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Turismo Luces y sombras del sector

Hacer camas muy rápido y en precario

Un libro denuncia la sobrecarga de trabajo de las limpiadoras de los hoteles

Hacer camas muy rápido y en precario

Sobrecarga de trabajo, cada vez más contratos a tiempo parcial, fuerte impacto en su salud física y psíquica, desprofesionalización del sector y miedo a denunciar son las principales quejas de las limpiadoras de las habitaciones de los hoteles. Una precaria realidad, agravada por la crisis económica, que choca con el récord año tras año en la llegada de turistas y el incremento del gasto en pernoctaciones. Un sector, por tanto, con luces y sombras. El investigador Ernest Cañada da voz a mujeres invisibles para la mayoría de los huéspedes, pero cuya labor es esencial para el funcionamiento y la imagen de los establecimientos alojativos y también indirectamente de los destinos.

Cañada describe en el libro Las que limpian los hoteles. Historia ocultas de precariedad laboral las condiciones en la que trabajan casi 100.000 personas en toda España encargadas de ordenar y limpiar los dormitorios de estos complejos. Entrevistó a 80 camareras de pisos y seleccionó 26 testimonios representativos de un gremio que supone entre el 20% y el 30% de las plantillas hoteleras. Algunas prefirieron usar seudónimos.

Barcelona, Madrid, Gran Canaria, Tenerife, Valencia, Málaga y Mallorca constituyen algunos de los núcleos turísticos donde se detectan los problemas del colectivo.

Horas extras

El libro se enmarca dentro de una campaña mundial promovida por la federación sindical UITA (Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agricultura y Turismo) para revertir las malas condiciones que sufre este gremio.

Según Cañada, el contexto laboral actual está marcado por "una fuerte carga de trabajo y ritmos muy intensos". "Con el argumento de que hay que hacer un determinado número de habitaciones por jornada, en cálculos a todas luces imposibles de cumplir, se les imponen jornadas maratonianas por las que no cobran horas extras ni están cotizando en la Seguridad Social", explicó el coordinador de Alba Sud, centro de investigación y comunicación para el desarrollo.

A su juicio, "en el fondo hay un desprecio al trabajo de las limpiadoras", que soportan la degradación de sus condiciones contractuales y un aumento de contratos eventuales o a tiempo parcial.

A ello se une que con la crisis se eleva la productividad al máximo. La carga laboral se ha visto incrementada por la desaparición en general de los valets, hombres que ayudaban en el departamento de pisos llevando la ropa desde cada planta a la lavandería, sacando la ropa sucia o limpiando cristales.

Esta mayor presión influye en la salud de las empleadas, que padecen sobre todo dolores cervicales y lumbares, así como se registran más accidentes laborales.

Además, estas profesionales expresan a través del libro su malestar ante la imposibilidad de poder hacer bien su trabajo debido al ritmo y condiciones impuestas.

Otro hándicap es la externalización del servicio, que conlleva que una limpiadora que cobraba unos 1.100 euros de media al formar parte de la plantilla del hotel, pase a percibir alrededor de 700 euros de una subcontrata por la misma labor. En muchas ocasiones pueden llegar a cobrarse 2,5 euros por habitación.

Por el contrario, los sindicatos puntualizan que esta circunstancia no se da en Canarias donde los convenios colectivos del sector de la hostelería impiden la externalización de las camareras de pisos.

Entre las dificultades comunes de estas limpiadoras en el conjunto del país, Cañada subrayó que "se está extendiendo el miedo a hablar, a organizarse sindicalmente y a denunciar", por lo que "la precarización va en aumento". Lo que está ocurriendo "no es justo", a juicio de este investigador, que incide en que el sector turístico no sólo no está en crisis, sino que gana "muchos beneficios".

Ante ello, este investigador advirtió de que "para que haya un turismo de calidad tiene que haber un trabajo decente, si no es imposible".

En ello coincidió el secretario general e la Federación de Servicios para la Movilidad y el Consumo de UGT Canarias, Francisco González, que criticó que el importante auge en la llegada de visitantes, que superó los 13 millones en las Islas en 2015, no ha repercutido en una mejora del empleo. "No hemos recuperado los puestos de trabajo perdidos hace ocho años", señaló, al tiempo que apuntó que de 20.000 a 25.000 personas del sector se quedaron en la calle entre 2008 y 2009 en el Archipiélago.

Ahora el cartel de lleno en los hoteles no se corresponde con la creación de empleo, que apenas ha subido un 5%, protestó el dirigente sindical. Además, puso el acento en el "miedo atroz" de los trabajadores a denunciar por temor a ser despedidos y alertó de un alza de los accidentes laborales y enfermedades profesionales derivadas de la mayor carga de trabajo.

Por su parte, el secretario general de la Federación de Servicios de CC OO, Ignacio López, sostiene que las camareras de pisos en las Islas asumen una carga de trabajo diario "inasumible" y atribuyó a la reforma laboral, aprobada en 2012 por el PP, el empeoramiento en las condiciones de su tarea, ya que se observa un aumento de contratos a media jornada o por horas, que "realmente se superan, pero no se les recompensan". "Esta situación es alarmante", reiteró López, que insistió en la necesidad de cuidar un gremio del que depende la primera impresión del turista nada más abrir la puerta de su habitación.

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