La Provincia - Diario de Las Palmas

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Las 'startups' crecen a bajo ritmo a pesar del empleo destruido por la crisis

El 6,3% de los canarios tenían negocios propios al terminar 2013 y al año siguiente eran la mitad

Joel León, con su ordenador portátil en un parque de Las Palmas de Gran Canaria. QUIQUE CURBELO

Apartando la vista de los datos, podría entenderse que la destrucción de puestos de trabajo generada por la crisis ha disparado el autoempleo en las Islas, pero no es así. La tozudez de las cifras presentan un panorama en el que la tasa de actividad emprendedora (TEA) canaria es ahora más baja que en 2007. Esa sorpresa no significa que no proliferen proyectos con una alta carga innovadora gestados en el momento de un despido.

A sus 41 años, Joel León se quedó en paro tras 20 de trabajo, 18 de ellos en la misma agencia de publicidad. "En 48 horas me di cuenta de que estaba ante una gran oportunidad", afirma. En mayo celebrará el segundo cumpleaños de su nueva existencia y ya tiene en marcha dos proyectos para vivir y ahorrar de cara a la marcha a la universidad de su hijo, que hoy tiene once años.

Al finalizar 2013, el 6,3% de los canarios de entre 18 y 64 años habían tomado el camino de la emprendeduría y estaban involucrados en proyectos que tenían menos de cuatro años, según el GEM (Global Entrepreneurship Monitor) correspondiente a dicho año. El de 2014 está en proceso de convalidación, pero ya se avanza una caída a la mitad. No es la primera fluctuación de ese tamaño, pero lo que más llama la atención es que la TEA actual se aleja diametralmente de la que existía en 2011 (6,9%).

Más destrucción

La serie histórica revela que la crisis, más que crear autoempleo lo destruye o, quizá, que no todos los que arrancan su startup consiguen un éxito mínimo que les permita seguir adelante. Lo sabe bien Luis Hernáiz, quien a sus 28 años ha conocido el sabor del fracaso. "Me dio igual", afirma con rotundidad y expone ese maldito 65% de empresas que no logran superar el primer año de existencia. Además, este licenciado en Administración y Dirección de Empresas siempre tuvo claro que quería tener un proyecto laboral propio.

Hoy es el propietario de Canary Flash, una empresa de reparto a domicilio de la comida que elabora un nutrido grupo de restaurantes, entre los que se encuentran algunos de los mejores de la capital grancanaria. Acaban de cruzar el Rubicón del primer año de vida con crecimientos mensuales que oscilan entre el 15% y el 18%.

Si al principio les costó convencer a los establecimientos de la conveniencia de adherirse a su proyecto, hoy tienen lista de espera. Lo afirma Vanessa de Blas, la gerente de 32 años que vivió la caída del anterior negocio junto a Hernáiz. "Aprendimos mucho de aquello", afirma. Tanto que hoy ya tienen la mente puesta en futuros retos como saltar a Tenerife. "Queremos ser el servicio de comida a domicilio de todos los canarios", señala Hernáiz, quien aclara que eso no ocurrirá hasta que los crecimientos exponenciales que hoy acumulan terminen de consolidar los pilares de Canary Flash.

Siempre a la espera de la confirmación de los datos de 2014, el GEM señala que en ese ejercicio la tasa de actividad emprendedora canaria se colocó por debajo de la media española, mientras que en 2013 la superaba en más de un punto; un 6,3% en las Islas por el 5,2% del conjunto del Estado.

El esbozo estadístico del perfil del emprendedor en el Archipiélago describe a una persona de entre 35 y 44 años, integrada en una familia de cuatro personas, con estudios superiores e ingresos que no superan los 10.000 euros anuales. Lo que más llama la atención es la fuerte masculinización en este ámbito, con un 71,4% del total de emprendedores que son hombres.

De Blas rompió la tónica, porque cuando terminó su Ingeniería de Obras Públicas, y ante la falta de oportunidades en ese ámbito, decidió poner en marcha su propio negocio. Aquello no fue bien y a pesar de vivir otra vez en segunda línea un cierre, un día se vio en una cafetería junto a Luis Hernáiz apuntando en un papel las ideas que se les ocurrían para la puesta en marcha de Canary Flash.

