Más de 2.000 millones de dólares invertidos y 430 científicos para conseguir el cigarrillo del futuro, aquel que conservará el sabor de la nicotina pero que no será nocivo para la salud del fumador. La compañía Philip Morris International (PMI) busca convulsionar la industria del tabaco con proyectos y dispositivos que pueden dar un vuelco al eslogan "el tabaco mata", tan habitual en las cajetillas y que la reciente directiva aprobada por la UE impone que ocupe la mayor parte del espacio del cartón.

Philip Morris no ha escatimado en medios para reinventarse. Por eso en 2009 abrió un centro vanguardista de I+D en la ciudad suiza de Neuchatel. Allí trabajan más de 400 científicos en una estructura de cristal denominada El Cubo, con el fin de producir un cigarrillo que sepa a tabaco para los fumadores más exigentes pero que no sea nocivo para la salud.

Expertos en biología, química, matemáticas, informática, ingeniería de alimentos y regulación, entre otras 39 disciplinas, trabajan de forma confidencial en lo que se denomina "productos de riesgo reducido", en el intento de encontrar el producto ideal para los fumadores del futuro.

La base de la investigación es que el problema no está en la nicotina sino en la combustión. El dispositivo iQOS es la primera criatura que sale de este proceso pero no será la última, ya que se trabaja hasta en cuatro productos distintos: dos que utilizan diferentes innovaciones para calentar en lugar de quemar el tabaco y dos de vapor electrónicos que no contienen tabaco.

El iQOS tiene una unidad en forma de bolígrafo en la cual se calienta el tabaco a 250 grados centígrados, a diferencia de los 800 grados de un cigarrillo convencional, evitando así la combustión y la producción de humo y ceniza.

Mientras siguen los trabajos en el cantón suizo, el nuevo dispositivo ya se está comercializando tras las pruebas piloto realizadas a finales de 2014 en Japón e Italia. A partir de este año la compañía quiere expandir este producto y España es uno de los países a los que llegará, incluyendo Canarias. El objetivo es que su comercialización crezca de forma progresiva y que en un periodo de entre cinco y 10 años los cigarrillos del futuro constituyan hasta el 15% de su oferta.

PMI defiende el desarrollo de alternativas más seguras para los que quieren seguir fumando o no logran dejar de hacerlo, una población que se calcula en unas 1.000 millones de personas.

Datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que cada año cerca de seis millones de personas mueren por alguna enfermedad relacionada con el tabaco, mientras que el 90% de los fumadores que intenta dejarlo sin ayuda recaen.

Los científicos que trabajan para la multinacional tabaquera aseguran que la nicotina no es la causa principal de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo, sino los componentes químicos que se generan cuando se enciende el cigarrillo. Por eso se trabaja en la reducción o eliminación de la fomación de estos componentes de la combustión.