Hizo públicas su aspiraciones delante de Cándido Méndez. ¿Qué le dijo él?
Le parece muy bien. Creo que el paso al frente que hemos dado ayuda a visualizar que en la UGT hay cantera y gente de todas las edades pueden concurrir al proceso de elegir secretario general.
Volviendo a la negativa tendencia de afiliación, poco ayuda ver a miembros del sindicato salpicados por casos como las tarjetas black
Ha quedado de manifiesto que es dañino, pero esta es una organización muy descentralizada y se da la circunstancia de que los órganos de garantías que deberían dar la primera respuesta a situaciones como estas eran los de referencia de las personas que han cometido las supuestas ilegalidades.
¿Qué quiere decir con eso?
Pues que la confederación, que es el órgano al que nos presentamos, ha tenido un margen de maniobra muy corto. Por eso sostengo que debemos dotarnos de una herramienta que pueda actuar de forma inmediata y suspenda de militancia de forma inmediata sin restar las garantías a los supuestos autores de los delitos. Tenemos que preservar la imagen del sindicato.
¿En qué medida depende el camino que puedan tomar del signo que tenga el nuevo Gobierno de España?
Estamos viendo dos vertientes bien diferencias, la que apuesta por la derogación total de la reforma laboral y la aplicación de un nuevo estatuto de los trabajadores que favorezca la negociación colectiva, y otra que prefiere mantener el marco actual e introduce cuestiones como el contrato único. La última nosotros no la vemos, porque se traduce en hacer temporales a todos los empleados y, aunque no se dice de esta manera, en abaratar el despido. Ya veremos lo que pasa a partir de hoy, pero lo que sí entendemos es que no debe afectarnos lo que ocurra. Tenemos reconocido nuestro papel en la Constitución Española y vamos a seguir existiendo. Será nuestra tarea, a través de los delegados y secciones sindicales, poder acompañar y respaldar a los trabajadores y que terminen confiando en UGT. En la atracción de afiliados, depende más de lo que nosotros hagamos que de lo que ocurra en las urnas
¿Con el actual marco laboral?
Estamos muy limitados. Además, nuestro país tiene una singularidad como es la existencia de muchas empresas pequeñas y medianas, lo que hace mucho más difícil la implantación sindical. Y a todo eso hay que sumarle que estamos experimentando un ataque muy importante contra la libertad sindical. Pero no me refiero solo a la legislación, sino a una cultura empresarial que aboga por acabar con los sindicatos. Eso es un error, porque unos buenos sindicatos en el seno de las empresas estimulan la productividad. A nosotros nos interesa que las empresas ganen tamaño y acompañar en los periodos de crisis con el objetivo de mantener el empleo. También que avancen la innovación tecnológica y la propia capitalización de la empresa, pero no exclusivamente a costa de las rentas del trabajo.
¿Ve posible que algún día les borren del mapa?
No, de hecho seguimos avanzando en presencia. En Canarias hemos conseguido la ley de participación institucional, que viene a dotar de financiación a las organizaciones sindicales más representativas y a las patronales. Eso nos da presencia en los órganos de discusión y nos permite elaborar informes con personas de prestigio. Antes, todo eso salía exclusivamente de las cuotas de los afiliados.
