Las empresas familiares requieren de unos protocolos específicos que resuelvan los conflictos familiares que se producen a partir de la tercera generación y que terminan desembocando en la disolución de la sociedad. La profesora de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) e investigadora, María Katiuska Cabrera, ha asesorado a negocios gestionados por familias y explica que las dinámicas propias de esta situación condicionan el desarrollo de la empresa.
Para Cabrera es fundamental que haya una buena comunicación entre padres e hijos y entre éstos y las siguientes generaciones para evitar conflictos que, a la larga, afectan directamente al funcionamiento de la empresa. Por eso hay protocolos que prevén que los posibles conflictos que puedan surgir "se hablen a priori" para buscar fórmulas que sean respetadas por todos.
Las empresas familiares son un "pilar básico" para la economía, en opinión de esta profesora conocedora de las empresas familiares. Entre las ventajas que tienen sobre el resto de sociedades figuran una mayor fortaleza en torno al núcleo fundador del negocio, un capital más estable y un mayor compromiso en el mantenimiento de los puestos de trabajo. Cabrera destaca que este tipo de sociedades son "reservadas" y por eso tienen menos visibilidad mediática y social.
