerzo.

¿Menos esfuerzo significa menos capital humano e inversión?

Menos coste y, por tanto, mayor capacidad de hacer más. En un planteamiento mecanicista, la productividad te lleva a reducir personal, produce más menos gente. Sin embargo, en empresas como Google, la mayor productividad viene dada porque la misma gente hace más cosas o más gente hace aún más. Tiene un factor de creatividad y al añadirle más productividad, el efecto es multiplicador.

¿Abundan quienes piensan que incrementarla pasa por rebajar salarios y reducir personal?

Esto es lo que yo no defiendo, por experiencia. Veo empresas con ese planteamiento que terminan por cerrar o reducir personal y otras que, simplemente pensando en qué más pueden ofrecer, en qué más aspectos pueden destacar sus empleados, venden más y pueden poner mayores precios a sus productos. Reducir personal debe ser la última de las soluciones.

Bien, ¿pero hay muchos aún que toman el camino mecanicista de hacer trabajar más por menos dinero a quienes se han librado del despido?

No me los cruzo, lo que no quiere decir que no existan, pero, claro, ese tipo de empresa no nos contrataría; tienen muy clara la solución. Además, aunque existan, hay muchísima más gente que al menos tiene el deseo de que ese no sea el final. Distinto es que uno tenga que cerrar una empresa porque no hay más salida. De entrada, existe el deseo, muy humano, de mantener a la gente, no verles como una inversión de capital sino como las personas que son.

Casuística al margen, ¿hay algunas reglas comunes para incrementar la productividad?

Lo primero que miramos es el funcionamiento de los equipos, pasando por todos los niveles de mando, desde el equipo de dirección. Qué interacciones hay y si son eficientes. En seguida nos encontramos con problemas. Por ejemplo, que fulanito no se habla con menganito, hay piques entre dos departamentos...; tirando del hilo ves las rémoras. En casi todas las empresas, donde al final encontramos las ideas para mejorar es entre los propios trabajadores, pero las relaciones deterioradas dificultan que surjan.

¿Cómo se lidera para el bien común?

No hay recetas mágicas, pero se empieza abordando la tarea de valorarse a uno mismo.

¿En el plano personal?

Sí, que se traduce después a la empresa. La forma en que interactuamos en la empresa viene muy determinada por cómo nos valoramos a nosotros mismos. Si mi propio valor radica en mi capacidad de brillar en el sentido más banal, voy a mirar a mis compañeros, a mi gente, como escalones para ascender, y a mi empresa como herramienta para obtener beneficios. En la economía del bien común se insiste en no mirar a la empresa solo como un centro de ingreso de beneficios, sino de desarrollo social.

¿Cabe ese planteamiento en una empresa tradicional?

Michelin apostó por el neumático radial porque era bueno para sus clientes, es decir, por el bien común. No es nada abstracto, pusieron en juego cerrar dos tercios del negocio para que los compradores tuvieran un producto mucho mejor y triplicaron las ventas.

Compartir el artículo

stats