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La falta de coordinación y su desfase lastran las políticas de empleo juvenil

La OCDE constata que España no prepara bien a los jóvenes para el mercado laboral

El presidente del Gobierno de Canarias, durante la inauguración del curso de FP 2015-2016. ANDRÉS CRUZ

España no prepara bien a sus jóvenes para el mercado laboral. Esta es la contundente conclusión a la que ha llegado la Organización para la Cooperación y el Desarollo Económico (OCDE) en su último informe, Política Educativa en Perspectiva 2015: hacer posibles las reformas. En él, la OCDE analizó los cambios educativos que han puesto en marcha diversos países desarrollados en los últimos años, entre ellos España, país al que recomienda, en sus conclusiones, "alinear mejor la educación y la formación".

En realidad, el informe del organismo internacional -que se presentó en Madrid hace escasos meses-, no viene más que a constatar lo que vienen cantando las estadísticas desde hace décadas: que la formación va por un lado y el mercado laboral por otro.

Un divorcio que la crisis elevó a drama nacional para la mitad de los jóvenes españoles y más del 65% de los jóvenes canarios. En 2007, 23.500 menores de 25 años estaban desempleados en las Islas. En 2013, la cifra ascendía ya a 56.600. En 2015, son más de 46.000 los jóvenes que siguen sin encontrar trabajo. Algunos se han ido, otros ni siquiera buscan ya empleo. Y pocos se han emancipado.

No es de extrañar, por ello, que el paro sea la primera de las preocupaciones que quita el sueño a los jóvenes de este país: el 66,5% así lo asegura. El resto de problemas nacionales, como la corrupción o el fraude, no están entre las prioridades de la mayoría de la población que tiene entre 16 y 24 años, pese a la que está cayendo.

Es, dicen, una generación desnortada, pero algunos estudios y datos evidencian que lo están no tanto porque la confusión sea un estado por el que hay que pasar a cierta edad, como por que tienen que aprender a desenvolverse en un auténtico laberinto socioeconómico. No ven la meta.

Así al menos se señala en uno de los pocos estudios que se ha centrado en medir el impacto de la formación en términos de empleabilidad. Las evaluaciones realizadas por la Fundación Tripartita para el Empleo -integrada por administración, empresas y sindicatos- son demoledoras: nueve de cada diez trabajadores consultados afirmaron que la formación que recibieron no les había servido para encontrar un empleo.

Y aún más: el documento ilustraba cómo los cursos de formación profesional que se siguen ofreciendo -172 títulos de FP- "se diseñaron en la España del boom inmobiliario" y de acuerdo con ese mapa se han seguido impartiendo "una cantidad absurda de cursos". Hasta marzo de 2015 no se aprobó una reforma urgente del Sistema de FP para el Empleo, que modifica en parte el mapa anterior. Aun así, los alumnos de FP encuentran más trabajo incluso que los universitarios, según el mapa elaborado por el Ministerio de Educación. El caso es que, con uno u otro título, siete de cada diez canarios aseguran tener una ocupación por debajo de su cualificación. Del mismo modo que, a su vez, los empresarios afirman tener dificultades para contratar a personal cualificado. Esta paradoja del mercado lo único que hace es poner en evidencia que el principal problema del empleo juvenil es la estructura del mercado laboral español. O dicho en palabras de la OCDE: España no prepara bien a sus jóvenes para trabajar.

El caso es que la FP lleva años sometida a una especie de reforma continua que no termina de cuajar. El Gobierno de Canarias trabaja, de nuevo, en la suya. En esta ocasión, el modelo a seguir es el País Vasco, cuyo sistema se acerca más a la famosa FP dual alemana. Quiere, en definitiva, que los más de 38.500 alumnos canarios que estudian formación profesional realicen prácticas en las empresas y se integren en el mercado laboral por esta vía. La diferencia fundamental es que la FP vasca cuenta con profesores en reciclaje continuo y aulas dotadas con la última tecnología, mientras en Canarias una parte del profesorado está anquilosado y las clases se ofrecen en condiciones muy precarias en muchos centros. Así, el CIFP San Cristóbal ha denunciado que no tiene siquiera alimentos para cocinar en su módulo de hostelería.

La FP que se imparte en Canarias está, además, tan poco adaptada al mercado laboral y a las expectativas de los jóvenes, que más de 10.000 aspirantes se quedaron sin plaza este curso porque el 88% de las solicitudes se concentraron en diez de las 24 familias profesionales que se imparten en las Islas.

Los recursos, pues, no sólo son pocos, sino que siguen estando obsoletos, porque las actuales políticas de empleo se siguen elaborando sobre criterios viejos. No es de extrañar que, por todo ello, hasta el 70% de los jóvenes califique su situación de "mala o muy mala".

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