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Las empresas canarias saltan al exterior

El Ejecutivo canario emplea seis millones en 2016 en la internacionalización de las compañías

Varios trabajadores en la oficina tinerfeña de Open Canarias. CARSTEN W. LAURITSEN

El acceso a un mercado más amplio, la opción de obtener una mayor rentabilidad, la posibilidad de disminuir los riesgos comerciales, el espíritu ambicioso y las necesidades de supervivencia son algunos de los factores que explican la apuesta de las empresas canarias por la internacionalización. Un total de 846 compañías operaron en 2014 en el exterior, una cifra sensiblemente superior a la registrada en 2009, cuando 685 prestaron servicio en todas las partes del mundo o exportaron sus productos a otros países. Así, durante el pasado año, las empresas del Archipiélago facturaron 2.122 millones en mercados foráneos.

La apuesta del Gobierno de Canarias por la internacionalización la confirmó recientemente Pedro Ortega, consejero de Economía, Industria, Comercio y Conocimiento. Así, indicó que el Ejecutivo destinará seis millones de euros a este fin dada "la necesaria apertura de los negocios, de forma que su salida al exterior sea una oportunidad que revierta en más crecimiento y más empleo en Canarias". Con acciones de este tipo el Gobierno canario espera que las compañías del Archipiélago tengan la oportunidad de competir, en mejores condiciones, "en un mercado global a pesar de los sobrecostes inherentes al desarrollo de la economía canaria".

Un ejemplo de la vocación internacional lo constituye la empresa Iprocel, con sede principal en la capital grancanaria. Dedicada a la prestación de servicios de ingeniería, puesta en marcha, operación y mantenimiento de sistemas eléctricos, instrumentación y control en plantas de generación de energía, industriales y T&D, ha prestado servicio en más de 30 países desde que comenzó su andadura. En 1996 obtuvo su primera experiencia internacional en Jamaica y la escalada en todos los continentes, salvo en Oceanía, ha sido imparable. Alejandro Cárdenes, responsable del departamento de Desarrollo de Negocio, señala que salir fuera contribuye a enriquecer a la compañía y a afrontar nuevos retos.

Si bien al principio a las empresas les cuesta identificar las oportunidades que surgen en los mercados exteriores, con el paso del tiempo adquieren un conocimiento que les permite crecer de forma exponencial. "Al principio los pasos son muy cautelosos", reconoce Cárdenes, "pero ya tenemos una trayectoria consolidada". Dar el salto internacional, en este caso, fue una cuestión de ambición más que de necesidad, asegura. La clave para alcanzar el éxito es implantarse de forma adecuada porque supone un impacto importante para la empresa en términos de coste. En este sentido, son importantes los estudios previos que identifican los posibles nichos de mercado que tienen recorrido. Así, Iprocel cuenta en la actualidad con filiales en Bolivia, Canadá, Estados Unidos, México, Perú, Marruecos y Sudáfrica y el 95% de su facturación anual procede de proyectos desarrollados en el exterior.

El Grupo Ganaderos de Fuerteventura decidió dar el salto por necesidad. Ejerce su actividad en el sector primario y ha conseguido consolidarse en el exterior gracias a su queso Maxorata. De hecho, el producto semicurado pimentón de esta variedad es quien concentra el mayor volumen de exportación porque cuenta con la Denominación de Origen Protegida (DOP). Esteban Alberto Pérez, director general de la empresa, explica que en 1993, diez años después del nacimiento de la compañía, surge el primer contacto con la internacionalización. Fue gracias a la cadena de supermercados británica Tesco. Este grupo sintió atracción por el producto majorero por su singularidad y diferenciación. La presión por la guerra de precios en el mercado canario impulsó su apuesta por la calidad. La apertura al mercado global fue decisiva, además, en la consecución de una mayor seguridad alimentaria con certificados que así lo acreditan (ISO 9.000 e ISO 22.000).

Ahora cuenta con una base logística en Toledo y sus quesos se venden , a través de la colaboración de varios socios (partners), en Alemania, Londres, Francia, EE.UU, Japón, Australia, México y Canadá. Respecto al año anterior, las exportaciones de la compañía han crecido un 30% aunque el valor de las mismas representen apenas un 5% del global. La experiencia ha sido positiva, por lo que el Grupo Ganaderos de Fuerteventura seguirá incidiendo en la comercialización internacional de sus productos a través de la diferenciación.

El vino lanzaroteño de Bodegas Los Bermejos puede tomarse en Alemania, Polonia, Canadá y EE.UU. Precisamente en el mercado norteamericano es donde llevan más tiempo comercializando sus caldos. Ana de León, gerente de las bodegas, asegura que tras siete años de presencia en EE.UU. comenzaron a recoger los frutos. Su desembarco al otro lado del Atlántico fue por mera casualidad.

El distribuidor con el que trabajan probó el vino y planteó su introducción en este país. La gerente reconoce que abrirse a un mercado global requiere de un enorme esfuerzo para las compañías canarias, más aún cuando se trata de empresas asentadas en islas no capitalinas. "El coste logístico y los tiempos aumentan, una circunstancia que en ocasiones resulta difícil de entender por parte del distribuidor", sostiene.

Pero aunque la internacionalización se erige como un proceso lento y costoso, éste compensa por las ventajas que ofrecen en la diversificación de riesgos. "Hay que estar siempre innovando", explica De León, "porque no puedes ceñirte a un mercado local y a lo que en él suceda". Hasta el momento, el mercado canario aglutina cerca del 80% de su facturación y el resto se reparte entre la Península y el extranjero.

La empresa tinerfeña Open Canarias, especializada en servicios informáticos, lleva operando en las Islas desde 1996. Hace tres años apostó por mejorar la banca electrónica de Bancomer, la segunda entidad financiera más potente de las que operan en México, para lograr una mayor rendimiento. Antonio Estévez, director de Servicios de Ingeniería del Software, indica que la experiencia ha sido gratificante a pesar de la principal dificultad con la que se topa una empresa canaria cuando decide abrirse al mercado global: la insularidad.

Ésta barrera, entiende, puede superarse a través de una oferta competitiva y de calidad que se apoye en la colaboración con socios locales. De hecho, durante el pasado mes la empresa se desplazó al país azteca para buscar partners que faciliten su prestación de servicios.

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