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Tras el rescate, Irlanda anima ya a sus emigrantes a regresar

Es el país de la UE que más crece y aspira a alcanzar el pleno empleo en 2018

Tras el rescate, Irlanda anima ya a sus emigrantes a regresar

Irlanda, el país que más crece en la Unión Europea tras sufrir una crisis similar a la de Grecia, de la que tuvo que ser rescatada por la UE y el FMI con 85.000 millones de euros en 2010, anima ya a quienes se vieron obligados a salir de forma masiva del país en busca de un futuro mejor a volver a su tierra para ocupar los miles de puestos de trabajo creados gracias a una férrea política de austeridad, al aumento de las exportaciones y a un régimen fiscal privilegiado que ha atraído a su territorio a las principales empresas del mundo de sectores de alto valor añadido como las tecnológicas, las farmacéuticas y las químicas. Su meta es alcanzar el pleno empleo en 2018.

Irlanda, la isla verde cuyo símbolo es un trébol, sufrió una crisis brutal propia del nuevo rico co-mo consecuencia de una burbu-ja del ladrillo que multiplicó por cuatro los precios entre 1990 y 2010, traducida en megaproyectos delirantes financiados artificialmente con dinero barato y volvió a la pobreza tras el fallido milagro irlandés experimenta- do durante la década 1990-2000. Las consecuencias las pagaron muchos irlandeses que se fueron al paro, sufrieron rebajas salariales y en sus pensiones del 30%, o emigraron. Casi 30.000 personas dejaron el país de cuatro millo-nes y medio de habitantes entre abril de 2009 y 2010.

La agonía de esta crisis hizo rememorar a los irlandeses los ya olvidados años de la Gran Hambruna de la Patata de 1845 y se echaron a las calles de Dublín para expresar su disgusto durante los primeros meses de 2009.

Las duras y polémicas medidas de austeridad aplicadas han dado resultado, según la versión oficial de las autoridades irlandesas. La tasa de paro bajó del 15,1% de 2012 al 8,6% el pasado mes de enero, un porcentaje ya inferior a la media del la eurozona, que se sitúa en el 10,5%. "La creación de empleo a raíz de las inversiones extranjeras en el país no deja de crecer", celebra el número dos de la Embajada de Irlanda en Madrid, David Bruck, quien insiste en que desde diciembre de 2015, el Gobierno de Dublín no escatima esfuerzos para convencer a la diáspora irlandesa de que puede volver a la isla con la promesa de que merecerá la pena. "Numerosos estudios independientes sitúan a nuestro país como el primero de la eurozona en facilidad para hacer negocios, el primero del mundo por la flexibilidad y adaptabilidad de su mano de obra y también por su disponibilidad de trabajadores especializados".

La espectacular recuperación económica del país ha sido aprovechada por su primer ministro, el conservador Enda Kenny, pa- ra anunciar la disolución del Parlamento y tratar de capitalizar electoralmente el éxito de su ba-talla contra el paro, que ha descendido a mínimos históricos desde 2008 así como el despegue de una economía que tuvo que pasar el trago de ser rescatada con 50.000 millones de euros para las cuentas del Estado y 35.000 millones de euros para los bancos por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a finales de 2010.

La economía irlandesa creció un 5,2% en 2014, y alcanzó el 6,2% en 2015, la más alta tasa de crecimiento en la UE en ambos años. El aumento de las exportaciones al Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea ha sido la principal fuerza conductora de este progreso, según Bruck, quien añade que los niveles de exportación están en un máximo histórico, "bastante superior al pico precrisis en 2007". Las exportaciones, especialmente tecnológicas son ahora la principal fortaleza de Irlanda, cuyo sector exterior representa el 106% del PIB, mientras que el de España es del 30% y están creciendo más del doble que las importaciones.

Por otra parte, la demanda interna contribuye también a este segundo milagro porque la confianza del consumidor crece cada día.

Irlanda fue el primer país de la zona euro que entró en recesión y el segundo que pidió el rescate tras Grecia. Salió oficialmente de la tutela de la Troika en diciembre de 2013. "Los ajustes que hicimos marcaron, como en España, a los ciudadanos", reconoce el diplomático de la Embajada de Irlanda en España, convencido no obstante de que los irlandeses tienen ya muy claro que la recuperación es un hecho. Muestran más confianza que hace dos años y están decididos a no repetir los errores del pasado para no sufrir una crisis tan dramática como la de 2008.

Irlanda se vio obligada a articular un reajuste presupuestario de casi 30.000 millones de euros desde 2008, el equivalente al 18,9% de su Producto Interior Bruto. El déficit estatal general se ha reducido desde más del 30% del PIB en 2010 al 1,5% del PIB en 2015. "Gracias en parte a estos reajustes, Irlanda ha vuelto con éxito al mercado de bonos, y la deuda es considerada inversión por las mayores agencias de rating", presume David Bruck antes de reconocer que aunque esos niveles de deuda aún son altos, "ya han tocado techo y se reducen cada día con unas tasas de préstamo tan bajas que nunca se habían visto antes". La deuda exterior cayó del 120% del PIB en 2013 a un 97% en la actualidad.

Una vez oxigenadas las arcas públicas, el capital extranjero regresó a un Tigre Celta más barato y competitivo que conserva sus polémicas ventajas fiscales. Con un impuesto de sociedades del 12,5 % -muy criticado por sus socios europeos, donde la media es del 25,3%, y por dirigentes estadounidenses demócratas y republicanos como Obama, Clinton y Trump- ha atraído a los gigantes farmacéuticos como Pfizer o Allegran e informáticos como Google, Apple o Facebook. "Irlanda no fomenta transacciones que no supongan beneficios reales tales como la creación de empleo e inversión en su economía", se defienden sus diplomáticos en Madrid, desde donde precisan que su Gobierno no acepta la implantación en territorio irlandés de empresas fantasma.

"Un impuesto de sociedades competitivo es una herramienta para mitigar las limitaciones económicas que conlleva ser un país periférico, que compite con países centrales más grandes", argumenta Bruck. El 12,5% es uno de los impuestos de sociedades más bajos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

El despertar del Tigre Celta es un hecho. Su crecimiento es similar al que experimenta China, país al que los irlandeses miran con el rabillo del ojo conscientes de que una crisis china podría frenar su progreso. Tienen no obstante bastante camino por recorrer porque sus servicios públicos, especialmente la sanidad y los transportes, son muy deficientes.

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