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Más de 2.700 kilómetros para fin de año

Las uvas que tomarán los canarios con las campanadas proceden de Italia, Murcia y Alicante

Más de 2.700 kilómetros para fin de año

El fin de año llega mañana y todo está preparado para recibir 2016 con doce uvas al compás de las campanadas de media noche. Canarias no es ajena a esta tradición española, pero la insignificante producción de la uva de mesa en las Islas obliga a recurrir a los cultivos tardíos y lejanos. Los 10.174 kilogramos que se traen de uva italia, procedente de Piamonte, tienen que recorrer en barco una distancia de 2.765 kilómetros para llegar a tiempo a la capital grancanaria, punto desde el que se distribuye el producto por el resto de islas de la provincia oriental. En el caso de Santa Cruz de Tenerife, esta variedad tiene que cubrir 90 kilómetros más.

A punto de cerrar el mes, Mercalaspalmas ya ha comercializado 219.955 kilos de uvas, un 2,66% más que en diciembre del pasado ejercicio. La aledo blanca, cultivada en el municipio murciano de Totana y en la localidad alicantina del Valle del Vinalopó, a 1.680 y 1.780 kilómetros de distancia de Canarias, respectivamente, es la que más salida ha tenido en el mercado isleño. En total se han distribuido 93.597 kilos, 34.775 más que hace doce meses. Su precio, además, ha subido de forma considerable. Mientras que en diciembre de 2014 cada kilogramo de uva costaba 1,25 euros, el valor de la esta uva ascendió ayer hasta los 2,45 euros.

La segunda variedad más vendida, la uva blanca, también tiene su origen en Murcia. Más de 55.680 kilogramos se han canalizado en el mercado canario hasta el momento, una cantidad inferior a la registrada en el mismo período de 2014. El resto de variedades -red globe, negra e italia- suman, por su parte, más de 70.600 kilogramos.

Aunque no haya acuerdo sobre el origen concreto de esta costumbre, lo cierto es que en la época navideña impulsa las ventas de esta fruta. Existen dos versiones sobre la aparición de esta tradición. Una de ellas se remonta a1882, época en la que la burguesía festejaba con este producto y champán. Para ironizar con ese estilo de vida, un grupo de ciudadanos fueron ese año a la Puerta del Sol de Madrid a tomar doce uvas al son de las campanas de medianoche.

La otra corriente apunta a la necesidad de los viticultores murcianos y alicantinos de dar salida al excedente cultivado en 1909 como las ´uvas de la suerte´.

José Luis González, jefe de Servicio de Fomento y Promoción del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria, explica que en Canarias no se cultiva uva de mesa porque el agricultor no podría afrontar los costes que se derivan de esa actividad. "Las Islas tienen condiciones y capacidad para hacerlo fuera de temporada, pero no es rentable", sostiene. Luis López, presidente del Consejo Regulador del Vino de Gran Canaria, coincide en que el gasto ya se dispara por los cuidados que requieren los viñedos y el pequeño tamaño de las superficies. De ahí que, para su consumo como postre, se opte por los productos foráneos -suponen más del 80% de la cesta de la compra de frutas y verduras del Archipiélago-.

La vendimia canaria queda, pues, para la elaboración de vino. Pero es que, además, aunque abarca el periodo de tiempo más largo del hemisferio norte, comienza en julio -en Lanzarote- y finaliza a principios de noviembre -en La Palma y en Tenerife-. Igualmente, si el producto diera para abastecer a la población canaria, tampoco se llegaría a tiempo.

Ante tal perspectiva los productores optan por concentrarse en las 30 variedades de uva de vinificación de las Islas. Las más representativas son la listán blanco y la listán negro, que ocupan el 70% de la superficie cultivada. Esas son las más abundantes, pero son más importantes la baboso negro o la bujariego desde el punto de vista enológico. El vino que dan es de mayor calidad, pero las primeras se adaptan mejor al medio.

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