La Provincia - Diario de Las Palmas

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La precariedad laboral impide a cuatro de cada cinco jóvenes emanciparse

La menor tasa de independencia en Canarias se da entre los que tienen estudios primarios

Ibalia Báez, joven de 24 años, se emancipó en marzo de 2015. QUIQUE CURBELO

"El mundo se te cae encima cuando te das cuenta de que tienes que volver a la casa de tus padres porque no puedes afrontar tanto gasto". Iván González, de 28 años, tuvo que hacer las maletas para volver junto a su familia tras dos años de vida independiente. En Canarias, cuatro de cada cinco jóvenes entre 16 y 29 años convivía con sus padres durante el primer trimestre de 2015 y solo el 21,9% de 334.280 jóvenes (73.112) pudieron emanciparse, una tasa ligeramente superior a la de la media nacional (21, 5%), pero que experimenta en el Archipiélago una caída anual del 13,33%, según revela el último informe del Consejo de la Juventud de España.

El frágil posicionamiento en el mercado laboral, unido al alto coste de la vivienda, truncan las posibilidades de volar de forma definitiva del hogar familiar a los jóvenes. La crisis económica ha castigado con dureza a este sector de la población, obligando a muchos a emprender el camino de regreso a la casa de sus progenitores.

Es el caso de González quien, tras mudarse desde Telde a la capital grancanaria, ha tenido que pedir de nuevo cobijo a sus padres. "Se me acabó el contrato", lamenta, "y tuve que decirle a mi madre que me acogiera de nuevo; es algo bastante frustrante". Por eso reclama a las administraciones que impulsen el "empleo digno", un factor determinante para que "todos puedan hacer realidad su sueño de vivir de forma independiente".

Condiciones de trabajo

El informe señala que, a pesar de que Canarias es la segunda comunidad con mayor tasa de paro entre la población joven menor de 30 años, "las condiciones laborales del 29,5% del segmento ocupado mejoraron considerablemente con respecto al primer trimestre de 2014". En este sentido, el estudio subraya que el número de personas subocupadas por insuficientes horas de trabajo, sobrecualificadas y con contratos temporales cayó un 35,33% en el primer trimestre de 2015, por lo que eran 18.920 jóvenes los que se encontraban en esta situación. Sin embargo, la precariedad laboral continúa siendo palpable e impide a los menores de 30 años emanciparse.

El documento incide en que el nivel formativo de la población joven, con una edad inferior a los 30 años -menor que la del conjunto español-, también conduce a esta realidad. Cristino Celso, sociólogo de la Universidad de La Laguna y autor de diferentes investigaciones sobre la juventud en Canarias, afirma que en este último aspecto los datos son negativos, "lo que explica en cierta medida esa caída interanual". Así, los jóvenes con estudios primarios o inferiores presentan la tasa de independencia más baja de la comunidad, puesto que solo el 17,6% ha logrado emanciparse. La realidad cambia para aquellos que poseen estudios universitarios, ya que el 30,5% sí ha logrado partir del hogar familiar.

Ibalia Báez, de 24 años, se independizó en marzo del año pasado. Esta licenciada en Administración y Dirección de Empresas decidió vivir junto a su pareja tras varios años de relación. Uno de los motivos que les impulsó a dar el paso fue la posibilidad de residir cerca de sus lugares de trabajo. "Hacía un tiempo que habíamos empezado a trabajar y nuestros salarios nos permitían el cambio", explica la joven. Asegura que vivir fuera de la casa de los progenitores conlleva asumir mayores responsabilidades, pero sobre todo hacer frente a las dificultades económicas: "No te puedes permitir residir fuera si no tienes un trabajo medianamente estable o un salario mínimo que te ayude a vivir sin preocupaciones", señala. En este sentido, añade que si no estuviera con su novio no podría permitirse pagar un alquiler ni afrontar los gastos de vivir sola. "Quizás podría encontrar algún sitio más económico, pero sería mucho más complicado acarrear con todo", apunta. De hecho, en el informe se aprecia que el volumen de hogares unipersonales formado por jóvenes cayó hasta los 13.544 tras un descenso del 9,16% y se incide en que el precio medio de compraventa de la vivienda aumentó un 3,56%, con lo que alcanzó un importe de 130.270 euros.

Por provincias, destaca que en Santa Cruz de Tenerife el coste medio de acceso a la vivienda es menor, 124.090 euros, pero registra un crecimiento porcentual (4,09%) más alto que en la provincia oriental, donde el precio se estableció en los 136.430 euros tras un incremento del 3,28%.

Ese es, precisamente, uno de los motivos por los que Laura Peñate no ha podido independizarse. Esta tinerfeña de 29 años lamenta que el sueldo que percibe cada mes por dar clases particulares no le permita salir del nido materno. "Ni me lo planteo", asegura, "porque gano muy poco y no quiero hipotecar mi vida". Por eso acepta con resignación seguir residiendo junto a su madre. "Si pudiera me independizaría, pero ahora mismo es un objetivo inalcanzable".

Cristino Celso expone que la escasa emancipación que se da en el Archipiélago responde a esta "suma de dificultades". Pero el bajo nivel de estudios, el elevado precio de la vivienda, la baja inserción en el mercado de trabajo y la precariedad laboral de quienes sí han conseguido un empleo no son los únicos factores que explican esta situación. Bajo su punto de vista, un aspecto a tener en cuenta es que no todos los jóvenes canarios parten del mismo punto de salida. "Hay clases sociales", incide, "por lo que aquellos que tienen un mayor capital económico, social y cultural están en mejor lugar que otros que tengan un peor posicionamiento en la sociedad".

La picaresca juvenil es otro de los elementos sobre los que se sustenta esta baja tasa de emancipación. Y es que no todos los jóvenes quieren independizarse, sino que algunos prefieren seguir viviendo con sus padres. "Esto siempre ha sido una estrategia", esgrime el sociólogo, quien subraya que parte de la población joven ha optado por concentrar antes sus gastos en un coche, por ejemplo, que en una vivienda. Este rasgo característico se hizo más evidente, indica, en las zonas del sur de Tenerife y Gran Canaria y en las islas de Fuerteventura y Lanzarote durante las época de bonanza económica.

La apuesta por el alquiler frente a la compra es, también, otra de las tácticas empleadas por los jóvenes para emanciparse. "Es una estrategia relativamente novedosa, porque mientras que en el norte de Europa están acostumbrados a la movilidad, al joven canario le ha costado más moverse aunque sea por cuestiones laborales". No obstante, señala que este comportamiento ha variado por la crisis, por lo que algunos eligen emigrar a países europeos para labrarse un futuro como alternativa a la difícil situación laboral que atraviesa el Archipiélago. "Las generaciones de jóvenes de atrás lo hacían a Latinoamérica y ahora se hace a Alemania o Reino Unido", concluye.

El compendio de estos factores es lo que ha contribuido a que en 2014 el 37,5% de los canarios con menos de 30 años estaba en riesgo de exclusión social, mientras que del total de población juvenil inactiva (142.826 isleños), prácticamente la mitad se encontraba en situación de pobreza.

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