"Empecé a tientas, pero he visto que el mundo de la agricultura y ganadería ecológicas tiene futuro". Cuando José Fabelo se tituló como técnico de laboratorio y graduado en Trabajo Social no imaginaba que su futuro estuviese ligado al cultivo de la tierra y al cuidado de unas 50 cabras y ovejas. El destino y la crisis económica condujeron a este moyense de 36 años a vivir del campo tras varios años de trabajo y mucho sacrificio.
Con apenas 23 años empezó a trabajar en una empresa radicada en Arinaga que fabricaba productos para la agricultura con algas. En esa época comenzó a tener contacto con diferentes agricultores de la Isla. Ellos le transmitieron parte del conocimiento que atesoraban y le infundieron ilusión por este sector. Se suma, además, que una de sus abuelas era maestra quesera y que "en el día a día de la vida siempre se aprenden cosas".
Todos estos factores le impulsaron hace tres años a dar el paso y volcar su vida al mundo de la agricultura y ganadería. Y como él, en torno a un centener de jóvenes canarios retornan al campo cada año desde que comenzara la crisis.
"Este trabajo da rentabilidad porque no tienes tiempo para gastar el dinero", reconoce entre risas, "pero tienes que arriesgar mucho". Él hizo una apuesta a ciegas por un futuro que no sabía si iba a funcionar. Para iniciar esta nueva etapa de su vida le valió que la madre de su novia tenía unos terrenos en el barrio Rosales de Firgas. Allí pastorea a sus cabras y ovejas y cultiva parte de las verduras y hortalizas que comercializa.
Todos los días se levanta a las seis y media de la mañana para ir desde Arucas, lugar en el que reside, hasta el municipio firguense. Suelta a los animales para que campen a sus anchas por sus dominios y atiende todos sus cultivos. Si le da tiempo, almuerza, y si no, continúa con sus labores en la finca La Tedera, nombre con el que se conoce a su explotación, para proseguir con el reparto de los encargos.
Pero llegar a este punto no ha sido un camino fácil. Fabelo ha tenido que cumplir con toda la normativa que regula la ganadería y agricultura ecológicas para comenzar a tener ganancias. "Es un proceso muy largo porque tienes que coger primero el terreno y certificarlo como ecológico", sostiene. Aunque hace tres años se inició en este mundo, no fue hasta principios de 2015 cuando empezó a vender carne. Por eso reclama una mayor concienciación a la población sobre los costes adicionales que implican la conversión de un terreno convencional en ecológico y el cuidado del rebaño y los cultivos sin ningún tipo de antibióticos o químicos. "Piensan que es un producto muy caro, pero no es así si se conoce bien el proceso de producción", insiste el joven.
Para tratar de reducir costes,se unió a la cooperativa de agricultores ecológicos BioCanarias, que surte con sus productos varios colegios de la Isla. "Nos estamos organizando bien para tratar de tener una infraestructura logística", expone Fabelo. La idea es, según relata, que cada cual se especialice con el tiempo en lo que mejor se le da.
Pero esta cooperación no es el único paso que ha dado el moyense para hacerse un hueco en el sector primario. Por un lado, sacrifica a los animales por el rito musulmán (halal) para ampliar su espectro de clientes "y conseguir una carne más tierna y sabrosa". Por otro, ha ampliado las hectáreas de terreno para poder plantar más y está a la espera de conseguir los certificados necesarios para la venta de quesos ecológicos.
Fabelo es consciente de que la carga de trabajo que le viene es pesada, pero tiene claro que la agricultura y ganadería ecológicas son su apuesta para el futuro. "No tienes tiempo ni para vivir, pero si fuese un trabajo que no me gustase lo hubiese arrimado hace tiempo", concluye.
