El juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu ha dado carpetazo a la investigación contra los exdirectivos de Caja Madrid y Bankia que utilizaron las llamadas tarjetas black - opacas y al margen del control de Hacienda- y ve indicios de un posible delito y ha propuesto juzgar a los expresidentes de estas dos entidades, Rodrigo Rato y Miguel Blesa. El magistrado también plantea enjuiciar a otros 64 antiguos directivos.

Andreu concluye que los hechos investigados podrían ser constitutivos del delito de administración desleal, en el caso de los imputados que ocuparon cargos en los Consejos de Administración de ambas entidades (órganos que aprobaron el uso de los plásticos), y de apropiación indebida en el resto de directivos que las utilizaron. En su auto, asegura que el uso de las tarjetas "no tenía como finalidad los gastos de representación o gastos ligados con actividades profesionales, por lo que las cantidades dispuestas mediante su uso deberían de ser tratadas como retribuciones irregulares, dado que no tenían soporte contractual ni las cantidades recibidas eran declaradas a Hacienda.

Los directivos de Caja Madrid primero y luego Bankia cargaron entre 2003 y 2012 algo más de 15,5 millones de euros en gastos personales, gracias al uso de las tarjetas black. En su investigación judicial, iniciada en octubre de 2014, Andreu afirma que hay indicios de que los plásticos se emitieron "fuera del circuito normal", y que se convirtieron en un sistema que escapaba al control de la Agencia Tributaria. Sus titulares no tenían que justificar los cargos que realizaban, ni cuando retiraban dinero de un cajero automático. Además, los consejeros y ejecutivos disponían de otra tarjeta más. Esta sí, destinada a sus gastos de representación.

En concreto, en su auto el juez Andreu señala que la entrega de estas tarjetas "se convirtió en una remuneración irregular, de forma que, con un límite mensual según el cargo que ocupase su beneficiaron, se podía disponer de su saldo libremente, sin necesidad de justificar el concepto por el que se disponía, y todo ello teniendo en cuenta que, según informa Bankia, junto a estas las consejeros o ejecutivos disponían de otras tarjetas de empresa".

Para encontrar el origen de las tarjetas black Andreu se remonta al Consejo de Administración de Caja Madrid del 24 de mayo de 1988, en el que el entonces presidente, Jaime Terceiro, defendió la necesidad de "dignificar" la función de consejero y adaptar sus retribuciones a las de los directivos de otros bancos y cajas. Bajo la presidencia de Blesa (a partir de 1996), a pesar de la limitación del uso que tenían, las tarjetas se constituyeron como "una remuneración irregular", de forma que cada directivo podía disponer de su saldo libremente. Además, los consejeros y ejecutivos disponían de otra tarjeta de empresa.