El GEM señala también que quienes han tirado para adelante son muy consecuentes. La conveniencia o no de emprender y el miedo al fracaso no son obstáculos con la estadística en la mano. Solo el 27% admite soñar cada noche con la pesadilla de no llegar a buen puerto, mientras que el 88,9% se considera capacitado para poner en marcha su propio negocio.

La muestra toma solo iniciativas que no pasan de los 42 meses e incluso en ese delicado momento en el que toda la atención se vuelca en el bebé del que se pretende vivir, hay cabezas que no paran de bullir en busca de nuevas ideas. Casi cuatro de cada diez (38%) de quienes tienen entre manos una startup asegura haber detectado nuevas oportunidades que abordarán en cuestión de meses.

Aprovechar la oportunidad

Le ocurrió a Joel León tras poner en marcha Be the light. "En seis meses pasé de cobrar de la Seguridad Social a pagar yo", explica en referencia al primer proyecto que generó aprovechando el amplio bagaje profesional con que contaba: marketing on line, publicidad tradicional, gestión de los canales de reservas...

En ese proceso se encontró poniendo en órbita las reservas a través de la propia web de un hotel y gestionando sus redes sociales, y encontró un hueco para la innovación. Acaba de alumbrar Bunkia, empresa que ofrece a los hoteles de medio tamaño y apartamentos de tradición familiar la posibilidad de captar más clientela de manera directa a través de la Red.

Los turoperadores garantizan volumen de ocupación pero se quedan con la mitad de la facturación, las agencias de viajes on line (OTA´s como Booking o Tripadvisor) se ocupan además del marketing digital y trabajan con un porcentaje de entre el 15% y el 20%. Bunkia añade la gestión de las redes sociales, el branding (generación y desarrollo de la marca), la fidelización de clientes propios... Creó "valor añadido, ahí es donde hay que poner el foco", afirma. A eso, León añadió una buena dosis de competitividad cobrando el 15% de los ingresos que genera.

El nuevo rumbo que ha tomado su vida incluye un cambio total en el modo de trabajar. Alquila su espacio en CoworkingC, uno de los lugares con mayor concentración de startups tecnológicas -con amplia presencia internacional- de la capital grancanaria. "Es un hervidero, me nutro de la forma de trabajar de los nómadas digitales", señala en referencia a las personas que recorren todo el mundo con su ordenador portátil y laborando de manera remota. "Trabajar deslocalizado es muy importante para ser productivo y las herramientas lo permiten", señala.

Hasta hoy trabaja solo, si bien genera ingresos a una serie de colaboradores cuando la situación lo demanda. En Canary Flash la plantilla es más amplia. Acaymo Pérez tiene 34 años y un amplio conocimiento del reparto a domicilio, ámbito en el que trabajó, entre otros, para El Corte Inglés. Es el jefe logístico, el que se encarga de que todo esté a punto y cada motorista en su sitio para que nada falle. Como en todo comienzo también el suyo fue duro, pero las aristas se fueron limando. "Hoy servimos un pedido en Casablanca III en 20 o 25 minutos", afirma con orgullo.

La experiencia se confirma en este caso como la mejor aliada. En los inicios, "con trece pedidos se originaba un caos", afirma el propietario de la empresa de reparto a domicilio; ya son capaces de atender 150 en solo dos horas. "Podemos hacer cosas mejor o peor, pero lo que nunca puede deteriorarse es el servicio al cliente", desvela sobre la que es piedra angular del negocio.

Los problemas para arrancar la actividad siguen un patrón muy similar si no común a todos los casos. En el de Hernáiz se basó en lograr financiación. De todas las ayudas al emprendimiento que anuncian las administraciones no han "visto ni un céntimo", asegura.

La inversión inicial de Joel León no fue un problema. Sin embargo, tarifa plana de 50 euros al margen, halla "ridículo que se pague lo mismo se tengan o no ingresos", en referencia a la cuota mensual que ha de liquidarse a la Seguridad Social.

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