Las Bolsas europeas, golpeadas desde que comenzó el año por el temor a una ralentización e incluso recesión en varias áreas del mundo, protagonizaron ayer su segunda sesión consecutiva al alza -tras la vivida el viernes- y lo hicieron con brío.

En ello fueron decisivos la remontada de la bolsa de Tokio (el índice Nikei avanzó el 7%), la resistencia de los mercados chinos (sólo cedieron el 0,6% tras una semana de inactividad), la subida del petróleo (se volvió a rumorear un recorte de la producción, lo que Rusia desmintió tras el cierre de las Bolsas), la calma en torno a la banca europea por el anuncio de Deustche Bank el viernes de que recomprará deuda propia para recuperar la confianza del mercado en su solvencia, y la vuelta de los inversores oportunistas, dispuestos a aprovechar los bajos precios en los parqués.

El índice selectivo español Ibex 35 se apreció el 3,26% (su segunda mayor subida en lo que va de 2016) y recuperó los 8.179 puntos, aunque aún sigue el 14,3% por debajo de como comenzó el año. Madrid lideró las subidas de las grandes plazas europeas: Milán avanzó el 3,19%; París, el 3,01; Fráncfort, el 2,67%; Londres, el 2,04.

Todos los valores del Ibex cerraron en positivo. Destacaron las subidas de Acerinox y Arcelor-Mittal, valores muy castigados cuando se hunden las materias primas. La banca también se vio impulsada entre el 2,91 y el 4,85%.

La intervención ayer del presidente del BCE (Mario Draghi dijo que "no dudará" en actuar si es preciso) atenuó el avance de los parqués en el tramo final de la sesión porque los inversores esperaban más concreción ante la reunión de marzo en la que el Eurobanco decidirá si aumenta su ofensiva monetaria.

La contundente subida de Tokio, que animó a las Bolsas europeas, se produjo paradójicamente pese a que ayer se supo que su economía volvió a recaer y se contrajo el 1,4% en el último trimestre de 2015. El retroceso obedece a una caída del consumo interno y de las exportaciones. Y en este último factor reside la explicación de que ayer el Niklei se disparara el 7%. El cierre en verde de Nueva York el viernes y el leve recorte de las Bolsas chinas -mucho menor de lo que se temía- alejaron -al menos de momento- el miedo a una recesión global. Aún fue más decisiva la depreciación del yen (la moneda nipona), cuyo reciente encarecimiento, pese a la gran expansión monetaria del Banco de Japón, estaba penalizando a las exportaciones y al PIB del país.