Casi mes y medio después de las elecciones generales han comenzado las negociaciones para formar Gobierno, y lo hacen, con tantas dudas sobre su resultado como cuando finalizó el proceso electoral. Ante esta situación se han multiplicado los mensajes alarmistas sobre los problemas económicos y especialmente sobre la inversión, que generaría esta situación.

Barclays Bank, ING o Goldman Sachs han advertido sobre advertido del riesgo para las perspectivas económicas españolas y para el euro por el incierto panorama político. Goldman Sachs ha llegado a afirmar que "La incertidumbre política implícita va a pesar sobre la confianza de empresas y consumidores, y por ende en las perspectivas económicas". Pero en el lado contrario, el FMI y la Unión Europea han mejorado las perspectivas de crecimiento. El primero, en octubre de 2015 predecía un crecimiento económico para España del 2,5% para este año, en enero lo ha elevado hasta el 2,7%. La Unión Europea por su parte estimaba en noviembre que el PIB subiría un 2,7% este año, en febrero lo acaba de elevar hasta el 2,8%. ¿Quién tiene razón entonces en estas predicciones aparentemente contradictorias?

La importancia de los factores externos y de la duración de la incertidumbre

Ambos argumentos con resultados dispares parten de una argumentación correcta aunque parezca contradictorio. La incertidumbre siempre tiene impacto, ya que retrae nuevas inversiones e incluso puede que parte de la ya comprometida se pierda. A esto hay que unir el impacto sobre la prima de riesgo. La subida de la misma lleva a que el Estado pague más por sus emisiones de deuda y este incremento de coste retraiga de otros gastos necesarios o inversiones públicas. Todo ello tiene por supuesto un impacto sobre el crecimiento económico y el empleo, no hay duda de ello, pero de un impacto realmente impredecible.

Aunque algunos analistas evalúan el mismo en una caída de hasta medio punto en el PIB y la pérdida, o más bien, la no creación de 150.000 empleos, este supuesto llegaría si se cumpliera la peor de las hipótesis que pasan por no llegar a un acuerdo, que las nuevas elecciones fueran a finales de primavera, que su resultado fuera similar al actual en términos de pactos y que hasta el arranque de verano no se empezara a entablar otras difíciles negociaciones. Nueve meses o más con un Gobierno en funciones si generaría un claro impacto negativo. Pero hasta llegar a esta hipótesis pueden suceder muchos otros acontecimientos que limiten el impacto.

Pero por encima de los factores internos están los externos, las razones que han llevado a que el FMI y la UE apuesten por una mejora de perspectivas. España crecerá bastante menos que este año en medio de un contexto económico mundial lleno de incertidumbre. Estados Unidos sigue fuerte, pero ni la Unión Europea crece a pesar de las medidas de estímulo del Banco Central Europeo y sobretodo la situación de China deprime el crecimiento económico a nivel global. Con precios de materias primas muy bajos y empujando a la recesión a muchos países Iberoamericanos, donde sí hay una interconexión más clara con España.

Este impacto negativo a nivel global, en España tiene su lado bueno en el precio del petróleo. Nuestra dependencia energética hace que con un petróleo bajo la productividad suba y con ello la economía en todas sus variables, consumo e inversión. Por todo ello, tiene más impacto económico positivo un petróleo bajo que el negativo que traiga la incertidumbre política.

La tutela de Europa

Tampoco hay que olvidar el contrapeso que supone para España formar parte de la Unión Europea. Para lo bueno y para lo malo, formar parte de la UE supone perder soberanía económica. Esta misma semana ya hemos recibido una advertencia sobre el incumplimiento de los objetivos del déficit y la necesidad de un recorte de 8.300 millones de euros.

Esta misma semana, Syriza en Grecia se ha enfrentado a su tercera huelga general resultado de cómo, a pesar de su programa político y de llevar al país a un referéndum, no le ha quedado más remedio que llevar unas políticas económicas acordes a los dictámenes de la UE. Existe un claro contrapeso que siempre amortigua cualquier hipótesis por catastrofista que parezca.

Volviendo a la pregunta ¿Qué impacto tendrá la incertidumbre política? El resultado es ahora impredecible. Si no se consigue la gobernabilidad en un plazo moderado si tendrá impacto, dentro de un contexto internacional que marcará mucho más nuestro crecimiento que los propios problemas internos.